YA APARECIERON
Llegó mayo y con el trae a la pitaya, esa fruta milagrosa del desierto que regala un sabor inigualable por su frescura y humedad, en este mes en que el sol abrazador no tiene misericordia de los seres que habitan esta tierra y los va disecando, volviéndolos pasas.
Presente que el desierto nos tiene reservado a todos aquellos que habitamos en él, esas frutas tan deliciosas, que adornan a los cactus de tallos columnares.
Hoy por sorpresa sin esperármelo me trajeron de regalo, los primeros de este año.
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Enseguida lo partí, apareció esa pulpa púrpura fuerte con cientos de puntitos negros, los ojos se abrieron grandotes frente al deslumbre de color, una cuchara comencé a hundir en ella, mientras el cuerpo parecía que se relamía por tenerlo ya dentro de la boca, tomé un pedacito, lo acerqué a ella, inmediatamente empezó a deshacerse, ese sabor dulce y muy jugoso deleitaba a las papilas gustativas.
El cuerpo se apoderaba de una gran alegría, reaccionaba frente a ese shock vitamínico que le llegaba.
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Son frutos pequeños de forma variable, ovoides, redondos, globosos, están cubiertos por una cáscara delgada con pequeños anillos de espinas, que van desapareciendo a medida que el fruto madura.
Hay de diferentes colores de pulpa, blanca, morada, roja, amarillenta.
En México, la pitaya se produce desde épocas prehispánicas, de hecho, sus hallazgos se remontan hasta los años 6,500 A.C. La cultura mixteca que es una de las que habitó estos parajes, aprovechó la planta para diferentes usos pero el que predominó fue como producto alimenticio.
La pitaya y la pitahaya, mucho más atractiva por fuera, que es su pariente, salvo que no tiene espinas a pesar de salir de un cactus, contienen propiedades nutritivas, vitaminas C, B (B1 o tiamina, B3 o niacina y B2 o rivoflavina), potasio, hierro, calcio y fósforo, además de ser bajas en calorías y de ayudar a la digestión por ser ricas en fibra.
Es comúnmente utilizada para tratar la anemia por su aporte rico en Vitaminas (A, B, C) y minerales (Hierro,Calcio, Fósforo).
Sus antioxidantes ayudan a retrasar el envejecimiento celular y lucir una piel más saludable, pues además estimula la producción de colágeno, con lo que aparte aporta beneficios a las uñas, dientes, huesos y cabello.
La cantidad de fibra y agua que contiene y los ácidos grasos de la semilla mejoran el funcionamiento intestinal.
Baja los niveles de azúcar en sangre, estimula la producción de glóbulos y plaquetas.
Mejora la visión y relaja el sistema nervioso.
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Desde épocas precolombinas fue utilizada en la creación de aguas refrescantes, tizanas y dulces, a medida que el tiempo iba pasando se incrementaba su uso en repostería como mermeladas, gelatinas, tartas, helados, y muchos otros que cada pueblo ha ido descubriendo.
Sin lugar a dudas, es uno de los sabores del desierto, una gran delicia que se extiende por la mayor parte de América.
Cuentan que cuando los conquistadores españoles llegaron quedaron muy sorprendidos de ver estas plantas con muchas espinas que crecían en condiciones de una gran aridez, pero más se sorprendieron cuando vieron a los nativos tomar el fruto, partirlo y comerlo.
Decidieron probarlo y se llevaron una muy grata experiencia al descubrir ese sabor fresco y dulce, que no podían decir que les recordara algún otro que hubieran comido en su vida.
La comenzaron a llamar pitaya, que era un nombre antillano.
Florece como un mes antes de que de sus frutos, hay con flores blancas, amarillas o de un rosado tenue, aparecen en la parte superior de los brazos del cactus.
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Sus flores son hermosas, como la mayor parte de las que adornan el desierto con sus diferentes tamaños, formas y colores, muchas de ellas muy simples y sencillas, sin embargo, con su fragancia atraen a sus polinizadores y perfuman su espacio.
Como abren en la noche quienes la suelen polinizar son los murciélagos magueyeros, que están preparados para ello, a través de unos hocicos largos que han desarrollado.
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También algunas veces los colibríes en las primeras horas de la mañana se acercan a ellas y mientras liban el néctar para tener un dulce despertar, toman del polen para polinizar.
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Dentro de poco se le sumará la pitahaya otra de esas frutas que parecen de otro mundo, que vienen a llenar de vida y tonalidades a todo su alrededor, dando ese detalle luminoso a la uniformidad que en general se encuentra en este ambiente.
MÉXICO
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Agradezco las fotos tomadas de internet
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

Gracias por rebloguear, saludos
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¡Qué rica la pitaya! Me recuerda tanto a mi mamá!
Qué delicias saboreas Themis,
¿Me guardas una?
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Sí, te guardo una, no te tardes mucho pues no son de larga duración, un abrazo
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A mi me deja de piedra como esta bien organizada nuestra naturaleza , en todas las partes del mundo en el norte y en el sur en las montañas y en desierto hay plantas que aportan a un ser vivo todo lo que el necesita , podríamos vivir sanos y fuertes aprovechando solamente lo que nos regala la naturaleza , pero lo matamos, modificamos , despreciamos y poco a poco nos acercamos a un desastre por ser tan nefastos. Un abrazo, a propósito, he probado pitaya , riquísimo. Se llama aquí en España «La fruta del dragón».
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La Naturaleza es prodigiosa y cuando aun los lugares están dentro de lo que cabe, salvajes te dan todo lo que necesitas para todo el año y para los cambios. La lástima es que se ha perdido y bueno, ahora todo se compra.
Lo que comiste es la pitahaya que tambien se le conoce como «la fruta del dragón», esa es la que va a venir ahora, esta es como prima hermana y el la pitaya, aunque a veces los nombres se confunden. Una delicia, a mi es la que más me gusta. Un abrazo
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Una delicia la Pitaya, y qué bien lo describes, Themis. La probé en uno de mis viajes, y no podía entender cómo el desierto nos regalara tal delicia. Gracias, por tu excepcional trabajo y por la búsqueda de las fotos. Mi abrazo. Feliz semana.
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El desierto tiene muchos frutos no solo deliciosos sino muy nutritivos para los tiempos de mucho calor, te reponen minerales, vitaminas, sales y antooxidantes. Es increíble pues rompe nuestros preconceptos. Gracias Julie, un abrazo
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