El día había amanecido hermoso, despejado, parecía que se había engalanado para el festejo, que a todos ponía muy alegre, iba a bajar el espíritu para proteger a los niños en sus estudios y en sus labores, eran momentos muy esperados, que llenaban de regocijo al alma.
Ni un atisbo de lluvia se veía en el panorama por lo menos por unas buenas horas, pues en la noche quién sabía con eso de que el tiempo estaba bastante loco y ya era muy difícil el predecirlo pues andaba para donde quería y con eso que había cambiado las señales con las que se comunicaba con la gente, estaba muy dificultoso el saber cómo se iba a comportar.
Había que aprender de nuevo si se quería saber para dónde iba a agarrar, pues parecía que no tenía ningún sentido sin embargo eso no era verdad, había que encontrarlo, lo único que había sucedido era que lo había cambiado y cuando eso sucede todo se da vueltas y ya lo que era, no es.
Cosas extrañas que mostraban los Cielos.
El ser humano tenía que volver a encontrar el sentido, sino él se perdería, era lo único que quedaba: dar una dirección, hacia donde y que situaciones había que corregir para volver a llegar a un entendimiento pues la cosa ya se estaba poniendo muy difícil.
Dentro de la comunidad todos los años se bendecían a los niños, a los que iban a la escuela, los que ya participaban de una educación comunitaria y elegían para hacerlo el día de la Independencia de México.
Este año no todos los niños participaban solo los que no estaban con gobierno que seguían manteniendo sus costumbres, los otros quién sabe cuando lo harían si lo seguirían haciendo, con eso que todo estaba cambiando.
Poco a poco fueron llegando las madres con los niños los cuales venían todos con su vela y sus flores en la mano, mientras los chicos se sentaron en las escaleras o andaban dando vueltas por los alrededores, ellas entraron y se fueron acomodando dentro de la Iglesia.
En la Iglesia las mujeres se sentaban del lado derecho y los hombres del izquierdo, los niños andaban por donde querían igual que los perros que generalmente no faltaba alguno que se metía dentro.
Los hombres solían permanecer fuera hasta momentos antes de que se comenzara con la ceremonia, salvo aquellos que tenían alguna función, el tuhunel, guía espiritual, los principales los de mayor edad y conocimiento en la comunidad, los músicos.
Empezaban preparando el ambiente para recibir el momento y que todo estuviera conectado con el Espíritu para de esa forma fuera más fácil que llegara y recibiera a todos los humanos.
Habían realizado los arreglos florales, para este día colocado la bandera de México y en vez de tener el símbolo característico del águila parada en un nopal con una serpiente en su pico, ahí se encontraba la Virgen de Guadalupe, la Virgen Morena, la Madre Tierra a la cual todos veneraban.
Todo estaba adornado con flores, había tocado una muy buena época donde florecían por todas partes, con una variación increíble y sobre todo estaban grandes se podían aprovechar para hacer muchos diseños con ellas.
Afuera los niños llegaban y se comenzaron a formar en una fila las niñas y en otra los varones, entrarían a la Iglesia juntos.
Dos de las niñas más grandes encabezaban la entrada, guiando a los pequeños que venían detrás.
Parte de los principales les iban prendiendo la vela que traían, la que llevaría la luz a todos los altares de las casas.
Otros juntos al tuhunel, guía espiritual de la comunidad, los esperaban al pie de la ofrenda para comenzar con la ceremonia.
Uno de los niños pequeños, los cuales eran los dueños del recinto y podían comportarse de la forma que quisieran, se tiró delante de las velas y desde ese lugar fue siguiendo la ceremonia. Nadie lo perturbo o acaso: ¿no es de ellos el Reino de los Cielos?.
Los más grandecitos, los que iban a ser bendecidos y que por primera vez lo harían observaban con total sorpresa lo que sucedía a su alrededor, sintiendo la vibración que emanaba el evento en el cual estaban inmersos.
Una de las niñas mayores había logrado hacerse eco del instante y se dejaba llevar por esa fuerza espiritual que brotaba a su alrededor y con una mirada enfocada hacia dentro seguía las palabras que en su lengua se hablaba.
Así poco a poco se fue terminando la ceremonia, la ofrenda se veía más hermosa con el agual pintado por las muchachas que cuidaban la Iglesia.
Todos fueron saliendo para dar paso a la segunda parte en donde se hablaría del día cívico que se estaba festejando, donde habían preparado un número para demostrar la importancia de la unidad, con la cual nadie puede contra ella cuando es verdadera.
CONTINUARÁ…..
Sureste de México
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Gracias Themis, parece que para alcanzar lo moderno, lo individual, hay que emprender un camino que nadie sabe adonde lleva, dejando atrás el profundo fondo cultural y espiritual que ha sido el apoyo principal para comunidades que han sobrevivido durante milenios. Un abrazo.
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Así es Carlos, nada que ver con lo que ellos traían y fueron educados, sin embargo ahí está el progreso, aunque se pierde una parte fundamental de la paz de corazón. Un abrazo
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Muy bonita ceremonia.
Me gusta ese niño tumbado, bueno, me gustan casi todos los niños, su espontaneidad, su pureza.
Un abrazo, Themis
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Hermosa muy simple y sencilla y esos niños
que se tiran al piso y están en su mundo mirando todo desde otra perspectiva daban una nota especial. Siempre me llamaron la atención, pues generalmente en las ciudades tienen que super comportarse. Un abrazo
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