LOS HABITANTES DEL SUELO
Mientras que desde arriba nos miraban esa camada de gatitos nacidos en el techo de una madre negra que no los desatendía y estaba al pendiente, abajo, en el suelo, llegaron las arrieras, aquellas que hace un muy buen tiempo andaban por el patio como si fuera su casa, dejaban a la enredadera pelada, peladita, como si trabajara para ellas.
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La pobre se le veía que no las aguantaba mucho, pues en una sola noche la desnudaban y ella que estaba tan acostumbrada a vestirse de un verde brillante y regalar al mundo sus flores blancas como estrellitas, que lanzaban a los aires ese perfume dulzón y embriagador, que hacía que el alma de quien estuviera cerca de ella como borrachito olvidara por un rato lo que lo afligía y hechizado por esa aromaterapia natural descubriera otro sentir dentro de sí mismo y cambiara la química cerebral.
Fue subiendo, subiendo en busca de ese techo que en una parte parece el refugio de todos los desvalidos y como si quisiera engañar fue secando a ese tronco que quedó ahí como abandonado, al igual que todas las ramas que estaban sobre el cemento.
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Ya no está por los suelos, ahora anda por los cielos, así es la vida, unos se van y otros llegan, hay que aprender el arte, el arte para sobrevivir, ese que los humanos deberíamos empezar a estudiar pues los tiempos que se avecinan cuando los depredadores andan en ascenso, serán difíciles y bueno….mejor es dejarlo ahí, más allá no nos aferremos si hay que cambiar de posición y eso sí, despertemos, pues no tenemos superhéroes y los supervillanos están llegando al mundo, como el Joker y Company, con su cara de payaso y que le gusta hacer chistes y bromas y jugar con todos, hacerlos sufrir y tenerlos en vilo como hace el gato con el ratón, pues el destino manifiesto se los permite y ellos serán los dueños, eso sí, hay que volverse la piedrita en sus zapatos o como hizo la enredadera elevarnos un poquito, achicar el cinturón y dejarlo que se encierre en sí mismo y explote en su propia salsa, aprender de los chinos con su paciencia.
Llegaron las arrieras, también las pobres con tanta lluvia a lo bobeta, imagino que ya no sabían para donde ir, pero por otro lado mirándolas podíamos ver que eran fuerzas especiales, sin drones, que habían descubierto ese elixir que se les ponía a otros de los consentidos en este patio, pues no solo son las tortolitas, los mamboretá como le llaman en guaraní, o Tatadios como se conocen en el sur o las Mantis Religiosas, esos seres enigmáticos y que guardan en sí mismo esa actitud zen, el arte de la concentración y el tiro certero en la caza que se lo lanzan a todo aquel descuidado que anda por este mundo engolosinándose como adicto, con el cebo que se le tiende para que esto suceda.
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Así fue, se les ponía en las plantas en las que se camuflaban, pintándose del color que les correspondía, las cáscaras de las frutas o pedacitos de ellas, y con ello las tan «jambadas» moscas se le acercaban y deseosas de ese jugo que absorbían y que como drogadictas no podían desprenderse de él, como algunos con el fentanilo, ellas, las mantis que ahí aguardaban volviéndose estatuas, en un movimiento infalible, ¡Chas!, se les arrojaban y las agarraban y era el momento de deglutirlas.
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Era tal la velocidad que no se le percibía, por más que como ellas, muy buenas maestras hay que decir, enseñaban ese arte de estar concentrados sin perder de vista a todo lo que se movía alrededor, pues apenas se les acercaba ellas miraban fijo al objeto de ese acercamiento como queriendo detenerlo con esa mirada extraterrestre que en cierta forma da miedo y es tan pero tan de autoridad, del que domina el entorno con esa vibra que lanza, que lo deja quietito, quietecito, hasta que se vuelve una estatua también y se intenta ver cómo hace esa atrapada cuando caza y si es posible captarla en una imagen. Hasta ahora imposible, hasta de verlo sencillamente…
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Eso fue lo que pasó, las arrieras atraídas por esos elixires, la cáscara del plátano bien madurito y ni se diga la del mango y claro quién puede no tentarse con él, muy alineaditas, comenzaron a subir para llegar a él, y junto a las moscas se lo disputaban y me acordé de aquella lucha de la que un día fui espectadora, entre una hormiga y una mosca, eso sí nunca supe qué era lo que la originaba, siempre imaginé que debía ser algo relacionado a las galletitas de plátano que estaba haciendo, fueron de aquellos inicios donde los animalitos se aparecían y tenían mucha confianza, al fin ganó la hormiga y la mosca salió volando.
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Las mantis fueron adoptadas y muy bien cuidadas fue el primer bichito que nos recibió en la casa cuando llegamos fue una pequeña, pequeñita, eso sí por más diminuta su mirada fiera como la de su progenitora la traía con ella y desde ahí, no dejaron de vivir en los alrededores, tanto así que prácticamente ya se le conoce todo su proceso de vida y se le ha fotografiado y ha sido un excelente maestro de la concentración y de la inmovilidad zen.
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Las arrieras anduvieron por un rato, como que se daban sus escapadas, pues no parecía que llevaran nada para su hormiguero, o ¿quién sabe?, es un poco hablar de más, mejor sería decir no se las veía cargar nada, parecían que estaban colgadas a la teta como el ternero a la ubre, más una conducta adicta que suele ser bastante frecuente en muchos animalitos, y ni se diga en los insectos que pierden toda noción de sobrevivencia.
Ahí andaban mientras las Mantis crecían, cambiaban de carcasa, copulaban, nacían sus crías, que luego había que andar cuidando el no pisarlas, el chayote y el maracuyá soltaban sus flores y ni se diga esos frutos delicias que también subían hacia el techo, allá en donde no solo se sentían protegidos sino además el sol los bañaba.
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La lluvia seguía, seguía, a todos enloquecía formando sus mini charcos, donde cuando amainaba era un deleite echarse una «buceadita», viendo que nos deparaba.
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Más allá todos estos acontecimientos de este patio lleno de vida y misterios mejor los dejamos para la próxima vuelta…
CONTINUARÁ…
MÉXICO
ABRIL-DICIEMBRE 2024
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CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LOS MORADORES DEL TECHO 2
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LOS MORADORES DEL TECHO (1)
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA APARICIÓN
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL VUELO NUPCIAL
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Un patio que es muy agradable de visitar de tu mano, Themis.
Las fotos también son preciosas.
Un abrazo y feliz domingo 🌷
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Sí, parece un lugar colosal donde todo trasciende con muchos habitantes de todos los reinos y que se acoplan y se disputan el espacio, hay peleas como también amistades, hermoso de verlo y de aprender de todos ellos. Abrazo más que grande y una bella semana
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Definitivamente, ¡cuánta magia hay aquí! En el patio, en estas vidas que retratas tan bien tanto con el foco como con las letras. (No imagino una pelea entre una mosca y una hormiga). Qué alegría que tú encuentres todo lo que para otros pasa desapercibido Themis, y que es pura vida. Un abrazo fuerte. 🌹😊🤗🌹
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Hola Maty, si fue una super pelea que aunque no quisieras no podías dejar de verla, esos pleitos entre vecinos donde se agarran del chongo, así estaban estos dos y yo como buena metiche mirando y sacando fotos para la crónica que aun no eran crónicas pero que ya se empezaban a vislumbrar, ahí te dejo el link por si te interesa el chisme.
https://blogdethemis.blog/2020/10
/01/encuentros-inesperados-disputando-una-delicatessen/
Otro abrazo super grande y gracias
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Hola, Themis, me ha encantado, sobre todo la frase final con la foto, buceando en el charquito, jeje, qué bueno. Lo que te digo, eres una palabra andante, qué bien lo narras, y si lo piensas fríamente ¡solo son hormigas! Un insecto tan simple pero que visto con tus ojos parece hasta de la realeza, igual que la mantis y demás. ¡Genial!
Un abrazo. 🙂
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Gracias, es que todos tienen su chiste y cuando los ves así, como parte de tu habitat, como tus vecinos con costumbres que bueno en muchas cosas no difieren mucho de los humanos, como dices el genial, pues convives y te vas metiendo en sus chismes, o sea en sus vidas y como todo buen chismoso interpretas lo que ves y sacas la historia. Te mando un abrazo ultra grande
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Qué mundo tan maravilloso y qué bien lo cuentas, Themis. Me gusta adentrarme en tu patio y contemplar tantas vivencias. Las fotos también, muy bellas, describiendo cada momento. Gracias. Un abrazote.
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Gracias Julie, es realmente un gozo estar en el patio con todos ellos, que siempre traen consigo algo nuevo, algo que deja una enseñanza, un descubrimiento, y contarlo, me es una maravilla. Abrazo inmensísimo
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