ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS: LA SORPRESA (6)

BAJANDO LA CUESTA

Levantamos todos los «tiliches», dejamos el espacio como lo habíamos encontrado, por lo menos en apariencia, pues la esencia sin lugar a dudas había tenido un cambio.

Di la última mirada a ese paisaje maravilloso, el desierto reverdecido, esa sensación de sentirse en la inmensidad, rodeado de las vibraciones de los prismas, parados sobre ese suelo volcánico, abajo ese cauce seco y las montañas a lo lejos.

*

*

Pasamos junto a los sotolines, esa bella pareja panzona y con los pelos parados, que siempre me han dado la impresión de ser brujos, de esos que danzan junto a la hoguera y que vienen de épocas muy remotas cargando el conocimiento de los tiempos. Estas entidades en especial, tal vez al estar juntos se me hicieron muy simpáticos, peculiares, por algo fueron elegidos para permanecer ahí, en ese espacio, escenario de la evolución. Me despedí de ellos, al pasar a su lado.

*

*

Alex, encantado con los reflejos en las pequeñas pozas se detiene en esta última que encontramos y hace la V de la victoria.

*

*

Tomamos el camino de bajada, por el otro lado, un poco más largo sin embargo, más transitable, de esa forma daríamos la vuelta y llegaríamos al mismo punto de donde partimos.

*

*

El día se estaba poniendo hermoso, las nubes negras iban desapareciendo y dejaban a ese cielo azul cerúleo que se fuera posicionando del espacio celeste.

Si se miraba hacia atrás, allá a lo lejos quedaba la montaña verde tupida por la que habíamos andado.

*

*

Del otro el sendero que se abría, el pueblo a donde debíamos llegar yacía a lo lejos, pequeño, diminuto.

Seguíamos descendiendo cada vez más se aparecían las piedras boludas, otra vez la atención se centraba en donde poner el pie, cuidando el paso que se iba a dar, el apuro aquí no correspondía, la ansiedad, la prisa, había que controlarla, una buena enseñanza, acallar la mente, solo estar enfocado en aquello que se estaba haciendo.

De repente, un murmullo a lo lejos se empezó a oír, muy leve, fluía, nos detuvimos unos momentos para centrarnos en ello, escucharlo de mejor manera con toda la atención guiada hacia ese efecto.

*

*

Sin lugar a dudas, era el río que nacía, que estaba tomando ese cauce seco que habíamos cruzado y que se adueñaba de él, quién sabe en dónde, a  cuántos kilómetros corriente arriba había llovido.

De donde nos encontrábamos no lo podíamos ver, solo escuchar la música de su deslizamiento.

Un insecto rojo llamó a la atención, ese punto de color dentro de esas tonalidades homogéneas, con esa coloración brillante que era imposible desconocer, pasó corriendo y se fue a refugiar entre las piedras.

*

*

Un hermoso túnel se abrió ante nosotros, refrescante, el calor ya se comenzaba a sentir, a pesar de no ser muy tarde, el día iba a estar sofocante ya se le notaba, mas en la tarde se prometía lluvia, sin embargo, no había que confiar mucho en ello pues a veces solo pasaban las nubes, guardándose el preciado líquido.

*

*

Seguimos, seguimos, bajando la cuesta, el susurro ya se volvía un hecho, dimos la vuelta en un recodo y ahí frente se veía que había crecido, no estaba muy violento, de ninguna forma, sin embargo había que encontrar el mejor lugar donde empezar a cruzarlo.

Lo esperado, se había confirmado, la riada, la barrancada como se le llama por aquí, había sucedido, segunda vez que me pasaba, más allá que la primera, fue un río violento, enfurecido, con una gran corriente que se llevaba todo por delante.

*

*

Este sin embargo, era más tímido, tenía lugarcitos,  donde daba chance a atravesarlo, eso sí había que caminar para poder llegar a ellos, de bajada por un lado, para luego volverlo a subir y encontrar el espacio menos profundo para hacerlo. Estaba dividido, ya había bajado, quedaba de un lado, un tramo de agua, una zona en el medio de piedras y lodo y otra más grande donde corría una corriente.

Buscar palos que sirvieran para ayudarnos con el equilibrio, pues prácticamente era lodo más que agua, resbaloso, a parte había que sumarle las piedras que teníamos que pisar descalzos en donde no veíamos nada, algunas con puntas filosas, otras de las boludas, que en un descuido nos podían jugar una trastada y ¡ZAS!, terminar en ese suelo barroso.

El espacio elegido para principiar la travesía no traía en si mismo muchas dificultades, midiendo con la vara la profundidad que tenía, pues había pozos y en donde poner el siguiente paso, parecía tarea sencilla, sin embargo, no lo era, las piedras se clavaban, no habíamos conseguido palos suficientes y había que compartirlos.

*

*

Sin embargo, fue un éxito, primer obstáculo brincado, estábamos en el medio de ese cauce, había que remontarlo caminando sobre piedras, pues frente de donde nos encontrábamos, estaba muy profundo aunque no se pensara y la mínima corriente que llevaba tenía su fuerza guardada, enmascarada.

Mi apoyo, ese garrote, como le llaman por aquí, que había encontrado, estaba todo torcido, eso sí, no era quebradizo, bien de desierto, donde las ramas suelen ser muy fuertes, duras, muy buenas para hacer fuego y con el sol ardiente están lo suficientemente secas para perder la flexibilidad, si es que alguna vez la tuvieron.

*

*

Parecía una travesía de nunca acabarse, pues ya las plantas de los pies habían recibido los suficientes masajes, si reflexológicamente se trataba de darnos un tratamiento para devolvernos el equilibrio y sanarnos todos los órganos, la verdad que con creces se había logrado, no había parte de los pies que no estuviera bruscamente presionada, bien de enseñanza y tratamiento de desierto, donde la suavidad no existe.

*

*

Al fin, con un poco de ayuda logramos todos estar del otro lado, sanos y salvos, sin ningún percance,  pudiéndonos reír ya de lo pasado, de lo que la vida nos tenía guardado, de la experiencia y sobre todo de esa gran aventura.

*

*

Descansar un poco, que se secaran los pies y las piernas, que el lodo por si solo se volviera tierra, vuelto polvo se cayera y calzarnos de nuevo, proteger esos cimientos que nos permiten andar, sostenernos y que muchas veces ni en cuenta los tenemos.

Así, emprendimos la marcha, el mediodía había llegado, el sol estaba que abrazaba con sus rayos, fuimos dejando atrás, el cauce ya no tan seco, la montaña con sus recovecos, con sus extrañezas.

*

*

El pueblo nos aguardaba, la magia de ese soplo vivido lo llevábamos con nosotros y la alegría que nos inundaba daba cuenta de ello.

MÉXICO

JULIO 2024

***

AL ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS: EL DESAYUNO

ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS; EL CRÁTER DEL VOLCÁN

AL ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS: EL MICRO CLIMA

AL ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS: EL ASCENSO

AL ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS

EL FESTEJO: CAMINO A LOS PRISMAS IGNEOS

DE FESTEJO: CUANDO EL CAMINO SE CIERRA

DE FESTEJO: ENCONTRANDO NUEVOS CAMINOS

EL FESTEJO

Abrí mi página de facebook, sígueme por ella, gracias

blog de themis

TE INVITO A QUE VISITES EL BLOG

puedes encontrar otras entradas que te interesen.

Link Pagina Principal 1

GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

FIRMA baja res

Comenta y comparte…GRACIAS…!!!

5 comentarios en “ENCUENTRO CON LOS PRISMAS BASÁLTICOS: LA SORPRESA (6)

  1. Sin duda, Themis, fue una buena experiencia. Yo cuando era niña cruzaba el río con mi tía, tal como tú cuentas, descalza, con un palo y había tramos más profundos y otros a flor de piedras, me hiciste recordar momentos muy bonitos. Gracias. No tengo duda que lo disfrutaste. Bonitas fotos muy unidas al texto. Te mando mi abrazo fuerte.

    Le gusta a 1 persona

Gracias por comentar...!!!

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.