AL ENCUENTRO DE LOS PRISMAS BASÁLTICOS 

LAS INDECISIONES

Me habían invitado a ir a los  Prismas Basálticos, un lugar que hacía mucho quería conocer, los que están en Puebla, no en Hidalgo.

Al principio dude era tiempo de lluvia esas que se aparecen en cualquier momento y por otro lado hacía mucho que no subía un cerro y éste estaba un poco escabroso por lo empinado y con muchas piedras boludas por lo que me habían comentado.

Sin embargo, algo dentro mío saltó y dijo sí, con convicción, lo único que le preocupaba era que no fuera con el sol ardiente.

Saldríamos al amanecer cosa de estar de regreso antes que el hermano Tonatiuh nos rostizara o por lo menos esa era la intención, pues hacer planes muchas veces se ven frustrados, ya que la vida tiene otras intenciones.

En la noche recordé la vez de aquel intento fallido de llegar a ellos, lo que me había hecho dudar, de decir un sí inmediato cuando me preguntaron.

Donde viví, que un río que no estaba cuando  cruzamos su cauce seco, de regreso impidiera el paso, primera vez en que tuve que sortear un obstáculo de tal magnitud, en la noche, pues hubo que esperar que bajara un poco su caudal y su turbulencia, bajo un cielo estrellado y el frío que se dejaba sentir. Un momento de una gran incertidumbre, acompañado de la aventura, esa que se aparece cuando nos tranquilizamos frente a los imprevistos y somos capaces de enfrentar lo que es, lo inesperado.

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FOTO DIEGO PEREYRA

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La duda se hizo eco y una certitud casi corroboró que podría suceder una repetición de la experiencia.

Sin embargo, me quedé dormida, hasta que la música del despertador sonó y me dio cuenta que era hora de levantarse, tomar un delicioso café y  prepararse para emprender el vuelo.

El día estaba gris, cosa buena pues ayudaría cuando el Hermano Áureo asomara a que no estuviera muy caliente, pasó Gladys por mí a la hora acordada, fuimos en búsqueda de otros dos integrantes que se sumarían a la excursión: Aby y Alex.

Esperamos unos momentos mientras terminaban de preparar el itacate, esos alimentos que llevaríamos pues desayunaríamos cuando llegáramos a los prismas, donde por lo que me habían dicho, uno de ellos oficiaría de mesa.

Cruzamos el pueblo, ya se dejaban ver las primeras luces que asomaban, la obscuridad se retiraba mientras tomábamos la carretera, la cruzábamos y nos encaminábamos al encuentro del camino al cerro para el ascenso.

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Algo se movía a lo lejos, como si el cielo estuviera esperando el mejor momento para desatarse con su abundante lluvia en algún lugar, pues no era necesario que lo hiciera en donde estábamos para depararnos alguna sorpresa.

Ya se veían las luces doradas que aparecían entre las montañas y un cielo de luto, las paredes de los cauces, dándole a la mirada unas bellas formas de una tierra pedregosa que lucía lustrada.

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La Hermana Lluvia, había bañado a todo lo reseco lo había dotado de nueva vida, un look más con lo que se necesitaba, mostraba el comienzo de una temporada bendecida, donde el riego de los cielos se revelaba en exuberancia.

Una parada, checar para todos lados, ver a lo lejos nubes espesas que en cualquier instante se soltaban. Lo que la época amerita, checar en internet, en esas pantallitas, que todo lo muestra y lo informa, si había algún cambio que pronosticara lluvia para ese momento.

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No aparecía nada, hasta la tarde donde se desencadenaba.

Me quedé mirando ese cauce del río medio seco, de nuevo el recuerdo de la riada o barrancada como le llaman por estos lares, de aquella experiencia vivida, cuando andaba de festejo, del final de la década de los sesenta y la entrada a los setenta.

Me detuve junto a todos, mientras se dilucidaba en la que estábamos, el ambiente se sentía de duda, de que había algo que no cuadraba, pero la información y las ganas de ir al encuentro de esos Prismas Basálticos o Ígneos, esas formaciones que  habían surgido por la erupción de un volcán marino, que existió cuando esta zona fue mar, hace como unos 80 millones de años, preponderaban.

-La barrancada aparece sin esperarse, cuando llueve a muchos kilómetros de aquí, el río surge en un instante sin avisar.

Nos arriesgamos o aquí quedamos.

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FOTO DIEGO PEREYRA

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Le dije a mí misma, que quien sabe por dónde andaba, con eso que está clavada con sus artes meditativas, reflexivas, aceptando lo que es y mucho más.

-Prepárate para la que se venga, con tus nuevas dotes alcanzadas.

Ya había experiencia, lo único que estaba a favor era que el día estaba en su esplendor, no era la noche como la primera vez.

El cauce guardaba algunos vestigios de cuando  el río surgió, no hacía mucho tiempo, las lluvias estaban siendo muy pero muy intensas y constantes en esta temporada.

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Brincando sobre las piedritas,  Alex encontró un caminito, para no pisar la poca agua acumulada que había por lo menos en esa parte.

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Ya no había vuelta atrás, la decisión había sido tomada, con determinación cruzamos, brincando  las huellas de la inundación pasada.

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Con paso constante empezamos el ascenso.

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Atrás muy atrás quedaba el pueblo, la inmensidad nos acogía, el silencio, el desierto reverdecido, contento, desplegando todos sus encantos escondidos, sus detalles a color guardados. Esperaba el tiempo propicio para presentarse, sin inquietarse, el cual había llegado, regalándonos una gran enseñanza a los humanos, que mientras esto sucede, lo mejor es recogerse en sí mismo, pulirse y con ello prepararse para aflorar mostrando la belleza lograda .

CONTINUARÁ…

MÉXICO

JULIO 2024

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10 comentarios en “AL ENCUENTRO DE LOS PRISMAS BASÁLTICOS 

    1. Hola Ana, no conozco los de Hidalgo, pero son parientes, aquí lo lindo es el camino que tienes que hacer para llegar a ellos, es muy mágico y te va mostrando la evolución. Eso sí, empinado y horas caminata. Ya verás en los próximos capítulos que serán varios. Abrazo grande y gracias

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  1. Una experiencia extraordinaria, Themis, aquí donde resido hay un pequeño arroyo que a veces inhunda todo, también la carretera… Y el agua lo puede todo, la tormenta llora donde quiere llorar y lo hace con tanta fuerza que lo arrasa todo, incluso donde nada ha llovido. La fuerza del agua y su libertad nos enseña tanto que nunca dejamos de aprender y luego nos sonríe con esas piedrecitas entre espejos para que pongamos nuestros pies y crecemos el cauce. Me ha gustado mucho leerte y saber que eres valiente para la aventura. Un fuerte abrazo y feliz semana.

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    1. Hola Julie, si habrá que aprender del agua, de como fluye y de cuando se enoja de lo que es capaz, de arrasar con todo e impedir el libre tránsito. La aventura se me atraviesa y no queda de otra que vivirla y descubrir lo nuevo. Gracias, abrazo también muy fuerte

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    1. Así es Merche, esta zona guarda mucho de la evolución, de cómo se fue conformando el planeta, la flora y la fauna, por todos los periódos que se pasaron, es muy primitiva los prismas cuando los veas verás lo bellos que son. Abrazo grande y gracias

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