DELIRIOS MOJADOS

Llueve, llueve, la lluvia no amaina, ya vamos como para los quince días, que se desató, a veces con muchas ganas, otras un poco más delicada, en algunos momentos regala un poco de calma, donde se detiene y permite por lo menos salir a dar la vuelta o que el Hermano Dorado lance sus rayos que con lluvia o sin ella están inclementes.

El otro día me reía sola como los locos, pues con tanta lluvia me vino un recuerdo con eso que me quedé en la recapitulación y siendo transportada a ese mundo «surrealista», que tiene tanto de real, muy poco de fantasía, aunque lo onírico por ahí anda.

Estaba calentando agua para hacerme un delicioso café, no de ese aromático, pues este no lo es.

-Un momentito por favor, hablemos con claridad, esa aseveración  no es verdadera- interrumpió la voz de la experiencia-  si lo es, salvo que no tiene esa fragancia que impregna el ambiente de un  aroma intenso, fresco, que hace seguir la huella y que ya el cerebro de solo captarlo comienza a lanzar  endorfinas, no, no es de ese, sin embargo guarda en sus entrañas el sabor inigualable de un café tostado más que artesanal, un café de rancho, hecho en comal de barro y leña, donde de repente algunos granos se pasan de bronceado y bueno quedan medio o bastante quemados y con ello le da un sabor amargo a cenizas y también se podría decir como tiznado, eso sí en el momento de beberlo se le saborea como el mejor de ellos más cuando es todo lo que hay y salvo cuando se sale al exterior y se prueba de otros ahí viene la comparación, que si no estuviera este sería el regalo mayor pues como que a la química le da lo mismo, ella lo recibe con bombos y platillos y se lanza a segregar y mandar al torrente sanguíneo todos los elementos necesarios para hacer del momentos un dulce sueño vuelto realidad (  un segundo porfa para respirar y lanzar un suspiro, parece que nos vinieran corriendo)… despertar a la felicidad en él, esa tan buscada y añorada cuando libera la serotonina y la dopamina que con ello nos llena de un sentimiento casi religioso que muchas veces nos hace ver ángeles rondando a nuestro alrededor aunque dependiendo como estemos con nuestro interior pues hay veces que los ángeles son de los caídos pues con el corticol se eleva el stress y saca para afuera a la ansiedad persecutoria que produce  y nos rodea de diablitos que se encargan de tenernos «alteradillos» para decirlo de una forma más consoladora o con los ojos abiertos si queremos dormir, usando los diminutivos algo tan clásico aquí en el español de México herencia indudable de los nahuas que lo usaban como parte de su lenguaje cotidiano……

-¡Ya punto!, por favor…….-clamó la voz arrolladora, surgida de muy adentro.

*

*

Ya me fui por las ramas, es que la lluvia ya me hace delirar y como me dicen ni respirar me deja cuando hablo, más allá que al escribir todavía en una parte uso las comas y muchos «y», pero es con tal velocidad que no deja al alma un segundo de sosiego ni siquiera para entender lo que lee y menos aún lo que vuelca en palabras.

Mientras esperaba que hirviera el agua, miraba a  los grillos que nadaban en los charcos, pues así lo parecía, como si hicieran con sus patas como lo hacen las ranas y por momentos se les asemejaban, quién sabe cómo le hacían, aparecían por todos lados con seguridad que donde estaban escondidos se les había inundado pues suelen hacerlo en los bordes de las paredes, desde que llegaron los alacranes donde encontraron festines de sus manjares predilectos, que son ellos.

*

*

Los miraba sin dar crédito pues parece que en estos momentos está difícil el tenerlo y aunque se le tenga «no da para entender»… y ahí me vino la carcajada, pues recordé otro hecho, que la verdad a mí no me «dio para entender», que era lo que estaban hablando y menos aún la gran ofensa que se traían, lo único que me di cuenta fue que se trataba todos de grandes académicos, pues antes de hablar del otro, antecedían todos los títulos que tenían y de cual Universidad venían y si por ahí tenía algún trabajo publicado más aún se le recalcaba, y la audiencia exclamaba un:

-¡Oooooh!-como si con eso se diera la dimensión de qué tan importante era esa supuesta plática o «intercambio amigable de experiencia y conocimientos», también hablaba de quién era el contrincante, al presentar parte del «ridiculum vitae», saber que se quería decir con ello, quién sabe en qué evento fue, eso sí,  era internacional.

Una mexicana, que era quién lo contaba, había ido a un Congreso en Brasil, y se dio una discusión con un brasileño de un tema muy pero muy profundo parecía, como los que siempre manejan ellos y la verdad se escapa de sus bocas, pues no hay que olvidar que verdad hay una sola y ellos la tienen y son contundentes con ella y que de por sí, la suya es la «mera mera» y al plantearla se vuelven grandes eruditos, rodeados siempre de los seguidores y obviamente los que los aplauden y les dan más ánimo para seguir en la contienda.

La cuestión que para no hacer la historia larga, pues tampoco puedo decir bien de qué se trataba, sino de mi sorpresa que ahora me hace reír a carcajadas terminaba en qué el brasileño después de una exposición muy innovadora preguntaba, como haciéndola pasar a la mexicana por mensa y con eso callarla, pues por cierto era una mujer muy aguerrida que no se dejaba y pienso yo sabía mucho, pues dentro de mis conocimientos no podía evaluarla, siempre hablaba en difícil, cuando estaba con todos ellos:

-¿Dio para entender?- lanzó el «verdeamarello» a los aires, parece que con total arrogancia, mientras miraba a su alrededor, como diciendo a la audiencia, «ya la callé a esta, no va a poder rebatir mis sabias palabras».

Eso sí, no recuerdo qué fue lo que contestó ella, pues en principio a mí no me dio para entender nada, solo que todos los presentes la aplaudieron y la felicitaron por dejar en alto a la Universidad que con orgullo representaba.

Recordando la escena, me reía sola, total, ¿qué otra cosa había para hacer?, salvo mirar como los grillos nadaban y las gotas que caían.

*

*

-¿No dio para entender, verdad?- ni modo suele suceder, toda esta perorata fue para terminar con una simpleza, para que también se queden con un: «¿What», en su cabezas y con una gran carcajada, que les hará mucho bien, más si es durante la mañana pues les volcara al día con mucha felicidad, en la tarde los relajará y en la noche les deparará sueños de maravillas.

Rían, rían y si es de ustedes mismos, mucho mejor.

Eso sí, observando a los grillos me di cuenta, que no era que nadaban sino que en un salto se lanzaban y avanzaban, claro que sin dejar de estar sumergidos, de repente uno de ellos con mucha dificultad llegó a tierra firme y ahí vi, ¡pobrecito!, que solo una pata tenía, cosa que siempre me ha intrigado los motivos por los cuales hay tantos así de discapacitados, pero esto lo sigo luego, para no cansarlos, pues aún no he llegado a lo que quería contarles, así que por aquí los dejo con el retrato del intrépido que fue capaz de vencer todas las dificultades y ponerse a salvo .

*

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HASTA LA VISTA, con la segunda parte, de este DELIRIO MOJADO….

¿DIO PARA ENTENDER?

CONTINUARÁ…

MÉXICO

JUNIO 2024

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