«RAYANDO EL SOL» (2)

EL RESURGIMIENTO DE LOS FLAMBOYANES

Íbamos por la carretera a vuelta de rueda pues un pesado camión  llevaba a una gran fila en una marcha lenta, nadie podía osar pasarlo pues también del otro lado había tráfico y era el espacio en donde más curvas se encuentran.

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El día estaba hermoso, ya había terminado el revoloteo de los pájaros que en el pueblo andaban en busca de sus parejas o haciendo el nido, todo era un gran alborozo, traían consigo a ese renacimiento que por todas partes se asomaba.

Al ir lentos por el camino, podía contemplar con más tranquilidad a esos cactus largos, que parecían seres que  caminaban en una peregrinación hacia el Norte o Noroeste.

Los pobladores locales los llaman los viejitos pues la punta está inclinada como si tuviera su espalda jorobada y no hacen esto en vano, sino como una maniobra para captar más luz, protegen así su tallo, sus flores cuando brotan, pues lo hacen del lado que menos pega la inclemencia del Hermano Áureo,  de esa forma cuidan el tener una reproducción mucho más efectiva dentro de lo excesivo que es el calor en el desierto.

Los viejitos muestran una vez más su sabiduría.

Iba extasiada mirando ese movimiento que parecía que tuvieran de una marcha cerro arriba, donde no terminaban de pasar, todos con esa inclinación en señal de humildad camino al Norte para no perderlo, como si con eso marcaran el rumbo de sus vidas, conservando de esa manera su objetivo claro y preciso, pues el desviarse de ello podría ocasionar no llegar a la meta final, con una mínima inclinación  a la salida del Hermano Áureo, como si quisieran llegar a encontrarlo en ese Este donde aflora.

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Ser como ellos no perder el rumbo, seguir el Norte de nuestras vidas y de esa manera llegar a nuestro propia meta, por nuestro propio camino, todo un desafío.

Eso sí, se me hacía más pronunciada su joroba, como si estuvieran preparándose para algo y ahí recordé que pronto muy pronto llega esa temporada  única donde florean y nos regalan las tetechas, ese alimento prodigioso y las lluvias que aún no han llegado para bañarlos y que puedan absorber ese líquido de vida que hace muchos meses no sienten en su piel, sin embargo se las aguarda.

La tetecha, ese brote antes de que la flor abra por un solo día, hermosee al gigante y atraiga a los polinizadores, para seguir regándola por todo su alrededor.

En eso estaba cuando de repente, me llama la atención, que veo a dos de ellos que parecía que se saludaran, o se hubieran encontrado, uno para un lado y el otro para el otro.

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-¿Qué pasó aquí?- me sorprendió mucho el fenómeno, pues indicaba que algo sucedía para que quedaran así de enfrentados, claro que no de pelea sino de encuentro.

A partir de ahí cambiaron la dirección, bueno no la dirección pues me imagino que seguía siendo hacia el Norte, Noreste, sino que lo más probable éramos nosotros que con tantas curvas nos habíamos dado vuelta.

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Llegamos a Tehua, todo relucía, me encaminé rumbo a donde iba, tuve que cruzar el zócalo en donde me detuvo a admirar el resurgimiento de los flamboyanes, con sus flores rojas, ese deleite para la vista, que nos sacan una gran sonrisa, que vienen luego de los jacarandas con sus flores moradas.

En poco tiempo se expandirían por todas partes, traerían la alegría de señalarnos que muy pronto llegaran las lluvias y ellos advierten si serán abundantes o por el contrario quedarán escasas para la necesidad de todos en estas tierras.

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Sin embargo, ahí no acababan las sorpresas, estaba adornado con muchas figuras de luces que evocaban la primavera, que en las noches harían de ese espacio un deleite para todos aquellos que caminaran por él.

Flores, mariposas, libélulas, colibríes revoloteaban en el cielo y un gran pavorreal con sus alas abiertas desplegando su encanto y su magia, nos recibía.

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Imaginar la noche con todas esas luces prendidas, las risas de los niños al caminar entre ellas, disfrutando tal vez un poco de brisa en una ciudad que hierve, tal vez, comer un helado o algún «chuchuluco» (golosina), o un algodón, admirando ese encantamiento que el parque les ofrecía.

Seguí mi camino, pasé por el Palacio Municipal lleno de sus murales que cuentan la historia y frente a su puerta un gran corazón lleno de tapitas para alguna campaña de recolección.

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Ya de regreso, saliendo a la carretera con el corazón que estaba en ese sentir de la ananda, sentada delante, viendo el paisaje y frente a mí iba un camioncito, no de los grandes, llevando consigo un gran regalo flores y plantas.

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Así durante un muy largo trecho, a paso lento pero constante íbamos subiendo, cada vez más sumergiéndonos en el desierto que nos regalaba esa imagen de ese transporte florido.

MÉXICO

ABRIL 2024

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LEYENDA DEL FLAMBOYAN

«RAYANDO EL SOL» (1)

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10 comentarios en “«RAYANDO EL SOL» (2)

  1. Hola Themis , que recorrido tan bello. Transmites tranquilidad y nos implicas con tu narración tan detallada a viajar contigo. Esos cactus los flamboyanes que parecen una pareja de enamorados. Y la decoración en el pueblo es bellísima. Me encantó. Un fuerte abrazo

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  2. Ahhhhh qué paseo! Tus imágenes, una joya. Los flamboyanes me han recordado a Yucatán, que hace tanto tiempo no visito, y a mi mami, que era de allí. Rayando el Sol hacia Tehua con Themis y un delicioso cafecito.

    Muchos abrazos Themis! 🌹🌹🌹

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    1. Yucatán, en donde los mayas los plantan en su puerta no solo por la hermosura de su presencia sino además para pronosticar las lluvias o no. Hermosísima tierra.
      Gracias Maty, abrazo bien grandote

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  3. Hola Themis, me encantan tus salidas. Fíjate que no sabía lo de los cactus, lo de esa jorobita que tienen, no me había percatado de ello hasta que vi tus fotos. Por otro lado, ¿las tetechas son las flores blancas que se comen? Cuando viví en Cuernavaca veía muchos flamboyanes, son hermosos.

    ¿Cómo esta el calor por allá? Veo que es bastante desértico. Acá en Xalapa estamos sufriendo una ola de calor que contrasta con el clima más o menos templado que se tiene aquí. Espero pase pronto.

    Te dejo saludos, me encantó tu entrada.

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    1. Hola Ana, sí, las tetechas son antes que abran y brote esa flor blanca.
      Aquí el calor está matador, hay momentos en que arde.
      Ayer llovió, inesperadamente, salió el arcoiris, fue una cosa increíble, no daba crédito y refrescó un poquito, pues estamos con temperaturas muy altas.
      Es en todas partes el calor es anormal, pero llegó para quedarse, cada año será peor según lo que dicen.
      Me alegra mucho que te haya gustado, te mando un abrazo bien grande y gracias

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  4. Hola Themis, ¡qué bonitas las figuras de luces! Espero que tengas alguna foto con ellas iluminadas… (Jeje). Muy buen viaje, también me han gustado los cactus, parecen estacas clavadas en el suelo de la montaña, muy bueno.

    Un abrazo. 🙂

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  5. Nos muestras magistralmente la monotonía y la belleza del camino, observando esas plantas tan desconocidas para mí, pero que son una belleza sin duda.

    Gracias, Themis, por estas aportaciones y por contarnos esos viajes, esas fiestas, esos lugares maravillosos de México. Mi abrazo fuerte.

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    1. Hola Julie, gracias a tí por estar siempre atenta a mis escritos, se que amas México, pais que al igual que a mí nos abrió a muchas vivencias que compartimos, y que a través de estos escritos seguimos haciendo. Abrazo grandototototeeeeeeeeee

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