Cuando el encierro le llega
cuando la obscuridad lo envuelve
él regala su música como consuelo.
Cuando niña jugaba con ellos, me encantaba descubrirlos entre las plantas del jardín, sobre todo en un rosal blanco de esos trepadores que concedía sus flores sin escatimar, una al lado de otra, que en un instante, cuando llegaba su época de florecer él las abría, mostraba unos pétalos muy tiernos que dejaban traspasar la luz del sol, que creaban un hermoso mándala con sus estambres en el centro finos y sutiles.
Cuando llegaba la primavera y traía ese clima cálido dejando al invierno que la había adormecido atrás y se poblaba de pimpollos que un día mágicamente se mostraban, que duraban muy poco, un suspiro, sus pétalos caían, se esparcían por el suelo y la brisa muy alegre danzaba con ellos.
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Eso sí, daban la impresión que nunca acababan de brotar, siempre estaba repleta de ese blanco puro como traje de novia con la que la creación la había engalanado.
Sin embargo, antes que esto sucediera una belleza de parque aromático regalaba a los pequeños insectos que se regodeaban con el manjar que su interior guardaba.
Ella que es el símbolo de la inocencia, de la pureza, de la serenidad, de la paz, que trasmite cuando se la contempla y enamorarse de su etérea belleza es solo un paso más, sonreía con tantos visitantes, catarinas, abejas, abejorros, alguna que otra hormiga y otros más.
Ahí un día lo conocí, quedé prendada de él, de sus colores, de su forma, de su delicadeza, de su vuelo torpe, era: el guitarrero.
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Me enseñaron a tomarlo en la mano con mucha delicadeza cerrarla y acercarla a mi oído y escuchar esa música de guitarra que repite usando un solo acorde.
No solo su música me llamaba sino también el verlo a él con su cuerpo rojo con dos grandes antenas con dos pompones negros, sus alas de un color metálico verde o azul, de esa forma resaltaba en contraste con el blanco de la flor que lo albergaba.
Mucho tiempo estuve con ellos cuando los encontraba, la alegría apenas los vislumbraba se apoderaba de mí, de ver a ese amigo, de pedirle que me dejara jugar con él, era parte de ese encuentro que pasara de una mano a otra, hasta que un momento dejarlo que se asomara en la punta de un dedo y desde ahí que se elevara a los cielos, con un sonido muy peculiar como el que hacen los escarabajos, pues él es uno de ellos, en ese vuelo pesado, lento, torpe.
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Relucía en el aire, parecía que la Naturaleza se había deleitado al crearlo, dándole una hermosura tornasolada para encantar a nuestros ojos en ese encuentro con un pequeño ser que atrapaba con su inocencia a aquel que sabía comprenderlo y agradecerle que le regalara su tiempo.
MÉXICO
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

Es muy bonito y además hace música.
Había pensado que se trataba de un grillo, pero ya veo que no.
Hay escarabajos que parecen joyas.
Me ha gustado mucho lo que has escrito sobre las rosas.
Abrazo, Themis.
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Gracias Eva, las rosas y él hacen una hermosa pareja, dignas de ser admiradas.
Los escarabajos son muy especiales, y de gran belleza, un abrazo grande
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La rosas son de mis preferidas. Al guitarrista no tengo el gusto de conocer, quizás haría un buen conjunto musical con los grillos que, por aquí, acunan sueños. Un abrazo.
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Son bien hermosas y su aroma que sueltan al aire.
No lo dudes Carlos, juntos crearían una muy buena música, armonizarían el ambiente.
Un abrazo grande, gracias
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Impresionante criatura y bonito post. Gracias Themis, un saludo!
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Es muy hermoso, colorido y delicado, gracias José Manuel, un abrazo
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Hola Themis, hermoso insecto, la verdad no lo ubico, creo que nunca lo había visto. Bonita narración, me encanta el respeto que se asoma en tus letras por la naturaleza y sus criaturas. Un abrazo.
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Es del sur de Sudamérica por eso no lo haz de conocer, pues no se encuentra en muchos lugares. Sus criaturas y su entorno fueron en gran parte mis amigos de juegos, con los que compartí un buen trayecto de mi vida. Gracias Ana, un abrazo grandote
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Ah pues está bien lindo… un abrazo.
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Gracias Ana, así es, lo malo es que ya no se ven tantos como antes, un abrazo
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No lo conocía, aquí no lo he visto, pero si esas rosas blancas tan hermosas… Gracias Themis. Un placer conocer al guitarrero. Precioso. Un fuerte abrazo.
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Hola Julie, es del sur de Sudamérica, un insecto muy especial que lleva en si mismo mucha paz y belleza, un abrazo grande y gracias
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