LO FATAL
Era domingo, estaba frío, de ese que se deja sentir a través de la ropa y va paulatinamente entrando por los poros y comienza a congelar el adentro que luchaba por permanecer imperturbable, frenar los pensamientos que rebotaban de un lado para otro como si estuvieran encerrados en una jaula.
El gris del cielo y el silencio dejaba una sensación de vacío, de soledad, de estar en un espacio donde la muerte andaba suelta cabalgando por las calles desérticas.
Poco a poco y muy temprano la obscuridad se fue haciendo cargo del entorno, todo estaba en un incierto instante donde parecía que nada era, que todo se había borrado y el temor se iba apoderando de la consciencia.
«Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. «
Llegó la noche en plena tarde, sin ninguna estrella, el firmamento estaba cerrado como si le hubieran desplegado una cubierta, ni un solo resplandor la atravesaba.
Las luces no se encendieron, la calle estaba deshabita, solo se sentía el ulular de la sirena de la única ambulancia que ponía aún más los nervios a flor de piel, era como si estuviera siendo muy demandada, donde tardaba un rato para regresar con el mismo sonido encendido, que de los agudos pasaba a los graves para volver al inicio.
«Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por «
Viejos recuerdos, extraños recuerdos, inmutables recuerdos desataba, de una época en donde no era la sirena de la ambulancia sino de aquellos otros que hacían el despliegue de botas y anunciaban que iban por alguien, aquellas noches cuando se encontraban cerca y ese sonido no dejaba de aullar sembrando el pánico, en donde el desvelo se volvía compañero, ¿quién sería el infortunado seleccionado?.
Era la muerte vestida con otro ropaje quien se encargaba de la visita.
«lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, «
Una voz dentro solo decía:
«Respira, respira, exhala aquello que perturba, ¡sácalo!, ¡suelta!. ¡Abre la jaula! «.
Lapidario se volvía el momento, en el aire revoloteaban muchas vibraciones que hacían mucho tiempo que no estaban tan marcadas, lúgubres, tristes, nostálgicas, sueños de desesperanza daban estructura a este tiempo aciago y mientras el alma hacia preguntas que no tenían respuesta y que solo reafirmaban una gran verdad la de:
«¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…»
Ese tormento que ase a la mente cuando trata de combatir la realidad, cuando quiere que prevalezcan los deseos o siente aversión por los hechos, como dicen los budistas: «La vida es sufrimiento» si nos apegamos a estos dos tiranos, esa es la primera noble verdad.
Una invitación a no esperar nada y con ello llegar a una esencia más profunda, inalterable y libre.
***
RUBEN DARÍO fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense.
Era muy nómade, le gustaba mucho viajar y andar de un lado para otro, «Lo fatal » es el último de los 41 poemas de «Cantos de vida y esperanza», más allá que parecería evocar a la desesperanza misma.
Fue escrito cuando su amigo en París, René Pérez Mascayano, murió, fue como un grito desgarrador frente a la pérdida sufrida.
También decía:
«Ama tu ritmo y rima tus acciones;
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos, y
tu alma, una fuente de canciones»
MÉXICO
Foto tomada de internet
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Conocía el poema aunque no recordaba que era de Rubén Darío.
Es verdad, sentir es sufrir y saber o medio saber, porque es poco lo que sabemos, también.
Pero, por otro lado, prefiero sentir. Ser piedra debe de ser muy aburrido.
Gracias por el poema.
Abrazo!!
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Tal vez tengan otra forma de percibir que no conocemos por creer que la nuestra es la válida y la única. El deseo es la fuente de todo sufrimiento, hay que estar atento a él y al apego y de esa manera viajaremos más profundo en la esencia de la vida. Un abrazo y gracias
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Estremecedor cuando el poeta cede al desaliento. Un abrazo.
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Sí así es Carlos, sale desde muy profundo, un espacio no muchas veces visitado, que hace que todo el ser se sacuda, un abrazo
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