puesta de sol

LA PRIMERA SALIDA DEL AÑO (2)

 Sombras y ocres en el camino

 

«Entrega tu rostro al sol y las sombras caerán detrás de ti.» Proverbio maorí

 

Iba mirando muy atenta todo lo que el alrededor me ofrecía, como si fuera la primera vez que lo veía, disfrutando las diferentes circunstancias que el paisaje me mostraba, así se empezaron a aparecer las sombras, esas que tanto me llaman, las luces se prestaban para ello, no solo la mía se divisaba sino la de las plantas emergían con fuerza.

Después de cruzar el atrio de la Iglesia donde una gran piñata recibía, entre los árboles longevos que lo forman relucía una sombra, danzaba movida por  la brisa suave que por instantes se asomaba.

 

 

Me quedé observándola, al igual que la luz amarillenta y ocre que iba llenando el espacio en el que me encontraba.

Luz y sombra dos efectos, dos amigas que se acompañan.

 

«El mal existe, pero no sin el bien, como la sombra existe, pero no sin la luz.»
Alfred de Musset

 

Otra sombra a lo lejos se desplegaba en el fondo blanco me hizo desviar mi camino e ir tras ella, qué otra cosa tenía que hacer que seguirlas si se presentaban para señalarme por donde ir.

 

 

Yendo hacia ella me encontré sumergida en un pasadizo donde los ocres centelleaban, esa luz que emanaba de los cielos y que me pintaba a mí en mi cuerpo y a mi sombra en la pared con los colores de las penumbras, alumbraban a un mundo mágico donde mostraban al decir de Oscar Wilde:

 

«Lo que los hombres llaman la sombra del cuerpo no es la sombra del cuerpo, sino el cuerpo del alma.»

 

Me quedé un buen rato jugando con ellas, en ese teatro en donde se proyectaba, viendo a ese «cuerpo del alma» ahí reflejado, pintado de tintes solares, en ese extraño dorado que lo resaltaba.

 

 

Otro árbol, otra sombra, más la mía que no se escapa.

Seguí mi camino, el silencio hacía eco en el vacío como si de otra realidad se tratara, iba por la calle desnuda de seres, una sensación extraña se iba apoderando de mi, dudo en seguir, entonces las luces resplandecen y no me dejan detener.

A lo lejos la veo, en lo alto ella se encuentra y junto a ese templo a ese punto magnético, ahí está ese lugarcito que cobija y deja que nuestra visión se expanda, se vuele hasta allá lejos en el horizonte de montañas.

 

 

«Toda la variedad, todo el encanto, toda la belleza de la vida está hecha de luces y sombras.»
Lev Tolstoj

 

Voy subiendo esa cuesta empinada, los ocres, los tierras, las sombras me rodean, las luces cada vez se vuelven más marcadas.

El brillo del día que se va ilumina la retirada, por instantes el mundo queda en suspenso como si fuera a entrar en el vacío, en la nada.

 

 

Un columpio se aparece en la mirada, me acerco, me siento, me mezo y el movimiento rítmico me lleva, el cielo está ahí adelante, tan cerca, entre los ocres del invierno.

 

 

El frío se deja sentir, se agolpa en la piel y la hace estremecer, es hora del regreso, de irse metiendo de nuevo en esta tierra, de bajar a los confines de este tiempo y de recorrer esas calles deshabitadas para llegar a ver esas luces, las del nacimiento, las de ese arbolito que en la plaza espera, esas luces creadas por el humano.

En un caminar cadencioso, lento, compenetrado, llegó y aún no estaban encendidas, me quedo un momento esperando, detenida, la soledad retumba en la plaza, cuando en un instante, ¡¡¡BLIM!!!, el árbol se ilumina.

 

 

Ahí está frente a mí, alumbra al frío de la noche que llega, le provee las luces cálidas, juegan con las sombras, resaltan las siluetas, maravilla de instante, los Reyes se van, la Navidad se acaba, el nacimiento ya se plasmó, nació la Esperanza y….. ¿qué haremos con  ella?

 

***

«Somos hijos del barro pero también del cielo estrellado»
Sentencia Náhuatl

 

MÉXICO

 

LA PRIMERA SALIDA DEL AÑO

 

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8 comentarios en “LA PRIMERA SALIDA DEL AÑO (2)

    1. Gracias Eva, son buenas citas, no tan conocidas, por lo menos para mí, me llamaron mi atención cuando las descubrí y las guardé para alguna ocasión y este paseo me las hizo recordar. Un abrazo grandote

      Me gusta

  1. Qué belleza! Tu meditación de las luces y las sombras… me ha gustado mucho, me hiciste recordar algunos poemas que escribí hace tiempo sobre el tema.
    Encontré uno, para ti.

    No sé de qué colores hoy las sombras se tiñen
    han llegado a mis ojos a celebrar la noche;
    cansadas del camino, derraman su tristeza
    se bañan en las aguas de mis internos llantos.

    Sus vestidos de noche calientan mi penumbra
    sombras que llegan, tantas, que ya no tengo espacio;
    necesito salones para todas las sombras
    y una sola me basta para llenar mis brazos…

    Se han quedado dormidas en mis ojos cerrados
    con sus gestos, sus formas, sus carcomidos tintes
    y ese afán de enredarse con el polvo que tocan.

    Dormidas y una sola recostada en mi pecho
    fundiendo sol y tierra con el viento y el llanto
    una sola, tu sombra, me celebra la vida.

    ©Julie Sopetrán

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    1. Gracias Julie por este poema, es bello, ese principio
      «No sé de qué colores hoy las sombras se tiñen
      han llegado a mis ojos a celebrar la noche;»

      Leerlo, meterme dentro de él, seguir sus pasos es un ensueño, me ha ido llevando y me dejé sin hacer ningún esfuerzo para que al final la sonrisa naciera y me endulzara el corazón.
      Gracias por ello, un abrazo grande

      Le gusta a 1 persona

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