LECCIÓN DE VIDA

 

Estaba en la cocina preparándome un té, pues con esto de que hay dos huracanes o tormentas o quién sabe qué dando vueltas por el Golfo, el tiempo dejó de estar tan caliente y con las lluvias que han caído en estos últimos días, refrescó.

Ahí estaba esperando que el agua calentara y rogando porque no se fuera a soltar el chaparrón de nuevo pues con eso que la cocina está afuera simplemente el alcanzar la puerta de entrada a la casa lleva a que uno se moje, cosa que no quería que sucediera.

Cuando de repente delante mío veo una mini pluma moviéndose.

-¿Qué es eso?- me pregunté- ¿será que estoy alucinando?, ¿una pluma caminando?. Eso sí parece borrachita pues anda a los tumbos.

En eso muy derechita se paró, con mucha elegancia volvió a retomar los pasos como si estuviera en la pasarela de un desfile, más allá que el poco de brisa que había la zarandeó, se cayó, quedándose desparramada, para volverse a levantar.

Mi cara con mi boca abierta no daba clara cuenta de lo que era que estaba pasando y seguía muy atenta la escena.

Se derrumbaba para un lado, para el otro, a la derecha, a la izquierda, adelante, atrás, hasta giros hacía, parecía un contorsionista o malabarista o los dos al mismo tiempo.

Entré a buscar la cámara y mis lentes pues sin ellos de cerca no veo nada y quería asegurarme de tener la primicia del acontecimiento con total claridad.

Ahí la vi, era una hormiguita la transportista, típico de ellas cargando un objeto que la supera en tamaño y peso.

 

 

Eso sí no se desalentaba por nada, ahí se la veía intentándole de todas formas.

 

 

De repente lo lograba, reemprendía la marcha, la brisa parecía que se divertía con ella y con sus ráfagas la desestabilizaba, más allá ella seguía dándole la vuelta para encontrar la forma de lograr su cometido.

 

 

Mostraba la perseverancia, el no dejarse vencer, buscándole el ángulo a la situación para sortearla y lograr su objetivo.

La tenacidad ahí estaba de manifiesto, era cuestión de encontrar el equilibrio como todo en esta vida, en él se halla la armonía parte fundamental para llegar a buen puerto.

 

 

Era largo el recorrido que se había planteado hacer, lo vi al final cuando llegó al término de su viaje, hubiera sido kilómetros para un humano.

Nada la amedrentaba hasta quedar con su cuerpo en el aire, moviendo las patitas para poderse aferrar a la pluma.

 

 

Así estuvo por un buen rato hasta que en un momento se le acercaron otras dos que estaban paradas como resguardando un hueco y ahí entre las tres lograron enderezarla y empezar a meterla dentro de él, hasta que al final desapareció llevándose a la pluma con ella y las otras dos como buenos gendarmes volvieron a custodiar la entrada al hormiguero.

 

 

-Gracias- dije a los aires- por haberme presentado esta hermosa lección, en donde más vale «maña que fuerza», perseverancia, solidaridad y como dijo el poeta:

«…No te des por vencido, ni aún vencido» .

 

MÉXICO

 

El verso final es del poema «Avanti» de Almafuerte

 

ENCUENTRO INESPERADO

 

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