EL DESPERTAR
«¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido!
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento.
Al verme tan solo y triste cual hoja al viento,
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento»
Me desperté temprano en la mañana con la música de banda que sonaba en alguna casa cercana, la cual estuvo toda la noche, desde la tarde, alguien había emprendido el viaje a lo eterno. De esta forma se comienza con el velatorio y la despedida de este plano.
La «Canción Mixteca» se dejaba oír, hermosa no solo su letra sino su música, que lo va sumiendo a uno en una extraña melancolía, lo hace refugiarse en sentimientos de antaño y deja aflorar a la añoranza, a la «saudade», como dijeran los brasileños, ese sentimiento muy peculiar.
Me acerqué a una de las ventanas de la cocina para escucharla mejor y de repente algo se movilizó en el piso a mi derecha, lo cual llamó a mi atención y ahí descubrí a un hermoso gorrioncito dándose un baño en un pequeño charquito que había dejado la lluvia de la noche anterior.
Lo estaba observando como muy valientemente mojaba su plumaje en esa agua que me imaginaba que estaba bien fría pues yo sentía el aire helado dentro de la casa.
Me quedé absorta mirándolo, cuando otro pajarillo se acercó y también con gran alborozo mojaba sus plumas y se sacudía sacando el agua que lo cubría, mientras la música seguía:
«¡Oh Tierra del Sol!, suspiro por verte
Ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor
Y al verme tan solo y triste cual hoja al viento
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.»
Dentro mío algo se unía a esa emoción, sentía a la muerte por un lado, bañada con esa música que me arrastraba a esa dulce y triste aflicción y por otro la vida que disfrutaba de ese baño regalado por el Cielo a sus pequeñas criaturas que alegran a la Madre Tierra.
Ahí estaba compenetrada en ese instante, la canción terminó, el pajarillo voló, el otro fue detrás, alcé mi visión para seguirlos, me llevaron a encontrarme con las montañas y en el cielo: ELLA.
Estaba bajando lentamente, mientras el Sol la adornaba con sus rayos y su luz, se alejaba del día, cada vez más pálida.
Salí fuera el frío se dejaba sentir y me congelaba los dedos, la música seguía con otra canción.
Más allá la temperatura me hizo guarecerme nuevamente en la casa, volví a cobijarme para tomar un poco de calor y beber ese café aromático y delicioso que me había preparado.
Esperaba que la luna descendiera un poco más para irla a despedir cuando la montaña la cubriera, más allá me distraje en el ensueño, entibiando mis manos con la taza caliente y dejando divagar al pensamiento que libre recreaba la escena que lo había hecho sorprenderse, ver a la Vida y la Muerte unidas, así el tiempo se fue y la Luna se ocultó con él.
Esa Luna de Nieve o Luna Tormenta,
se fue sin que le dijera adiós…
y me quedé con la nostalgia en mi corazón…
se había desvanecido…
no había otro refugio para el dolor…
que el…
dulcificarse…
«¡Oh Tierra del Sol!, suspiro por verte
Ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor
Y al verme tan solo y triste cual hoja al viento
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.»
MÉXICO
SIERRA MAZATECA
Letra:
«CANCIÓN MIXTECA», José López Alavez, músico oaxaqueño
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
Bonito texto y preciosas fotos. Un cordial saludo
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Gracias, un abrazo grande y feliz día
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Fantásticas fotos!
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Gracias, un abrazo
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