Mientras se espera
El autobús estaba aguardando que llegara la hora de su salida para partir. Los pasajeros ascendían e iban acomodándose en los lugares libres.
En un momento subió una señora con una niña de unos tres o cuatro años, hermosa criatura con una sonrisa que abarcaba toda su cara, con unos grandes ojos que parecían que querían devorar al mundo que frente a ella se le presentaba.
Muy presta fue en busca de un lugar donde sentarse junto a una ventanilla y ahí se quedó sobre la falda de su madre.
El chofer había bajado y dejado la música puesta en la cual se escuchaba:
«Llega a mi vida
y se abre una página nueva
en la noche incesante
de la humanidad.
Busco ya entre la oscuridad
esa luz que me de libertad
mi llanto se deja escuchar
hoy es mi primer despertar.»
En la vereda se encuentra uno de esos caballitos que por unas monedas hacen la felicidad de los niños mientras se mecen en ellos.
Una vocecita infantil con mucha dulzura pregunta:
-Mami, ¿Por qué ese caballo no tiene huesitos?
Para luego desatarse en una serie de interrogantes interminables, que ni siquiera daba chance a contestar, una detrás de otra sin parar.
Una madre a la cual se la veía cansada no contestaba, estaba abrumada con ese bombardeo de preguntas.
La inocencia característica de esta etapa en la cual el lenguaje se vuelve fundamenttal, donde el niño está ordenando un mundo que se le está abriendo y lo quiere entender, donde descubre que preguntando encuentra soluciones a sus dilemas, un guía que lo ayude a desenmarañar ese espacio que lo rodea.
El aprender a preguntar se vuelve a veces más importante que la respuesta, la cadencia de la interrogación es lo que lo atrae, como modular la voz para hacer la diferencia, al igual que llamar la atención de los adultos.
-Mami, ¿Por qué lo pintaron de tantos colores?
-Mami, ¿Por qué va corriendo ese señor?, ¿a dónde va?
-Mami,¿Por qué las ardillas tienen boquita?
-Mami, ¿por qué no puedo comer helado?
-Mami, ¿por qué hay sol?
-Mami, ¿por qué toso?
-Mami, ¿por qué las piedras no caminan?
-Mami, ¿por qué los árboles están paraditos?
-Mami, ¿por qué no baja gente?
Mientras la música seguía.
«Todo es tan grande y pequeño
descubro que hay sueños
descubro miradas
que enfrían mi piel.
Veo del mundo lo bello y lo cruel
hay palabras que rompen mi hiel
pero donde existe el dolor
siempre hay una semilla de amor.»
Así siguió, junto a una madre fuera de servicio que ya no respondía, cuando de repente cambió su forma de hablar, tal vez al darse cuenta que no obtenía ninguna respuesta.
-Mira mami, las flores
-Mira mami, las casas
-Mira mami, los pajaritos
-Mira mami………..
-Mira mami………..
-Mira mami………..
Solo una especie de gruñido era lo que recibía de respuesta.
«Y aprendí a callar
porque creo que es mejor
pero hablan mis ojos
en nombre del amor.
Hay palabras que muerden,
y hieren sin razón
pues lo más grande y puro
lo dice el corazón.»
-Mami, ¿por qué las lechuzas tienen hijitos?
«Amor en silencio
es andar a favor del viento,
amor en silencio
es de Dios la manera
de enseñarnos la verdad
es ganar en la vida
el amor con voluntad.»
Canción:
«AMOR EN SILENCIO» Marco Antonio Muniz
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Una de la épocas más divertidas que recuerdo con mis hijos es la de las constantes preguntas en la cual la precisión de la respuesta pierde importancia. Un abrazo.
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Así es Carlos, lo importante es preguntar, eso sí hay algunos niños que llegan a desesperar, más allá como dices es muy divertida como esta niña. Un abrazo
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