AGUDIZANDO EL OÍDO
Dicen que escuchar las conversaciones ajenas es de muy mala educación y me imagino que escribirlas está peor, sin embargo lo voy a hacer igual, pues todo esto surge por culpa de mi otorrinolaringólogo.
No el de escribirlas por supuesto que eso ya fue decisión personal, sino el de escucharlas, más allá que la escritura tiene una base terapéutica aconsejada por otro integrante de la salud.
Resulta que estaba perdiendo el oído, baja audición y como ejercicio me recomendó justamente eso, oír lo que los demás hablan, esté donde esté y prestar mucha atención, a mayor distancia mejor pues se logra agudizar la oída y con eso frenar en lo que se pueda el deterioro de la misma.
Por eso aquí estoy cumpliendo mi prescripción como «chismosa» metida en asuntos que no son de mi incumbencia y para colmo compartiéndolos.
¡Qué se le va a hacer!, son remedios de la Vida bajo receta profesional.
Aquí les va lo escuchado.
Venía caminando por una calle donde se encontraba un Jardín de Niños aparentemente religioso pues una iglesia se encontraba a su lado, a lo lejos vi como una joven madre, salía con un niño como de unos 5 años.
Me llamó la atención el gesto de que se intercambiaron las mochilas, cada uno cargó en sus espaldas con la del otro. Se les notaba felices de reencontrarse.
Tomados de la mano emprendieron la marcha, la acera estaba congestionada, como quien dijera se caminaba a vuelta de paso. Ya para ese momento los había alcanzado e iba detrás de ellos, lo que hizo que escuchara la conversación que los dos iniciaron.
La consabida pregunta de todas las mamás:
– ¿Qué hiciste hoy en la escuela?
– Restas, no son igual a las sumas
– No ahí le quitas
Siguieron hablando de las diferencias entre las sumas y las restas, cuando agotaron el tema el niño acotó.
-También hablamos de la familia.
– ¿Qué hablaron?
-Que en una familia están los papás, las abuelas, los hermanos, primos, tíos.
-Sí – dice la mamá- todos son parte de la familia.
-Pero no todos tienen a todos, yo no tengo papá, hermanos, ni primos.
-Puede ser que un día los tengas y, ¿qué más hablaron?
-Del matrimonio que están juntos para toda la vida- dice el niño
-Sí, hasta que la muerte los separe……- dice la madre, con cierta duda en su voz y haciendo una pausa.
-Sí- dijo el niño- eso dijo la maestra
-o el divorcio- agregó la madre
-Eso no dijo la maestra- acotó el niño
-Eso lo dice tu madre, que sabe lo que es eso.
Así siguieron, al llegar a la esquina nuestros pasos tomaron direcciones distintas y ellos siguieron con su plática.
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
Gracias Carlos.
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Ese ejercicio ha sido un sorprendente y agradable hallazgo, se ve que aún existen dos educaciones complementarias la aprobada oficialmente y la de la realidad circundante. Un abrazo.
Sigue escuchando.
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Así es Carlos, seguiré escuchando ya es una parte de mí. Un abrazo
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Reblogueó esto en Espacio de Arpon Files.
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Gracias Arpon que tengas un hermoso día, un abrazo
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muy buena recomendación del otorrino, eso si además de escuchar y escribir sobre ello se recupera la audición, no lo creo pero quien te dice, precioso diálogo de madre e hijo.
Me encanta leer lo que escribís, abrazo Marisol
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Hola Marisol, si la verdad que sí, no la recuperas se deteriora digamos que con más lentitud, aunque lo perdido, ya está, agudizas la atención y te obligas a escuchar, ahí es dónde está el asunto.
A mi también me encanta que te encante lo que escribo, un abrazo grande muy grande
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Jajaja, me ha hecho reír la conversación. La maestra solo le había enseñado una parte del asunto, la buena.
Y lo de que las restas no son igual a las sumas también tiene mucha gracia.
Que sigas escuchando y nos lo cuentes.
Abrazo, Themis
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Qué bueno que te gustó, pues realmente fue muy bonito oírlos hablar y sobre todo lo feliz que estaban de reencontrarse. Alguna que otra seguiré contando, no todo lo que escuchas es gracioso, por el contrario. Un abrazo
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