MENSAJE
Así seguí mi camino en el desierto, buscando una sombra donde resguardarme y quedarme sentada en la nada, los cactus me iban llamando, me mostraban las diferentes formas de sobrevivencia que habían adoptado a lo largo de los siglos, todo se trataba en parte de equilibrar la luz, la sombra y reservar el agua, vivir con el mínimo posible y utilizar todas las formas que la Naturaleza enviaba para poder retenerla.
Llegar a crear uno su propia sombra que lo guareciera.
Seguía subiendo la cuesta, donde ya divisaba la Iglesia que estaba frente a donde me hospedaba.

Todo el alrededor estaba en el silencio, las presencias se presentaban en formas de afiladas espinas,

y en los grupos de cactus que unidos resistían y seguían creciendo, uno al lado del otro, sin detenimiento, más allá que para llegar a formar la colonia tardaron años, algunos cientos de ellos.

Guardan el discernimiento de los siglos, se trasmiten unos a otros los conocimientos para que no se pierdan y logren soluciones nuevas para los cambios que el medio ambiente exige.
Es la lucha, la lucha por la existencia sin importar lo que haya que ir transformando con tal de permanecer en estas tierras hasta trasmitir la enseñanza a otros, una vez que se vació el conocimiento se suelta para proseguir el viaje.
Uno de ellos me llama, me voy acercando, me quedo parada lejos me provocaba un cierto desconcierto, si bien ya había andado por desierto no de este tipo, no con presencias que me hicieran sentir tan profundo, tan adentro mío, como si quisieran ahondar en la limpieza del alma, destapando todos los tapujos donde hubiera una experiencia «reprobada» encerrada.
Mire para todos lados como para buscar una escapatoria, mi razón no hallaba la causa de esa conducta, pues por otro lado era como estar al lado de un maestro, un maestro que se presentaba en la luz sin embargo venía de la sombra, de un espacio enigmático, una sensación de una soledad hermética, impenetrable se hizo eco dentro mío.
Poco a poco se iba borrando lo reconocible del mundo, me iba metiendo en otra realidad.

De repente escuche como una voz que decía:
-Aquí vienes a eso. Aquí vienes a encontrarte contigo mismo en el vacío. Aterra, da miedo. Es el futuro. Es el camino. Hacia él todos vamos aunque no seamos consientes de ello, solo estamos de paso, el viaje acaba cuando alzas las alas en pos de lo Eterno, prepárate para ello, para poder hacerlo descarga todo lo que te pesa y podrás remontar el vuelo. A todos nos llega el momento unos se elevarán y otros quedarán frenados en el suelo.
Las palabras resonaban dentro mío, la parálisis no permitía ningún movimiento, solo veía el Cielo, la Tierra en el infinito.
-No te quedes ahí parada en pleno sol, siéntate ahí, en la sombra.
Sin decir nada, así lo hago.
-Cuando la veas pasar, ¡anda tras de ella!, te mostrará lo que sigue.
No entendía a que se refería, sin embargo no dije nada, quedé atenta a ver cuál sería el próximo acontecimiento que sucedería.
Pasó un tiempo, ya me sentía más tranquila, algo dentro mío se diluía como si le hubieran volcado mucha agua para que se disolviera, cuando de repente una mariposa blanca que revoloteó a mi alrededor haciéndose presente me incitó a ir detrás de ella y así llegué a otro cactus escondido entre árboles con espinas muy filosas como hojas de cuchillo, dos brazos se alzaban a los Cielos, ella pasó volando entre ellos, moví mi cabeza para no perderla y vi esa forma que hizo que mi sonrisa se expandiera: ¡un corazón invertido!.

Para luego proseguir el vuelo y detenerse un instante sobre otro lado del cactus que se veía gris, descolorido, como una mancha obscura, hasta desagradable en su aspecto, sin embargo de repente se presenta y la luz le da otro enfoque, la hace relucir y ahí descubrí la imagen que hizo que con ella cerrara la incursión de ese día, agradeciendo el regalo que la Vida me ofrecía.

Un paseo en blanco y negro, entre la luz, la sombra y el detalle a color, entre seres que transmiten la prudencia, la perseverancia, la austeridad, la resistencia, la unión, el mantener la fe sea cual sean los Tiempos.
La respuesta está en ti mismo
ZAPOTITLÁN SALINAS
México
Espero que hayas disfrutado esta entrada …!
Te invito a que te des una vuelta por el blog, donde también encontrarás otros posts que te pueden atraer.
GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Gran artículo. Felicidades
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Gracias Arpon, un abrazo
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Themis y el País de las maravillas, podrías haberlo llamado.
Muy interesante y distraído.
Un saludo
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Esta buena tu sugerencia, me da risa, qué bueno que te haya distraído. Un abrazo
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Muy inspirador este paseo exterior pero hacia el interior de uno mismo.
Dicen que las mariposas son las almas de la Naturaleza.
Un beso
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No lo dudo de que sean almas de la Naturaleza, qué lindo.
En un lugar en donde vivía y no tenían ningún sistema de comunicación para avisar si iban a llegar de visita, las mariposas eran las encargadas de hacerlo y sí, así era.
Un abrazo
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El desierto es una experiencia singular, gracias por compartirla. Un abrazo.
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Sí, que lo es, esa vasta dimensión de montaña, planicie, de piedras, con las extensiones de cactus que vienen de cientos de años lo vuelven algo muy especial. Un abrazo y hermoso día
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