EL TROVADOR CALLEJERO
El día había amanecido alborotado, por todos lados el silencio característico del lugar se veía interrumpido por sonidos que se disparaban a una velocidad que impactaba, no solo de los humanos que a los gritos circulaban, sino también de los animales que parecía que querían advertir que el mundo se estaba viniendo abajo.
Estaba sentada en el autobús que me llevaría a la ciudad, el sonido del motor que lo estaban arreglando era un poema catastrófico.
Imaginaba que todo eso sucedía para ir apagando ese ruido interior cuando queremos adormecer el pensamiento que no deja de hostigarnos y buscamos que el afuera lo supere, para acallarlo o por lo menos no escucharlo.
La tensión aumenta y aumenta, el pensamiento rumiante no abandona a las seseras, las hace estar cada día más embotadas en su propio lamento, como que anda buscando culpables, sentenciando cada acto que se ejecuta, sobresaltando a las almas con historias de un pasado y no se diga con los pendientes y ni que hablar del miedo, ese se expande, se vuelve ansiedad, angustia, terror, y ¿qué hacer para acallarlo?, nada mejor que el «ruideral» afuera, para ver si con su estruendo todo lo interno se enmudece.
Volverse, un lago en calma, un espejo de mi propio reflejo, un sentir que aquiete esas voces de una mente convulsionada.
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De repente un aroma dulce y penetrante me trajo al presente, empezó a embriagarme a sentir que me empalagaba, «¡Ay!, nanita…», como que esto se pone cada vez «pior», mientras una arcada quiso expresarse con el sentimiento que le ocasionaba y fue sentenciada al aguante, aprender a controlar, «a ser macha».
Junto a la fragancia azucarada, al motor rugiente, las voces chillonas de dos féminas que se comunicaban los últimos chismes de la mañana por altavoces, entonces, la bolilla que faltaba surgió para hacer más trepidante el instante, en la bocina del autobús que la tenía encima, empezó a sonar una rola, de esas de allá por los 80 y me llevó así como así a aquellos momentos que nunca hubiera imaginado escuchar en el medio del desierto, después de tantos años, en un contexto donde se podría decir que lo urbano no existe, gracias a Dios, y que me llevaría a aquellos momentos en donde la adolescencia revoloteaba en la casa.
«Fue en la estación
Del Metro Balderas
Donde quedó la huella
De nuestro amor,
Allá en la estación
Del Metro Balderas
Allí quedo embarrado mi corazón.»
EL TRI
METRO BALDERAS
«EL TRI» esa banda del rock mexicano urbano ese que narra la vida de la calle, la marginación, el descontento social, con un lenguaje directo , más allá que esta canción fue escrita por el músico «Rockdrigo» González, apodado: «El profeta del nopal», que murió en el terremoto de 1985, sin embargo lo que él logró con un solo álbum «Hurbanoistorias», grabado en 1982, dejó un legado que lo llevó a ser recordado con una estatua en la propia estación del metro.
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Alex Lora, el mero de la banda del TRI, tomó la canción y le dio sus vueltas, para volverla más comercial, menos triste y sin que lo esperara la canción se volvió icónica de ese tipo de rock, eso sí, todos conocen la historia y a quién perteneció, no fue lo mejor escrito por «Rockdrigo», sin embargo una de las más escuchadas y que representa al rock urbano nacional.
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En ella cuenta la historia de un hombre que busca a su amada, perdida en la multitud de la estación Balderas, en el Metro de la Ciudad de México, cuando ya el tsunami de personas en hora pico empezaba a hacerse notorio, «…una ola de gente se la llevó», entonces secuestró un tren para que el conductor lo escuchara y…. mejor aquí se las dejo.
Cuentan los biógrafos no autorizados que llegó a la Ciudad, desde su Tamaulipas amada, con su guitarra, con sus gafas obscuras, la música de la huasteca en su corazón, su armónica que no podía faltar, la otra infaltable la mota o maruja y la poesía «ñera». Esa que expresa en un lenguaje poético temas cotidianos, de la vida en el pleno barrio, de esa cultura de la esquina donde se empezó a crecer, y se aprendió a vivir, abocado al momento pues era lo único que se tenía y el futuro quien sabe si llegaría, las relaciones entre los cuates, los camaradas, las personas de más confianza, su lenguaje es corriente, donde la solidaridad, lo vivido con otros, la lealtad, es parte fundamental.
Al principio tocaba covers, pero también tenía sus propias rolas que al decir de la «banda» que lo seguía, le salían «chidas», y entonces eso lo llevó a crear las suyas, así empezó con la crónica urbana, con un dejo en su poesía a las de Dylan, de ahí que surgiera el apodo del «Dylan mexicano».
Pertenecía al movimiento de los Rupestres, ese colectivo del rock mexicano, que reunía a varios músicos, todos emparentados porque no tenían recursos para formar bandas con instrumentos electrónicos, y fue su voz, su guitarra, un teclado o armónica y que las letras de sus canciones se volvieron la parte fundamental.
De ahí que fue considerado como «el mero mero sacerdote rupestre, guía espiritual en el caos citadino…»
Su música la tocaba en la calle, en los autobuses y con ello iba sacando para mantenerse, para darse a conocer y tener sus primeros seguidores, que enseguida se «enamoraron» de su poesía musicalizada pues, les llegaba al corazón y al sentir de esos jóvenes de esa época encerrados en una ciudad que crecía, crecía y no se detenía.
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«Rockdrigo» grabó solo un cassette en su vida, con los ahorros que fue juntando, peso a peso de esas monedas que le sobraban de sus conciertos en las esquinas urbanas y de su subir y bajar de los autobuses. Él hizo todo, escribió, compuso, tocó la armónica, creo los coros, las percusiones, y todo lo que se necesitaba para sacar una producción de una gran calidad de audio, la cual vendía el mismo, a todos aquellos que se detenían a escucharlo y a descubrirlo.
Así esa canción se volvió un himno en la gran Ciudad de México…
Una tras otra surgían las canciones de ese rock mexicano, con todas las bandas que luego empezaron a ser parte de él, llevándome para atrás en ese día en donde el caos universal se estaba haciendo cargo de someter a los mortales con una abundancia de estruendo sin fin…
Así seguía mi viaje, bizarro y extraño que en un instante se fue….
CONTINUARÁ…
MÉXICO
SEPTIEMBRE 2025
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La música es capaz de generar emoción sobre el corazón más duro. Gracias por compartir esta linda historia. Un Saludo,
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Gracias a ti Carlos por andar por estos rumbos, me pone contenta saber de tí. De acuerdo contigo la música es el arte más espiritual pues conecta directo al interior del ser humana. Abrazo super grande y pasala lindo
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Qué bonitos recuerdos, Themis. Me ha encantado leerte, recordar contigo momentos musicales, ese rock mexicano que apenas conozco, pasear la ciudad, sentir esa poesía catastrófica del motor del autobús… Genial. Un placer leerte siempre. Gracias po estos artículos tan auténticos. Feliz fin de semana.
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Tú que conoces todo esto y como se mueve México en sus calles te debe haber hecho viajar hacia atrás, en esa posía catastrófica que muy bien sabes interpretar y vivenciar desde tu alma de poeta. Gracias a tí Julie por estar aquí y un abrazo infinito y muy feliz fin de semana
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Me ha gustado mucho conocer a Rockdrigo y leer tu descripción de ese jaleo exterior tan abrumador. A mí a veces me agobia tanto que prefiero no salir de casa. Aquí hay ruido hasta en los parques. «Poemas catastróficos»por todas partes. Me encantó la expresión.
Abrazo silencioso, Themis.
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Aquí es al revés difícil que haya mucho ruido, más bien es muy silencioso, por eso sentirlo se multiplica y se vuelve algo muy extraño.
Rockdrigo fue un gran poeta urbano, tenía canciones muy buenas y muy bien producidas, todo lo hacia él, no tenía dinero para más y murió joven cuando recién se le reconocía.
Gracias por tu abrazo, otro grande para ti con el mutismo del bosque de cactus.
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Hola, Themis, hoy nos metes la música por los ojos (y por los oídos). ¿Cuántos músicos famosos habrán salido de las calles? ¿Y cuántos no habrán sido reconocidos? Difícil también labrarse un futuro en ese mundo.
Gracias por mostrarlo.
Un abrazo. 🤗
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Sí Merche, muchos, al igual que muchos están volcados en ellas, por lo menos aquí en México por todas partes los encuentras y todo tipo de música ejecutan y algunos son super buenos, es que el arte cada día se expande más y copa las calles y desde muy tempranas edades. Ser reconocidos muchas veces dependen del mercado, y de quién les hace la publicidad de a quién venden. Rockdrigo se formó en la calle y su creación la atravezó, murió antes de llegar a la parte comercial pero hasta estatua tiene y es muy reconocido. Gracias, abrazo super grande
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