CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL ENCUENTRO CON LA AURORA

EMERGIENDO A LA VIDA

Me desperté al día con un gran murmullo de vocecitas trinadas, que alegres recibían y daban sus alabanzas a ese nuevo amanecer que, detrás de las montañas se preparaba para irrumpir, arropado por ese clamor que lo bendecía y le daba la bienvenida.

Quedé con una gran sonrisa dibujada que se negaba a irse, no encontraba motivos para desaparecer sino todo lo contrario para unirse a ese concierto en la alborada, parecía que me dijera:

-¡Levántate!, ¡levántate!, no seas floja- me invitaba a ser parte con todos ellos, para disfrutar, para agradecer y emprender con ese asombroso día que esperaba.

Hice caso, me elevé lentamente con un gran desperezo, de esos ricos, suaves, que me hizo sentir un gran estiramiento y oxigenó a mi cerebro.

Con cada respiración profunda y ese abrir la boca dejando que se expresara como quisiera  y estampara a la travesura en ella y estirando los brazos lo más arriba, mientras sentía al aire fresco que llenaba mis pulmones y despertaba la vida en cada rincón de mi ser.

Mientras seguía extendiéndome, se instaló y quedó dibujada en mi rostro, esa sencilla acción liberó endorfinas que comenzaron a fluir por mi cuerpo llenándolo de pensamientos risueños y de una gran serenidad interior.

Afuera uno de esos alados cantaba con un trino tierno que mostraba todo su contento, sobresalía no con un canto especial, sino por la alegría, como si fuera un niño pequeño que amanecía con todo su regocijo, sabiendo que le esperaba la gran aventura por descubrir.

Con la energía renovada, salí al patio, el techo que el maracuyá y el chayotero nos regalan, dándole cada día más frescor a ese espacio, donde el Hermano Sol a veces no tiene miramiento y lo vuelve horno, entre sus hojas una dulce presencia se asomaba.

Era ELLA, la más hermosa moradora de la noche, que estaba creciendo, me quedé mirándola, embebida en ese misterio del nacimiento del día, entre el susurro de trinares que como olas pasaban y me mecían, un cielo que se teñía de un azul cerúleo intenso, mientras los primeros indicios de luz comenzaban a deslizarse, iluminaban con delicadeza cada rincón de ese mundo dormido.

Un gallo a lo lejos lanzaba a los aires su: ¡Qui qui ri qui quiiiii…! y se unía a la melodía de la vida, mientras ELLA ahí estaba aguardando que ÉL surgiera para verlo así fuera desde lejos.

*

*

Un grillo trasnochado pasó dando brincos para un lado y para otro como si recién hubiera salido de una gran juerga que lo había hecho pasarse de tragos y no dejaba que su andar fuera equilibrado, o sería que acaso que un alacrán, esos otros moradores, que en esta época abundan por todos lados, ¿lo viniera persiguiendo?. Pues, para los arácnidos, los cri-cri son un gran manjar nunca despreciado, que merece un último esfuerzo, para irse a descansar la noche bien alimentado.

¡Un café!, ¡un café!, era lo que ameritaba el momento y dejarles la comida a todos los pequeños alados que en cualquier momento cuando ya el Hermano Dorado aparezca llegarán sabiendo que su alimento los espera.

El aroma del elixir negro se intensificaba, envolviendo el aire con su místico perfume que parecía mascullar secretos atávicos.

Los pequeños alados atraídos por la fragancia, comenzaron a revolotear nerviosos alrededor del lugar, sus alas destellando bajo la luz del sol que surgía, los trinos se intensificaron para luego ir acallándose en un decrescendo.

Todos fueron aguardando en los muros, en las ramas de esa enredadera techo a que con pasos firme y la mirada serena de aquel que se sabe inspirador de respeto y esperanza, el Hermano Áureo se acercara a la mesa. Una bendición susurrada, en un idioma ancestral de los comienzos de los tiempos, resonó en los corazones de todos los presentes.

El silencio se hizo eco, la luz emergía de ÉL cada vez más entusiasmada, las nubes recorrían el cielo, la escondían a ELLA para luego descrubrirla , como si estuvieran jugando a las escondidas. El momento parecía suspendido en un instante asombroso, donde todo convergía en un acto de comunión y esperanza, traía un gran mensaje que decía: que en la unión y en la confianza reside la fuerza para afrontar cualquier desafío que el destino traiga.

*

*

 El frescor matinal me acariciaba, me hizo estremecer, la sonrisa no se borraba de mi cara, era el «ananda» que se había establecido en mi ser, me colmaba de un gran brío, sentí que el silencio se llenaba de promesas nuevas, de sueños por descubrir, y que en ese momento fugaz, la magia del amanecer me recordaba que cada día trae consigo una oportunidad para renacer.

GRACIAS

MÉXICO

JULIO 2025 

***

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10 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL ENCUENTRO CON LA AURORA

    1. Gracias Eva, si así es, lleva consigo ese encanto del despertar y renacer a la nueva jornada y mientras el alrededor está quieto la mayor parte duerme, y la luz surge lenta, sigilosamente, y todo se enciende. Abrazo infinito

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  1. ¡Themis Themis! Pura prosa poética, , un alma viva transmitiendo a todo vapor esa felicidad interior tan digna de un ser pleno. Unas imágenes también poéticas, bellas. Nunca dejes de sorprendernos así! Enhorabuena por esa alma agradecida que con tus letras retratas. Te dejo un abrazo cafetero y un cuaderno todo en blanco para que continúes este bello poemario. 🤗😘🌹🌹🌹

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    1. Me alegra tanto Maty que así te haya llegado ese instante tan mágico que la vida nos regala de comunión con todo lo que está a nuestro alrededor, de encontrar ese sentir tan pleno.
      Gracias por tus regalos, trataré de llenar esas hojas en blanco, con todo aquello que nazca del corazón, otro abrazo bien grande para tí

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  2. Hola, Themis, qué bonito, no solo las imágenes, sino también el texto, preciosas palabras. Estás sobre todo: «que en la unión y en la confianza reside la fuerza para afrontar cualquier desafío que el destino traiga». Qué así sea.

    Me ha hecho gracia también el pobre grillo que venía de juerga o quizá perseguido por un alacrán, pobre, en cualquier caso mal final le espera o la bronca de la parienta o la muerte, jeje.

    Muy bueno.

    Un abrazo. 🤗

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    1. Hola Merche, gracias me alegra que te haya gustado. El grillo todo un espectáculo brincando realmente como borrachito dando tumbos, quién sabe de qué huía, imaginé un alacrán, pues en esta época aparecen sin embargo nunca lo vi.
      Eso sí, toda la razón, como sea «mal final le espera». Abrazo grande

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  3. ¡Que hermosos momentos, Themis! Los conozco porque aquí no tengo patio pero sí dos acacias llenas de gorriones y tórtolas que al amanecer me alegran, como a ti, la vida. Es maravilloso empezar el día en ese silencio tan lleno de músicas. Disfrútalo y da gracias a Dios por tanta belleza. Gracias por contarnos tus experiencias. Mi abrazo.

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    1. Sí Julie fue bonito la verdad a parte ese techo verde que está creciendo en el patio, un gran cambio y mirar a través de él y encontrarse con esa mini preciosura a lo lejos y luego la vida que aparece. Tu la conoces ahí en sus trinos en su movimiento y la alegría que dejan. Gracias, abrazo bien grandote

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  4. Hola Themis, un relato con cualidades poéticas. Me gustó mucho. La naturaleza muchas veces nos muestra el camino a seguir para tener equilibrio emocional. Fijarnos en esas pequeñas creaciones que nos acompañan en la tierra, desde árboles, plantas, aves, etc. y que si nos fijamos, son ejemplos para nosotros. Para no perder la cabeza en preocupaciones banales, y concentrarnos en el aquí y el ahora, tratar de apresar la felicidad aunque sea a ratitos.. Un relato muy bonito. Saludos.

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    1. Gracias Ana, más vale estar viviendo cada momento, disfrutando de esas pequeñas cosas que se nos presentan y que muchas veces ni en cuenta las tenemos. Corremos tras quimeras que nunca alcanzamos pues cuando estamos cerca se alejan y mientras no ves la vida que pasa a tu lado regalando belleza. La felicidad es el camino…..abrazo bien grande

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