CALENDARIO MEXICA
«Había una vez en un lugar muy especial en donde el cielo y la tierra se entrelazaban en un abrazo eterno, un sistema mágico y sagrado llamado el Tonalpohualli, el calendario sagrado de los antiguos mexicas. Este calendario no era solo una forma de medir el tiempo; era un espejo del alma, un mapa que guiaba la vida de cada individuo desde su primer aliento.
En aquel tiempo, cada persona nacía bajo la mirada de un signo especial, un símbolo que reflejaba su destino y carácter. Este signo, llamado tonalli, era como una chispa de energía celestial que llevaba la esencia de los dioses mismos. Cuando alguien nacía, los sacerdotes y sabios observaban el cielo y los días, buscando en los movimientos de las estrellas y en los ritmos del cosmos la señal que determinaría quién sería esa persona en el gran tapiz de la existencia.
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Cada tonalli era como un canto único, una melodía que marcaba la suerte, las virtudes y los desafíos que acompañarían a esa alma en su camino. Algunos nacían con un signo que los hacía valientes y fuertes, otros con uno que los dotaba de sabiduría y paciencia. Pero todos, sin excepción, llevaban en sí la marca del calendario, una huella que los conectaba con el universo y con los dioses.
El Tonalpohualli, con sus 260 días llenos de significado, guiaba también a los chamanes y sacerdotes en sus ceremonias, en la predicción del futuro y en la comprensión de los momentos propicios para celebrar, sembrar o luchar. La gente creía que, si vivían en armonía con su signo, podían cumplir el propósito que los dioses les habían encomendado y encontrar paz en su andar por la tierra.
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El Tonalpohualli, con sus 260 días llenos de significado, guiaba también a los chamanes y sacerdotes en sus ceremonias, en la predicción del futuro y en la comprensión de los momentos propicios para celebrar, sembrar o luchar. La gente creía que, si vivían en armonía con su signo, podían cumplir el propósito que los dioses les habían encomendado y encontrar paz en su andar por la tierra.
Y así, en aquel mundo mágico, el calendario sagrado no solo contaba los días, sino que marcaba el destino de cada ser, recordándole que todos somos piezas de un gran universo, conectados por los signos y las estrellas que nos guían desde el principio de los tiempos.»
Adaptación de una idea tomada de un autor anónimo y llevada al cuento. Gracias
Agradezco ilustraciones a: DIANA KAREN PÉREZ PRADO
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BLOG DE THEMIS... 
Me he visto inmerso en un rincón sagrado de la antigua Tenochtitlán, donde el tiempo no es solo un reloj, sino un latido del cosmos. La forma en que describes el Tonalpohualli como un “espejo del alma” y un “abrazo eterno” entre cielo y tierra es impactante. Se siente como una invitación a conectar con algo más grande, algo que trasciende. Me encanta cómo explicas el tonalli, esa chispa celestial que define el destino de cada persona. Es muy evocador imaginar a los sacerdotes mirando las estrellas para descifrar quién será cada recién nacido, como si el universo mismo les estuviera susurrando su camino. La idea de que cada signo es una melodía única, con virtudes y retos, le da un toque muy humano y a la vez mágico, como si todos lleváramos una partitura cósmica dentro. Lo que más me ha gustado es cómo transmites esa conexión profunda entre los mexicas, su calendario y el universo. Esa idea de vivir en armonía con tu signo para cumplir un propósito divino es tan bonita que dan ganas de saber cuál sería el mío en ese sistema. Tu escrito guarda un ritmo tranquilo, casi ceremonial, que te envuelve y te hace sentir parte de ese mundo antiguo.
Me ha dejado con ganas de aprender más sobre esos 260 días y sus significados. Es como un recordatorio de que el tiempo puede ser mucho más que un calendario: puede ser un guía espiritual.
Abrazos!
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Bien dices Marcos en ese final que el tiempo puede ser un guía espiritual. Era muy importante para los antiguos pobladores pues la mayor parte manejaban alguna forma de guía espiritual para ese niño que nacía, incluso en algunas partes se le asignaban «padrinos», que iban a apoyarlo en el camino porque entre lo que el universo hablaba de ese niño y de lo que iba a necesitar en su camino, ese tutor o tutores lo traían.
Es muy bello meterte dentro de ese mundo te abre otro panorama de ver el mundo que te rodea, el cielo que te envuelve y la tierra que te tiene parada en ella.
A parte era fundamental el que todos supieran quienes eran desde los mandatos de los dioses y eso daba en una parte la tranquilidad en el seguir el camino y cumplirlo, no por imposición sino porque te ibas haciendo uno con él desde que eras bien pequeño, empezabas a amarlo, a sentirlo, a encontrarle un sentido a tu vida y cuanto mayor la entrega más grande la recompensa, que en última instancia era estar en paz contigo y con todo lo que te rodeaba, para llegar, si llegabas a tu último tramo de la vida, con la integridad suficiente para saber que habías cumplido con ella.
Abrazo muy grande y gracias
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¡Themis, pero qué bonito! Nuevamente me has transportado. Qué linda es nuestra cultura y cuán tuya la has hecho, conoces lo que a mí se me escapa y es un orgullo que tú me lo vengas a recordar, o a enseñar en muchos casos. Esto es magia, cultura, tradición, nuestra realidad ancestral y qué lindo que estés imbuida en todo esto. Siento orgullo, nostalgia (¿?), magia y cosas que explicar no puedo, lo que sí puedo es agradecerte tanto que nos das. Un abrazo y otro abrazo y otro y uno más. ☺️🤗☺️🤗☺️🤗☺️🤗☺️🤗🤗🌹🌹🌹🌹🌹🌹🤗
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Hola Maty, recién veo este comentario tuyo, disculpa por el atrazo en contestarte, he tenido problemas tecnológicos.
México tiene una cultura profunda bella muy bella, me gusta mucho el estar metida dentro de ella, acercándome en parte a ese México profundo que en cierta forma es quien todavía guarda muchas de sus costumbres y creencias.
Seguiré en el camino cada vez que pueda mostrando esas tradiciones, realidades ancestrales que no han perecido y que son dignas de vivirse y compartirlas. Gracias Maty, abrazo inmenso
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