ANUNCIANDO DÍA DE MUERTOS
Ahí frente a mí, sin esperarlos me los encontré, eran: ¡ALEBRIJES!, ¡enormes!, llenos de colores vibrantes, esa artesanía típica de México, que son figuras fantásticas que unen partes de diferentes animales, creando seres híbridos, realizadas la mayor parte con las técnicas de la cartonería, así por lo menos empezaron, más allá que luego la madera también se encantó con ellos, pues fascinan a todos los que lo vean, aunque también producen en algunos rechazo, más no a su colorido sino a sus formas y a lo que les produce por dentro.
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Había sido su desfile, que dicen, que es una fiesta muy importante en la Ciudad de México de donde son originarios, más allá que luego se extendieron por otros Estados.
Cuentan, porque en lo personal nunca lo he visto, que van andando por las calles del Centro Histórico hasta llegar al monumento del Ángel de la Independencia en el Paseo de la Reforma, acompañados por bandas de música popular mexicana y que son cientos de ellos que se presentan, que año con año van creciendo, es algo sorprendente que embelesa y lleva al observador por un mundo hechizante .
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FOTO TOMADA DE INTERNET
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Son creados por grupos de artesanos y sus familias lo realizan en cartón, papel, alambre, tela, madera o cualquier otro material que venga bien y su desfile, lo hacen unas jornadas antes que comience a celebrarse Día de Muertos.
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Luego de ello quedan en exposición por diferentes lados, donde miles de personas van a visitarlos a sacarse fotos, a volverse locos con lo que ven, como los turistas, que no pueden entender toda esa suerte de jolgorio, de mundo mágico, de juego, de regocijo frente a lo que tendría que dar terror y pánico como es la Muerte.
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Así comienza, estos son los primeros pasos, los que adelantan lo que sobrevendrá, pues para encantamiento solo falta que te dejes llevar por ello, que permitas por un instante nada más que el ambiente te moldee ese pensamiento que traes, que le bajes a lo trágico y entres en la aceptación que más vale que a «La Pelona» le des en tí un lugar especial, para que cuando te lleve no sea tanto el drama de tu alma, sino que flojito te entregues y sigas el camino al Mictlán, donde todas las ánimas tienen que llegar, para descarnarse y así entrar al lugar del descanso eterno.
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Claro que para ello tendrá que recorrer nueve cielos, en un viaje que dura cuatro años y mientras este descenso realiza, los mortales en la Tierra lo ayudan a proseguir tratando de no distraerlo de donde está y mientras con diferentes eventos van haciendo su duelo.
Según cuenta la historia los alebrijes, fueron creados por el Señor Pedro Linares, quien era un cartonero que se dedicaba a la fabricación de piñatas tradicionales, muñecos, máscaras de carnaval y todo aquello que tuviera que ver con esa técnica artística que el manejaba de maravilla.
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FOTO TOMADA DE INTERNET
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Dice su nieto Leonardo Linares en una entrevista que su abuelo era muy pobre, que vivía en la extrema pobreza, que por el 1932 cayó enfermo y el médico le dijo que tenía una úlcera gástrica. Ni idea de que era eso y menos aún tenía dinero para atenderse, por lo cual la úlcera reventó y el adelgazó mucho y se fue poniendo cada día peor.
Parecía muerto, de ahí que los vecinos y los deudos comenzaron el rito fúnebre que se usaba en aquella época, en donde rodearon su cama de veladoras y rezaban para salvación de su alma, sin embargo, solo estaba sumergido en un profundo sueño.
«. En él veía una campana inmensa a lo lejos, parecía suspendida en el aire. Hacia ella se dirigía la gente. Después se dio cuenta que en realidad se trataba de los muertos porque miró entre la multitud a su hermano, quién había fallecido muchos años antes, cuando era muy joven. Tenían que pasar por un camino estrecho en el que sólo cabía un pie. De un lado había una pared y del otro el abismo. Muchos lo transitaban caminando, otros de rodillas y unos más a gatas. Los que no tenían la suficiente determinación caían al vacío.
De pronto el hermano de Pedro se dirigió hacia él:
—¿Y tú qué haces aquí? No perteneces a este lugar. Vete por donde viniste.
—Si me voy —contestó el maestro cartonero—, nada más dime por dónde porque no sé ni cómo llegué acá.
Pedro comenzó a caminar en dirección contraria. Poco a poco se fue alejando de la gente hasta que se quedó sólo. Llegó a un paraje donde el suelo estaba seco, árido, a excepción de unas cuantas matas, la vegetación no crecía por ahí. El lugar era lúgubre, con poca luz. El hombre sintió miedo. De pronto, de las sombras surgió una neblina y de ahí comenzaron a salir animales extraños. Era como una estampida de seres horribles compuestos por diferentes elementos de animales. Lo acechaban. Su mirada era demoníaca. Se lo querían comer. Al mismo tiempo escuchaba el sonido que producían sus gargantas, algo que él entendió como “lebrija” o “alebrije”. Las voces de los animales eran tan fuertes que le taladraban los oídos. Pedro corrió como nunca en su vida lo hizo. Tras huir de esos seres despertó. No supo cómo, algo tuvo qué hacer. La gente alrededor de su cama se sobresaltó. Había resucitado. «
Al recuperarse, Pedro Linares comenzó a recrear en papel maché las criaturas que había visto en esa especie de sueño pesadilla, e inició la producción de ellos.
Al principio eran rechazados por lo horripilante, descarnados y atroces que esas obras eran, solo grandes artistas como Diego Rivera, Frida Khalo que siempre andaban en búsqueda del arte popular original se interesaron por ellos.
Los cambió un poco haciéndolos que dieran menos miedo, luego los fue pintando, decorando y así se fue extendiendo en el mercado y logrando fama internacional.
Él decía que:
«Para que sea auténtico tiene que tener presentes a los cuatro elementos de la naturaleza: aire, a través de elementos como una cola de pájaro; fuego, a través de lenguas viperinas; agua, a través de crestas o colas de pez, y tierra, colocándole nariz de oso o armadillo. Lo más importante es que todos los elementos estén armonizados.»
Seguí dando la vuelta, viendo a esos animales mezclados que pululaban por todos lados, los niños fascinados querían fotografiarse con ellos y se detenían a observarlos,
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al igual que a esos personajes extraños que iban apareciendo que se estaba vistiendo para ponerse a danzar.
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Una señora mayor que se encantó con uno de ellos, pidió que le tomaran una foto para no olvidarlo.
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Así continué mi travesía por este mundo de fantasía, donde era difícil no adentrarse, dejarse llevar por él, recrearse, reírse y sorprenderse por esas locuras que juntas podían hacer Doña Muerte y Doña Vida las dos unidas, como tiene que ser.
CONTINUARÁ…
MÉXICO 2024
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ENTREVISTA COMPLETA A LEONARDO LINARES
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Preciosos alebrijes, precioso que se los enseñes al mundo! Tan enigmáticos, tan mágicos. Sí, por tele he visto que se da ese desfile. ¡Pero qué ingenio, verdad?!!!
Super abrazo Themis 😊😊😊
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Todo un mundo mágico son los alebrijes, como dices de un ingenio increíble y esa historia de su nacimiento, de como brotaron a este mundo.
Gracias Maty, y otro super abrazo
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Me encantan los alebrijes, van más allá de la imaginación. Recuerdo admirar el trabajo de un artesano en Oaxaca, en un pueblito donde trabajaba este arte de los alebrijes. Me fascinó verlo trabajar, son artistas con una imaginación desbordada basada como bien explicas en los cuatro elementos, Gracias, Themis por esta aportación al arte y al recuerdo. Te mando mi abrazo fuerte. Feliz semana. Gracias.
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Son hermosos, si en Oaxaca los hacen de madera y más pequeños, Arrazola o Tiljarete son los pueblos que se dedican a ellos.
Los cuatro elementos en ellos son fundamentales. Gracias a tí Julie por leerlo y me alegra que recuerdes momentos hermosos que viviste. Abrazo bien grande
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