MIENTRAS SE ESPERA…

Varias veces tuve que regresar para hacerme pruebas suplementarias en mis estudios, no quedaban conformes con lo que aparecía y el doctor del lugar pedía repetición, así que no me quedó más remedio que aceptar que así estaba siendo.

Se me hizo increíble la atención proporcionada en «Salud Digna», pues aparte de ser económicos los estudios, no se detienen en seguir investigando si algo ven que no anda bien y sin cobrar nada extra.

Uno de esos días, la técnica me dijo que me iban a entregar mis resultados pero tenía que esperar entre unos cuarenta y cinco minutos a una hora, si no regresar al otro día, prefería esperar pues otro día con la interrogante aunque no lo aparentaba, no era buena consejera y ya que estaba sin tener que hacer nada urgente, ahí me quedé.

Así que fui directo al Mercado, pues las veces anteriores el gentío, más en fin de semana como había sido, me impedía el acceso y la verdad yo no me atreví a meter dentro de esa multitud anárquica.

Era el Día del Niño, por todos lados hacían alusión a él y como suele suceder la gran locura se desata, de tantos festejos que se les hace en todas partes a donde concurren, y los colman de regalos y de dulces y de juegos, además se suma los de su casa.

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El Mercado de Sonora, es un lugar muy especial de la ciudad, enorme, enormimísimo, donde más de 400 locales tiene dentro y no se diga toda la venta afuera que lo rodea, desde ambulantes hasta establecidos en las veredas que hay que caminar sobre la gran avenida en muchos momentos, pues es imposible el hacerlo por los pequeños pasillos.

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Es inimaginable todos los sonidos, aromas, colores, tradiciones, objetos esotéricos, hierbas medicinales, animales, semillas, juguetes, abarrotes, que en él hay, lo que se quiera se encuentra.

Más allá que su especialidad son dos, una todos los servicios que ofrece para remediar dolencias físicas, emocionales o espirituales donde confluyen todas las creencias, todas las curas posibles, todo el misticismo tanto de México, como el que llegó de otras partes del mundo, ahí están.

Es a ese nivel, un lugar fascinante y donde pulula el pensamiento mágico, el esoterismo por eso se le llama el «Mercado de los Brujos».

La otra la venta de animales, no solo las mascotas comunes, sino también muchos de ellos exóticos que están protegidos, sin embargo, ahí quien los busca halla un lugar en donde se puede hacer contacto para adquirirlos.

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Cuando lo natural para remediar dolencias como en esos pasillos llenos de curanderos, chamanes, médicos tradicionales, brujos, adivinos, que prometen ayudar en todo tipo de padecimientos,  donde las hierbas emiten un aroma muy especial, muchas veces denso, donde parecería que al absorberlo el cuerpo tuviera una reacción de por momentos sentirse abrumado y al rato cuando se acostumbra entrar en el relax, soltar y dejarse deambular por esos senderos o tener que salirse de ellos pues lo marea.

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Están los lugares donde hacen las «limpias», ya sea del áurea o para quitar las energías negativas, las malas vibras,  con el huevo, el cigarro, el ramillete de hierbas, lociones y muchos otros métodos que sacan los males de ojo o las enfermedades causadas por hechizos, envidias y quién sabe cuántas cosas más o nos adivinan el futuro, o nos dicen los motivos de por qué nos pasa lo que nos pasa, eso lo pueden hacer desde leyendo el humo del cigarro, las cartas y otras .

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Si lo natural no es suficiente, está toda la imaginería religiosa o de otro tipo, como la Santa Muerte, Jesús Malverde, conocido como el Santo de los narcos, también, los amuletos, los talismanes, desde los más conocidos como cruces, estrellas de David, imágenes de otras filosofías, como budas, rosarios tibetanos, Khishnas  y luego las que no pueden faltar,  pócimas que atraen el dinero, la salud, el amor o también para causar daño a otros o amarres, todo tipo de trabajos de magia blanca y negra, de brujería.

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Fui acercándome a él, mientras caminaba tranquila pues al ser muy temprano en la mañana, en un día de semana, no era mucha la gente que había, sin embargo, recién estaban algunos poniendo sus puestos, más allá que ya se oían a todo tipo de voceadores, que vendían desde calcetas, hasta los animalitos de peluches, para regalo del pequeño en este día tan especial, pócimas que todo lo curan y….. lo que sea se anuncian en voz alta.

Nunca me introduje al mercado en sí, me quedé en lo que lo rodea, y los primeros puestos, con eso nada más me dio para emplear el tiempo que tenía, y no lo recorrí todo, di una mirada a vuelo de pájaro.

El calor estaba ardiente y el cuerpo reclamaba algún líquido como si se encontrara en el desierto y en eso, paso frente a un puesto donde vendían ese refrescante sabor prehispánico, ¡el tepache de piña!, una bebida muy de México que se hacía desde la época de los aztecas, aunque ahí se utilizaba más el maíz para realizarla.

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Se deja fermentar la cáscara de la fruta, con piloncillo y agua por unos cinco o seis días, de ahí se obtiene una bebida dulce, ligeramente alcoholizada, se le puede agregar clavo y canela.

Recordé los primeros tiempos en México en donde en la casa se bebía el tepache, pues siempre había, me compré uno sin pensarlo, pues aparte de ideal para el instante, traía con él el sabor de los viejos tiempos.

Me lo fui bebiendo, mientras caminaba entre todos los puestos.

Una indígena chiapaneca en el piso, tejía con su telar de cintura esos maravillosos trabajos que realizan, un arte que viene desde siempre, donde se fue heredando de generación en generación y aún persiste y nos muestra a ese México, que no quiere desaparecer, que se mimetiza y de esa manera sigue con sus tradiciones, costumbres y forma de vida.

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Los juguetes y los utensilios mexicanos tan típicos, hechos de madera, los peluches, las semillas, los animales, los guajes o tecomates, esas vasijas naturales que sirven entre otras cosas para trasportar agua, los bolsas, toda la cestería que abunda por todas partes en este gran México, los dulces, los productos esotéricos y la que no puede faltar, la Tonatzin en una de sus tantas formas de representarla.

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Esta es un pincelada de este mercado, que tal vez, algún día, me atreva a meterme más dentro de él.

Con mi tepache en la mano, saboreándolo como un elixir bajado del cielo, di la vuelta, para regresar a recibir mis estudios, quería saber que decían y a qué me enfrentaba.

Enseguida salió la técnica, me hizo pasar, me comunicó que no había problemas, todo había salido bien, solo iba a necesitar seguimiento y llevarlos a mi médico.

Un gran suspiro salió de mi boca, aunque no lo parecía, dentro se había desatado aunque escondida, la incertidumbre, la sonrisa se dejó ver y el agradecimiento brincó como niño contento festejando su día.

MÉXICO

ABRIL 2024

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Agradezco fotos tomadas de interntet

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