“La prisa es del diablo; la paciencia es de Dios.”
Charles Lamb
Cada día está más concurrido este pequeño patio, lugar donde la vida vuela, corretea y destapa nuevos encuentros, instantes de grandes sorpresas y enseñanzas.
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A veces los pequeños pobladores nos muestran su arte y se vuelven nuestros maestros, como en este caso que hoy les voy a contar, en donde la paciencia, fue relevante para llegar al objetivo, acompañada de otros atributos, también muy beneficiosos si los practicamos.
Esa cualidad tan necesaria para transitar por estos caminos, para que no nos gane el pesimismo cuando no llega lo que aguardamos, más allá que mejor es no esperar nada y menos aún habiéndonos planteado un tiempo para ello, ya que los pensamientos se vuelven locos y empiezan a hacer estragos en nuestro cerebro que se altera y los cortocircuitos se aparecen y la depresión se hace cargo y la ansiedad y el querer tirar todo por la borda y el pegar de gritos frente a actos que….y…..y…. tantas son las cosas que pueden ocurrir, que es imposible nombrarlas, eso sí, la enseñanza está en controlar a la mente y no desfallecer en el intento y aceptar lo que es.
Cada quién conoce bien, que le sucede cuando la paciencia se exaspera, mejor es no llegar a esos extremos que agotan y nos dejan con las baterías a media carga o totalmente descargadas.
Eso sí, hay muchos momentos que su falta gobierna nuestra vida, ya sea porque hace que no perseveremos en algún objetivo que queremos lograr, o que no tengamos tolerancia frente a algún episodio que pensamos que no debería ser de esa manera, sobre todo si el actor es alguien cercano que queremos que sea lo que nosotros creemos que tiene que ser o nos hace empezar a vociferar «¡cómo puede hacer eso!», sin aceptar que si lo está haciendo es porque puede.
Por eso hemos de aprender de ellos, que no desisten de su intento y llegan a grandes hazañas.
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De lo que podemos estar seguros, aunque más allá como dice el dicho «a seguro se lo llevaron preso» u otros dicen «se ahogó en la sopa», lo que sea, eso sí, que nuestra paz interior, que florece en ese oasis con un bello vergel, ese paraíso que todos llevamos dentro, si nos refugiamos en él y lo hemos cuidado para que la serenidad se aposente y de esa manera fluir con la vida de forma natural, sin resistencias, en un ¡TRIS!, desaparece, peor nos va si ni siquiera hemos llegado a él.
Pero, a dónde conduce toda esta perorata, preámbulo de la historia que acontece en este patio.
Aquí les va:
A lo que iba, es que la Vida ha mandado un gran maestro a este espacio o lo que es más empeñada en que la lección quedara bien clara y arraigada, fueron varios. Cada uno fue perfeccionando la técnica o mostrándola de una manera más visual.
Se fueron sucediendo en el tiempo, se instalaron, se reproducen, para que no pudieran ser obviados, para ello fue permitiendo verlos en actitudes que sorprenden y que cada una de ellas fue mostrando una enseñanza.
Ellas son las Mantis Religiosas, llamadas Mamboretá también en Sudamérica, un nombre guaraní que hasta su leyenda tiene y que quiere decir: «¿Dónde está tu pueblo?».
Todo comenzó un día cuando me llamaron y me dijeron: «Ven a ver esto»
Allá fui, muy presta con mi camarita viejecita y desgastada en mis manos, pues ese llamado significaba que algo grande me esperaba y ahí lo encontré a Fortachón o Fortachona, haciendo alarde de victoria, en cada lado de sus manos sostenía una presa.
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Muy airoso se mostraba, no era una, eran dos que con gran maestría había cazado a pesar de lo pequeño que aún era.
Desde el tiempo de aquel «Enamorado y la Rosa», que extasiado la miraba, más allá que es otra historia, se les empezó a colocar fruta y ponerla en donde se paraban, de esa forma la presa atraída por el dulce se acercaba con más facilidad y ¡ZAS!, la tomaban.
Resultó que se fue quedando por un muy buen tiempo, haciendo alarde de esa fiereza que tenía para en un instante apoderarse de su presa.
Un día creció, con una rapidez que sorprendió, ¿cómo fue posible que en un par de días llegara a su tamaño adulto?, fue un gran misterio y luego desapareció como por arte de magia.
Tal vez abriendo sus alas elevó su vuelo en busca de una pareja para procrearse.
Se le extraño pues Fortachón o Fortachona había mostrado esa paciencia perseverante, de una inmovilidad inalterable, como si fuera un gran maestro zen, sumido en la meditación, que nos lleva a la reflexión, a aprender de él la importancia del control, el enfoque en cada situación, para ello el conocimiento de uno mismo, para llegar a la imperturbabilidad.
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Esa búsqueda interna que tarde o temprano hemos de comenzar para llegar a integrar nuestro » yo » y no caer en la desesperanza o la desesperación de ver que nuestra vida se acaba y hay muchas cosas no resueltas que pesan y llega el día que ya vemos el final del camino y todo eso que hemos acumulado ahí se encuentra, sin embargo el tiempo, ese…ya dio su vuelta.
Cuanto antes la empecemos, cuanto antes la enseñemos, mucho mejor, habremos decantado situaciones que no nos sobrecargarán luego.
También había otra enseñanza que se dejaba ver y era la de la presas, ese no dejarse vencer por las tentaciones que andan regadas por todas partes, para que de esa forma nos acerquemos y nos embriaguemos en ellas, mientras detrás está ese monstruo devorador que arrasa con quien se deje.
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Pero ahí no quedó la cosa, había ocultas otras lecciones, para reforzar y mostrar más claramente lo expuesto, pero esto lo dejo para la próxima vuelta, donde habrán más noticias sobre este patio-escuela de la Vida…
Eso sí antes de terminar aquí va otra historia sobre un Mamboretá, conocido también como Tatadiós, confiado era él, algo extraño entre los suyos, que pasó por un….. disfrútenla y alegren al corazón.
CONTINUARÁ…
MÉXICO
ENERO 2024
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Hola Themis , sin duda que tú patio es toda una escuela llena de vida. Cuánta razón cuando mencionas que hay que mantener la mente y no desfallecer en el intento. Tus reflexiones, amaneceres e imágenes en ese pequeño espacio son ya imprescindibles. Un fuerte abrazo
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Hola Nuria, gracias, no desesperar, enfocarse en el objetivo que sea, controlar a las emociones y a la ansiedad, fundamental para mantener el equilibrio y serenarnos, y asi fluir con la vida.
Abrazo grande
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En los patios, la vida es una enciclopedia donde aprendemos los detalles… más asombrosos. Gracias, Themis. Besos.
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Hola Julie, toda la razón, pasan muchas cosas en ellos y en sus pequeños habitantes que muestran su aprendizaje en esta vida que muchas veces hay que emular. Abrazo grande
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Hola Themis, muy linda reflexión acompañada de bellas fotos. Ya lo hemos dicho: el mundo natural nos enseña, si queremos verlo, valiosas lecciones. Me encantó el canticuento. Saludos…
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Sí Ana, salvo que como nos creemos superiores y los que sabemos, no vemos a los que nos rodean por creerlos inferiores, sin darnos cuenta que han evolucionado muchos de ellos durante millones de años y nosotros apenas llegamos hace unos cientos de años.
Muy el hermoso el chamamé del cuento, gracias Ana, abrazo grande
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¡Por supuesto que el patio es escuela de vida, claro que sí! Y qué gran ayuda para esa reflexión a la que llamas «perorata», los pequeños e inmensos maestros te ayudan a llegar a las conclusiones necesarias y a una gran meditación sobre el evitar ese estrés que tanto daño hace. Las imágenes de maravilla. ¡Ya extrañaba mi patio! Jaja
Bueno Themis, mi anterior comentario no apareció y tampoco supe lo que me respondiste, al correo sólo me llegó está vez que lo habías leído. Te mando un gran abrazo! Y claro que esperamos la continuación. ☺️🌹☺️
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Sí, fue para tí Maty esta entrada, para que no extrañaras este hermoso patio, donde ahora las mantis son las amas, cada día hay más y contemplándolas se dejan ver en diferentes actividades, eso sí hay que buscarlas pues se camuflan y luego quedarte como ellas petrificado mirándolas.
Ya te envie en mensaje, es que se me había olvidado apretar el enviar, jajaajajajaj
Abrazo ultra grande y pásala super
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Hola Themis:
¡Qué fotos más chulas haces! Parece que la mantis (como la llamamos aquí) está posando y todo… Me encanta la frase con la que inicias la entrada.
Estos días me he acordado mucho de ti por el eclipse, espero que pudieras hacer fotos y que luego lo narres, estoy deseando leerte.
Un abrazo. 🙂
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Hola Merche, creo que ya las tengo tan hartas que ni se inmutan cuando me acerco, sobre todo cuando son adultas y ya me conocen.
Te voy a deber el eclipse, pues mi camarita no da para eso, es muy viejecita, y no puedo hacer mucho con ella, a parte fue parcial y el día no ayudó mucho.
Tal vez para otra vuelta, gracias por acordarte de mí, abrazo bien grandote
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