«TODO SANTUARIO ES UN FRAUDE»

EL MULLÁ NASRUDÍN

«Nasrudín salió a pasear montado en su burro. Llamaba la atención de los transeúntes, porque iba sentado con la cara mirando hacia la cola del animal.
Las gentes le preguntaban:
-Maestro, ¿por qué vas montado al revés en el burro?
-No soy yo el que está al revés- contestó Nasrudín.
-¡Es el burro el que está equivocado!»

Esta es una de las tantas historias que por miles circulan por todas partes del globo terráqueo, en donde el Mullá Nasrudín, es el protagonista, pueden estar adaptadas a cualquier lugar de acuerdo a la idiosincrasia del mismo, a las costumbres, al idioma que se hable, sin embargo lo  que deja detrás es un  gran saber para aquellos que lo puedan ver, que atraviesan las fachadas y son capaces de adentrarse en el viaje interior del corazón de esas enseñanzas.

Muchas veces divertidas, otras estúpidas en la apariencia, incomprensibles o absurdas, sin embargo, en ellas se encuentra «un torrente de enseñanzas secretas» que por siglos los sabios sufís utilizaron y con ellas preservaron aquellos descubrimientos que les preparaba y mostraba el camino.

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Él puede aparecerse de cualquier forma, como maestro, como pordiosero, junto a los reyes, como el gran sabio, un tonto consumado, como lo que sea.

Lo conocí un día en que tirada sobre una antigua alforja de camello en una sala en donde se respiraba al Lejano Oriente en un espacio por otro muy mexicano, donde un grupo de personas, intercambiaban anécdotas, historias de Nasrudín mientras reían jocosamente.

Como si me encontrara en otro mundo, por un lado volando en una alfombra mágica, suspendida, sin decir palabras, como alejada, sin embargo bien dentro de lo que sucedía, me iba empapando de todas esos saberes que no podía en una parte traducir, que muchos no llegaban a mi entendimiento, sin embargo, no eran para el intelecto iban derechito a otra parte: el corazón.

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Fue un día muy extraño donde quedé dormida sobre esa alforja y desperté al nuevo que amanecía, había dormido plácidamente, solo sentía sobre mi espalda un peso que ronroneaba, que cuando me quise mover me clavo sus uñas y lanzó a los aires un quejido enojado.

Era un gato con el cual desde mi llegada a la casa nos miramos feos, me perseguía y se me lanzaba.

-Mustafá- le decía su dueña- déjala. Un gato siamés, hermoso, bellísimo, fue la primera vez que estuve cerca de uno de ellos, con sus grandes ojos azules, de una mirada penetrante y misteriosa, que resaltaba el firmamento en un día despejado, más allá que en lo profundo mostraba la turbulencia del desafío que era comenzar a penetrar en el fuero más interno.

Sin embargo, el seguía sin prestar atención a las palabras, me acechaba, por donde fuera me lo encontraba, percibía que solo buscaba una cosa: dominarme.

No sé si el sentirse sobre mí y tenerme bajo su poder fue algo que lo tranquilizó, porque desde ese instante nos empezamos a tolerar, eso sí decidió no dejarme y a donde iba, él era mi custodio y si me sentaba enseguida se subía sobre mí y se acurrucaba.

Lo más increíble es que siempre tuve problemas con los gatos, no nos llevábamos y se me abalanzaban, después de este hecho, muchos durmieron sobre mí, de la misma forma que lo había hecho él, sobre mis espaldas y de una manera insospechada un día llegó a mí uno de ellos, con esos ojos color de cielo, con su elegancia y esbeltez y con toda la locura que los acompaña, sin embargo, esto es otra historia que un día les contaré y desde ahí quedó sellada mi amistad con ellos.

Nasrudín ha recorrido todos los caminos junto a su burro, ha atravesado los continentes, se disputan su nacionalidad muchos países de Oriente en donde es difícil encontrar un ser humano que no haya crecido sin escuchar de boca de su abuela, madre, maestra o amigos una historia de él, sin embargo, Aksehir, en la provincia de Konia en Turquía es su cuna, cerca de donde vivió y murió otro gran maestro, Rumi, uno de los poetas orientales más leídos en el Occidente.

En el centro de la ciudad, se encuentran muchas estatuas de él, que ilustran algunos de sus cuentos más sonados.

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No solo ahí hay estatuas de su gallarda figura de ese «Quijote del Islam» como se le conoce por toda esa sabiduría o ¿estupidez?, que va dejando regada por donde cruza, como dice un erudito húngaro Karl Kerenyi:

 «Lo más llamativo de Nasrudin,  es que resulta imposible decir cuándo termina su astucia y empieza su estupidez. O cual de las dos es la que impera”.

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También se las encuentra en los Países Bajos en donde se le celebra un festival en la ciudad de Rotterdam y hay una estatua en Bruselas.

Occidente comenzó a impregnarse de sus anécdotas y relatos, a través de una selección de ellos que realizó, Idries Shah el primer maestro en introducir sus historias.

«Shah, divulgador de la cultura sufí en occidente, siempre consideró que la sabia y absurda lógica de los cuentos de Nasrudín era uno de los métodos más ingeniosos que tenían los sufíes para romper la forma de pensar habitual, adentrándose así en un mundo despojado de prejuicios.»

Después de él muchos se encargaron de divulgarlos, Gurdjieff, Jorge Bucay en la Argentina, en donde escribió en uno de sus libros «El mundo de Nasrudín», “Si miras con atención verás que todos estos cuentos han sido escritos para ti”, donde te vuelves tú el protagonista de la historia, con sus genialidades y sus boberías.

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Dicen que su tumba también es un cuento, «su último cuento», situada en el medio del cementerio de Aksehir, un camino florido lleva hasta ella, está rodeada de bancas y techos.

La puerta de entrada está cerrada con candado, pero en el mausoleo alrededor no hay paredes ni rejas, cualquiera puede entrar a él, sin embargo, hay mucha gente que aunque tenga la posibilidad de llegar y tener el mundo abierto sigue luchando con candados.

Lo único indiscutible de Nasrudín es que no solo desata la risa, ese remedio infalible para un alma gozosa y un corazón sereno y a través de ella abre el camino, sino que enseña de una manera única para aquellos que no solo se detienen en esta primera reacción y son capaces de adentrarse en él.

Para cerrar los dejo con otra historia de la cual nace el título de esta entrada, en su versión para leerla o para escucharla.

«Todo santuario en un fraude», frase que usan los derviches «los monjes errantes» del sufismo, para describirlos y que fue extraída de esta historia.

«UN SANTUARIO MUY ESPECIAL»

«El padre de Nasrudín era el cuidador de un santuario muy célebre y visitado por una extraordinaria cantidad de fieles. Acudían a él toda suerte de devotos para rendir culto. Se había hecho muy famoso. A lo largo de los años, tanto había escuchado Nasrudín hablar sobre las verdades espirituales, que él mismo se propuso viajar y adquirir así un conocimiento directo sobre las mismas. Se despidió de su padre, quien, como regalo de despedida, le obsequió con un burro.

Satisfecho, Nasrudín emprendió su viaje en busca de realidades supremas. Viajó incansablemente, siempre contando con la fidelidad de su pollino. Pero cierto día, el burro, que ya no era joven, se desplomó y murió. Su cansado corazón le había fallado. Nasrudín se sentó al lado de su amado burro muerto y comenzó a gemir dolorosamente. Los transeúntes se apiadaban de él y le hacían compañía por un rato. Algunos empezaron a poner ramas y hojas sobre el cadáver del burro, que, poco a poco, fue de esta manera ocultado. Otros echaron piedras y barro sobre las ramas y, así, después de un tiempo, se había formado un santuario sobre el burro muerto. Nasrudín seguía entristecido, y día tras día continuaba haciendo compañía al burro. Los peregrinos que acertaban a pasar por aquel lugar, al ver a un hombre sentado junto a un santuario, pensaron que debía tratarse del santuario de un gran maestro espiritual, por lo que también muchos de ellos pasaban una temporada junto al santuario. Ofrendaban frutas y dejaban buenas sumas de dinero. La noticia se iba propagando y empezaron a peregrinar al santuario fieles de las aldeas y pueblos de alrededor. Ya se aseguraba que era el santuario de un gran iluminado. Tanto dinero aportaron los fieles que, finalmente, Nasrudín hizo construir una enorme mezquita junto al santuario, visitada por millares de devotos de todas las latitudes. Acudían peregrinos, fieles e incluso maestros espirituales. Nasrudín se hizo rico y célebre. Tanto creció la fama de su santuario que las noticias llegaron a oídos de su padre. Éste tomó la decisión de visitar a su hijo. Se encontraron después de años, y ambos sintieron una profunda alegría.

-Hijo mío -dijo el padre de Nasrudín-, no sabes hasta qué punto eres famoso. Tu santuario ha cobrado tanta celebridad que se oye hablar de él hasta en los confines del país. Pero, hijo, dime algo que quiero saber desde hace tiempo: ¿Qué gran iluminado yace en este santuario para que atraiga tantos devotos?

-¡Oh, padre! -exclamó Nasrudín-. Lo que voy a contarte es increíble. No puedes ni siquiera imaginártelo, padre mío. ¿Recuerdas el burro que me regalaste? Pues aquí está enterrado aquel pobre animal.

Entonces el padre de Nasrudín comentó:

-Hijo mío, ¡qué raros son los designios del destino! ¿Sabes una cosa? Ése fue también mi caso. El santuario que yo custodio es también el de un burro que a mí se me murió.»

FIN

MÉXICO

DICIEMBRE 2023

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12 comentarios en “«TODO SANTUARIO ES UN FRAUDE»

    1. Sí José Manuel, algunas desconciertan y te dejan reflexionando, sobre todo cuando te encuentras con este personaje por primera vez, tienen otro próposito muchas veces, sobre todo romper con conceptos anquilosados. Abrazo grande y gracias

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  1. Hola, Themis, qué curiosa esta historia que nos traes, no la conocía y eso que he leído mucho a Jorge Bucay y me encantan sus cuentos, si la leí, en su momento, no me quedaría con ella. Nasrudín engloba toda una filosofía de vida, hace reflexionar.

    Gracias por traerlo.

    Un abrazo. 🙂

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    1. Nasrudín no es un personaje simple, más allá que es muy simple y sencillo, loco o absurdo, sin embargo, muchas veces en nuestra forma de pensar unidireccional nos deja con una gran interrogación en nuestra mente, y se va un poquito más profundo. Bien dices es una filosofía de vida…. Gracias Merche, abrazo bien grande

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    1. Gracias Nuria, son muy buenas historias, todas ellas llevan una enseñanza, que muchas veces rompe la lógica, para que se nos caigan preconceptos, ideas preestablecidas en nuestro pensamiento y seamos capaces de ver el mundo de otra manera, más cerca del camino y la verdad que nos corresponde en cada momento. Abrazo grande y gracias

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  2. ¡Cuánto mundo recorro contigo Themis! En verdad, este es otro mundo, otro.

    Me encanta tu amistad con esos seres místicos que son los gatos.

    Me encanta también esa curiosidad que traes cargando y que te lleva a tantos sitios, que la vida no pase desapercibida para ti.

    En fin, que me encanta estar aquí. Por Nasrudín, los dos burros y obviamente nuestros paseos.

    Un abrazo muy grande 🥰🫂

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    1. Hola Maty, si recorramos mundo ahora el de mis recuerdos, pues anduve por muchas partes y en muchas situaciones que como en este caso cuando la recuerdo, la escribo.
      Me alegra que me acompañes y siempre traigas tu cafecito contigo, cosa que a mi me encanta, vamos ahora a pasear a lomo de burrito, eso si que no vayan al revés. Jajajajajajajajajaj
      Abrazo más que grande

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