«Así que, no os afanéis por el día de mañana,

porque el día de mañana traerá su afán.

Basta a cada día su propio mal.»

Aún era noche cerrada cuando el gallo lanzó a los aires un canto con tanto sentimiento que parecía que estuviera mal de amores y que en vez de que le cantara al Hermano Áureo para que asomara se despedía de su enamorada, ¿quién sería acaso, ELLA?.

Llamó mi atención pues no se le escuchaba soltar su «kikirikiiiiiii», con la estridencia de todos los días, sino que languidecía con una melodiosa armonía.

¿Qué es lo que está pasando?, me preguntaba entre sueños, o ¿será acaso que deliro?, ¿qué aún no he salido de lo onírico?

Enseguida, las campanadas de la Iglesia acompañaron el momento.

Revolotee un poco entre las cobijas, con cierta pereza de levantarme, más allá que mi ser reclamaba la pócima negra, cual drogadicto en busca de su dependencia.

Me di vuelta y en eso veo por la ventana en un mini triangulito que deja percibir al cielo, estaba pintado de una tonalidad morada.

¡Eso sí!, hizo que abriera grandes mis ojos y que en un instante estuviera levantada, dudaba de no estar en un estado alterado de conciencia y por otro lado, como buena chismosa de lo que sucede en las alturas, sobre todo cuando los cambios de luz se dan o los colores marcan que algo está sucediendo, quería enterarme de lo que era.

Abrí la puerta y nada extraño sucedía en la parte que tenía frente a mí, solo el azul intenso sin ningún punto luminoso, el lienzo obscuro sin ninguna marca, se extendía.

Sin embargo, bastó bajar el primer escalón, voltear a la izquierda y ahí me encontré, con una mágica escena.

*

*

Tan bella, que por un buen rato no pude reaccionar a lo que estaba viendo, era como si me hubiera absorbido, como si el Creador de nuevo despertara al amanecer para pintar en su tela de infinito.

El morado había sido el color elegido, con él había pincelado con diferentes matices en ondas pequeñas al cielo, mostraban el encanto de un paisaje celestial como si las Mil y una Noches ahí acontecieran.

ELLA, allá a lo lejos, acompañada de Venus que resplandecía con un brillo que estremecía.

*

*

Esa Diosa que emerge del mar en una gran concha, esa Diosa del Amor y la Belleza, que protege a la Naturaleza, que recorre los jardines, que en este instante se unía a otra preciosidad, la Aurora para dejar bien claro la búsqueda que hay que entablar.

Mostraba como si fuera un mundo eterno ahí plasmado, marcaba con ello un nuevo inicio donde la hermosura era el centro, para que el Gran Creador fuera reconocido.

Él, lo forjaba como si fuera un presagio de desarrollo, transformación, cambio, mostrando a ese espíritu abierto que ha de ser necesario fomentar,  junto a esa estrella que guía a la intuición, a esa que sabe por dónde ir, símbolo de luz y esperanza.

La energía espiritual que invade y prepara hacia el camino correcto, la iluminación, la inspiración, la conexión que se ha vuelto a restablecer y que indica que este es un llamado a seguir el verdadero camino.

A medida que extasiada miraba el acontecimiento que me regalaba ese gran artista, donde los colores iban cambiando, poco a poco se distendían, poco a poco se acuarelaban.

Los pasteles se iban haciendo cargo de mostrar ese cambio mientras el Hermano del Cielo diurno se hacía cargo de develar sus luces.

*

*

Poco a poco, el azul cerúleo fue tiñendo el espacio, la Aurora con su carro se fue, Venus se despidió y ahí la dejó a ELLA, en una gran sonrisa.

*

*

Y en un instante, que solo un suspiro dejo salir, todo desapareció, el ensueño se borró, el mundo volvió a ser el de todos los días.

Sin embargo, al dar la vuelta, como si se negara a desaparecer plasmado en la ventana, seguían latiendo los colores de ese cielo que me había despertado.

*

*

Sin más, lanzando otro gran soplo cargado de alegría al aire, agradeciendo esas pequeñas maravillas que acontecen, celebrando al nuevo día que florecía, a esa oportunidad de volver a estar bajo ese techo eterno, que nos motiva a vivir, a buscar la belleza, en todas esas pequeñas cosas, que efímeras tal vez, mas, llenan de gozo al espíritu y no se corrompen, pues como bien fue dicho:

«….donde está tu tesoro, está tu corazón»

MÉXICO

NOVIEMBRE 2023

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ESA LUNA QUE NO ASOMA

LA DULCE NOCHE

ENTRE FRANJAS

LUNA DE ATARDECER

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