«Una sonrisa en el cielo
la tierra se iluminó
el viento se quedo quieto
porque el niño ya nació.»
Me habían recomendado que fuera a ver el Belén que habían puesto en la calle en una de las subidas cotidianas que hago para ir a dar mi vuelta, ya sea cuando voy o cuando vuelvo de ella.
Llegó la tarde y fui guiando mis pasos hacia la Iglesia para cruzarla y tomar esa dirección que me llevaría a donde estaba el gran nacimiento.
Fui atravesando el camino de los Evangelistas, donde muchas pequeñas piñatitas lo decoraban, alegres, danzantes se movían y meneaban sus tiras de papeles de colores mecidas por la brisa que caracteriza este tiempo.
«Del cielo bajo una estrella
nadie sabe por qué
fue tan sencillo pastores
el milagro de Belén.»
Abajo de su campanario relucía una estrella, que invitaba a pasar. Estaba abierta, entré, lucía hermosa adornada con las piñatas y muchas líneas de luces y colores. Estaba vacía.
*
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Fui caminando hacia el altar, mis pasos hacían eco, era lo único que se escuchaba.
Habían puesto junto a él un pesebre, me quedé un rato mirándolo, en ese silencio profundo, misterioso, que nos compenetra en nosotros mismos y nos acerca. Dentro de ella no permiten tomar fotos así que no lo hice.
Seguí mi camino y una calle con muchas guirnaldas de tiritas colgando, daba la bienvenida, la fui remontando.
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El custodio del espacio en sus cuatro patas salió al encuentro, ladrando en un comienzo para luego frente a un grito que salió de adentro de la puerta abierta de la casa, olfatear y quedarse muy tranquilo.
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Lo empecé a recorrer observando cada uno de los tramos, todos los detalles que lo adornaban, desde las plantas puestas en él, especiales de la región: los cactus.
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Una salina, también muy del trabajo del lugar, donde el océano hace millones de años cuando este territorio estaba debajo de él, le dejó de obsequio la sal, que hasta el día de hoy se sigue sacando como en los primeros momentos de la época prehispánica, cuando se empezó a poblar el espacio.
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Así muchos detalles fueron surgiendo los característicos de todos los pesebres y otros como el homenaje a una madre que amamanta.
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«Virgen y madre María
Jesús es niño y es Dios
la Tierra es menos fría
y el dolor ya no es dolor.»
Fui subiendo la escalera y llegué hasta donde se encontraban las figuras centrales de este misterio y magia, el Niño, hermoso, junto a la Virgen María y a San José.
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Detalle por detalle fui mirando, recordando los que de niña se armaban en la casa, pequeños, sin embargo, año con año crecían, desde tiempo antes con mis hermanos, los encargados de hacerlo se iban juntando las nuevas piezas y los accesorios para el montado.
«Miro el pesebre del niño
y oigo gemir a mi Dios
ya conocí la alegría
en los ojos del amor.»
Ya el Hermano de los Rayos Dorados se había retirado, había que dar la vuelta, dejar el encanto de ese punto armado con mucho amor y fe.
Regresé otro día en la noche, el camino lo iluminaban muchas lucecitas amarillas, dándole ese toque especial de encanto, que hacia brotar la sonrisa.
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Para llegar hasta él, lleno de colores de luz.
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Así, después de un rato de contemplarlo, era el momento de girar los pasos y desandar el camino.
MÉXICO
ENERO DE 2024
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Poema anónimo
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BLOG DE THEMIS... 
Mi cronista de la vida, qué delicia es estar inmersa en tus relatos. Qué deliciosos son estos. Qué delicia es estar aquí!
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Gracias Maty, es tan lindo que así lo veas y lo sientas y me acompañes, te mando un gran abrazo muy cálido
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Hola Themis, los pesebres son pequeñas (o grandes) obras de arte, con infinidad de detalles como bien lo pones de manifiesto en tu entrada. Lindas fotos. Abrazo.
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Me gusta verlos las diferenes formas e imágenes que tienen, esos detalles que los hacen únicos o que brincan de los personajes que todos tienen. Gracias Ana, abrazo
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El nacimiento contiene un relato ancestral, dice que vino dios al mundo para contento de los pobres y disgusto de reyes. A pesar de lo cual… Un abrazo,
Este tiempo hermoso de la natividad llega al final,
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Si, con Reyes se acaba hasta el próximo año, y la historia se repite para que ese tiempo hermoso regrese, más allá que hay que llevarlo siempre dentro, gracias, abrazo grande
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<hermosa contemplación del Belén famliar, del pueblo done habitas, de compartir las luces, los vllancicos, las figuritas del Nacimiento, los seres vivos y el ambiente que es parte de ese Portal tan ben armado. Un placer leerte, sempre. Un fuerte abrazo, Themis.
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Hola, Themis, qué bonito Belén, curioso el motivo de la sal y la Virgen que amamanta al Niño, muy simbólico todo. También es muy bonita la poesía que has ido dejando.
Aquí también es típico ponerlo, obviamente, yo pongo dos, uno pintado por mi padre (me pintó las figuras que estaban en blanco) y otro de Playmobil, un juguete. Y después pongo el árbol también.
Pero bueno, ya hasta diciembre…
Un abrazo. 🙂
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Ahora después de Reyes, ya se guardó y hasta el próximo año aparece. Es bonito verlo, debe estar muy hermoso el que pintó tu padre.
Abrazo bien grande Merche y gracias
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