UNA NUEVA LEYENDA

Laura la cuentacuentos, Cande Cuentos, que nos acabábamos de conocer en forma presencial pues ya lo haciamos desde la pandemía a través del ZOOM, me llevaba al callejón para que lo conociera o lo recordara y mostrarme a la Virgencita que habita la esquina, después de comentarme que un día había narrado en un foro que se encuentra a la vuelta de él, una de sus leyendas.

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Mientras íbamos hacia él me contaba que comentan que él guarda un ambiente de miedo, que da escalofríos que estremecen el cuerpo y que no me iba a contar la historia de la leyenda más terrible de ese callejón, la de un niño que fue asesinado, ni la de los fantasmas que eran las más famosas, sino otra.

Llegamos a su entrada, a ese callejón angosto y empedrado, un auto intentaba dar la vuelta por ese espacio tan reducido, que apenas tendrá unos cuatro metros de ancho, me quedé observándolo, todo el tiempo que tardaba, para detenerme luego, en ese muro de tierra que lo separaba de ese terreno arbolado donde se encontraba ese árbol de aguacate, donde dicen fue colgado el niño eliminado en esa crisis delirante del soldado, aun bajo él comentan los vecinos se puede escuchar gritos y sonidos.

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Con paso lento y tranquilo recorrimos la distancia que faltaba para llegar a la Virgencita.

Así en un instante comenzó a contarme la historia de una joven pareja enamorada más tierna, sin embargo, no dejaba de ser fatal.

Con una voz cadenciosa, que mostraba un entorno apacible en el inicio, de aceptación, en ella hablaba de un comerciante muy respetado y de una familia acomodada, que tenía un hijo, el cual era su orgullo, un muchacho dedicado, muy devoto tanto así que a veces pensaba que podía decidir dedicarse al sacerdocio, lo cual lo llenaba aun más de alegría por ese hijo que le había tocado.

Era un joven que nunca salía salvo a sus obligaciones y sobre todo aquellas que tenían que ver con la Iglesia.

El ritmo cambio, se hizo más denso, lúgubre, la voz comenzó a mostrar signos de suspenso que a cada paso se acrecentaba creando un clima expectante, que llevaba a aguardar el descenlace.

Varios días sin aviso se ausentó en horas desacostumbradas, tanto que llamó la atención de su padre el cual lo mandó a seguir para que averiguaran a dónde se dirigía.

Ahí descubrió que su hijo se había enamorado de una joven mestiza que no correspondía a su nivel y que ese amor lo estaba llevando por un camino que él no quería.

Sin detenerse un momento, ni preguntar nada, al anochecer con engaños subió a su hijo a su carruaje e hizo que el cochero lo alejara del lugar.

Al día siguiente, la joven lo esperaba con su hijo en las entrañas, él no apareció, ni ese día, ni al otro, ni al otro y ella de la gran tristeza al sentirse abandonada muere.

Dicen que cuando él regresó y se enteró de la muerte de su gran amor, mandó a construir el nicho con la Virgencita para conmemorarla y que nunca le faltara una vela prendida.

Parada en la esquina, me quedé observando esa tímida vela que con su suave parpadeo rememoraba, tal vez, no solo a la joven, al niño y a todos los demás desafortunados que con sus historias fueron nutriendo ese sin fin de leyendas.

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Una sensación extraña recorrió mi cuerpo que hizo que me moviera y me detuviera a enfocarme en una pared roja con una ventana que se encontraba del otro lado del altarcito.

Las sombras proyectadas en ella danzaban, se movían para un lado  y para otro mientras la brisa las sacudía, creando una ilusión óptica como si el fondo rojo de la pared, las luces que se proyectaban en amarillos asemejaban las llamas de una hoguera trepidante que se elevaban al cielo.

La imagen me impactó, me hizo regresar a mirar a la Virgen, para volver a esa ilusión óptica como si ambas se instalaran en un ensueño y se nutrieran.

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Poco a poco nos fuimos alejando, me di la vuelta para volver a ver esa esquina con su encanto y su misterio, que concentraba cantidad de vivencias, de todos aquellos que por curiosidad, audacia o descubrimiento llegaban a ella.

La pared roja al fondo con su ventana, los frondosos árboles y plantas del jardín del otro lado, dejaban una sensación como de desconsuelo, de congoja.

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Seguimos caminando hasta dar la vuelta y encontrarnos con el último tramo de él, donde un mural desgastado, grafiteado, descarapelándose huella innegable del tiempo, del vandalismo de todos aquellos que se creen rebeldes por dejar plasmada su bronca en el trabajo de otros y destruirlo, algo tan natural en el mundo donde vivimos, como en este callejón donde la admiración, el amor, la violencia y la muerte son parte de él.

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Paso a paso, salimos, dejando atrás a  su extraño silencio, sus misterios, su parte obscura, sus sombras, sus demonios, como también su luz y las alegrías vividas.

MÉXICO

SEPTIEMBRE 2023

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