LA PARTIDA
Llegó la hora de partir, cargando mis mochilitas fui camino a tomar el autobús que me llevaría a la terminal de Tehuacán en donde abordaría el otro hacia la Capital del Imperio, esa que hacía años no visitaba, desde antes de la pandemia.
Había cierta inquietud característica de la incertidumbre que un viaje trae con él, claro que generalmente se la asocia a cosas negativas, a algo malo que nos puede pasar, desata una sensación que lleva a estar alerta, ya que en cualquier momento puede brincar un acontecimiento que no se le esperaba y detonar en otra cosa que lo supuestamente aguardado. Por eso un viaje siempre es una caja de sorpresas.
Es un desafío, más cuando a esa vacilación se la encuentra en un viaje donde creemos que todo coincidirá con lo planificado, sin embargo, no contamos con: la Vida, que muchas veces tiene el arte de sacar algún conejo desde su chistera, que puede ser un gran chiste que nos abra a cosas que ni imaginamos o puede ser el drama más grande de nuestra vida, todo dependerá de que tan resilientes seamos si la adversidad se nos atraviesa o por el contrario somos de esos de los que nos abocamos al drama y a la queja.
Eso sí, que nos puede poner todas las capacidades creativas que tengamos en actividad, no quepa la menor duda.
Allá iba esta vez con dos mochilas, la viejita esa que uso para todas las salidas, donde voy cargando mi agua, indispensable, aquellas cosas que encuentro en el camino y que en cierta forma no hay donde vivo o me pueden servir para algo y la otra la de viajes largos, donde va la compu, y la ropa y enseres mínimos que voy a utilizar.
Así voy como el burrito del pulque cargando un bidoncito de cada lado, en mi caso es una adelante y la otra atrás, no como él a los costados.
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Salí con tiempo pues hay que tener en cuenta algún inconveniente que pase por el camino y como la salida es con hora, «más vale que sosobre a que fafafalte», nunca supe bien si es «zozobre», de zozobrar o como lo escribí, de sobrar, pero ni modo por eso van los dos para todos aquellos que esas faltas los ponen de punta, más allá de que no existe un acuerdo.
Llegué a la terminal, sin muchas novedades, me senté a esperar a la salida, solté en parte a esa incertidumbre de la primera etapa la cual se había cumplido con total tranquilidad, sin obstáculos en el camino.
Ahora a esperar hasta que llamaran y mientras miraba los anuncios con ese «Viaja y no llores», haciendo referencia a esa canción mexicana de «Canta y no llores», se acercaba el Grito esa fiesta tan mexicana que lleva a muchos a moverse e ir a visitar otros lugares, muchas promociones había, ofertas, venta anticipadas…
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Llegó la hora de ir a los andenes, nos llamaban, abordar, acomodarse e irse.
Muy pocas personas viajaban, el autobús iba casi vacío, de repente los Arcos de ese monumento a la Identidad, que tiene una cantidad de simbolismos en él, ellos encarnan al arco iris, donde de acuerdo a una leyenda en sus extremos se encuentra la prosperidad, rodeado de un jardín de cactáceas sin lugar a dudas la vegetación que caracteriza a la región y la vuelve única, las figuras humanas, los dones primigenios, el hombre elevando el maíz el sustento de todos los pueblos que lo habitaron y lo domesticaron desde el inicio y la mujer que en sus manos tiene el agua, símbolo de la fertilidad.
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Esa forma curvada que muestra que ya la salida y la despedida de la ciudad está cerca, en unos pocos momentos la carretera aguarda con otro destino.
Los campos verdes, esa vastedad que se abría, coronada por las montañas y en sus cimas el cielo azul cerúleo y las nubes blancas.
Invitaba a dejar ir la mirada que se perdiera en esa inmensidad, fue volviendo tan hipnótico al viaje, que el sueño reparador, el haberse levantado muy tempranito al día, se hizo cargo. Me desconecté.
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En un momento, un aroma penetrante, fétido invadió mis fosas nasales mientras al respirar sentía como una sustancia gelatinosa entraba en ellas, la opresión del tórax y dificultad para absorber aire me hizo despertar súbitamente, mirar por la ventana y no ubicar en dónde estaba.
Se me hacía que llevaba muy poco de viaje y frente a mí se encontraba un gran embotellamiento, a lo lejos se veían los trenes naranjas inconfundibles del metro de la Ciudad de México.
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Con gran asombro, como si hubiera sido teletransportada en instantes, descubrí que ya había llegado, que ahí estaba frente a mí, como siempre cargada de autos, donde no se movían, inconfundibles las imágenes, era la Capital del Imperio, ese gran monstruo, con su aire contaminado, espeso, con su altura, con esa forma de vida tan diferente de donde había salido.
El golpe fue grande, el despertar abrupto, el darme cuenta que ya estaba en ella, eso sí una gran sorpresa me hizo olvidarme de ese enfrentamiento tan salvaje, entrábamos por uno de los accesos más grises, sombríos, horribles que la ciudad tiene, sin embargo, algo había sucedido en él, estaba reverdecido.
La vida se presentaba, empezaba a pintar el gris de las paredes y de los grandes puentes con pequeños toques frescos que rompían con lo sombrío, triste, apagado, carente de energía.
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Algo había sucedido sin lugar a dudas, tal vez la pandemia, tal vez algún proyecto, tal vez la toma de conciencia de sus habitantes, no importaba, más allá que podía ser todo eso junto, que uno a otro fueron robusteciendo y llevaron a apreciar el verdadero valor de la vida.
Ahora empezaba a florecer, lo veía, me impactaba y una gran sonrisa nació, más allá de ese aire rancio que se dificultaba al entrar por mis conductos nasales.
A medida que avanzábamos y nos hundíamos más en la ciudad, la imagen se consolidaba, la espesura aceitunada comenzaba a reinar, ¿sería acaso, el principio de un cambio?.
MÉXICO
Septiembre 2023
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RINCONES URBANOS: LA CALLE REGINA, CIUDAD DE MÉXICO
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

Hola Themis, nomás nos dejas picados. Queremos saber tus aventuras citadinas. Te dejo un abrazo.
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Hola Ana, muchas aventuras sucedieron en esta estancia en la capital, sobre todo burocráticas, rodeadas de todo lo que hay para disfrutar alrededor de ellas, Abrazo grande
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Me encanta cómo describes esas sensaciones, Themis. Tanto de salida como e llegada, es la realidad misma contada e una forma especial, me transportaste a ese autobús, y sí, viajé contigo y con tus sensaciones. Gracias, y espero lo próximo. Mi abrazo fuerte.
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Sí Julie, ahora es la capital, ¡vaya ciudad loca!, me corrió rápido esta vez, demasiado smog, tengo que regresar, tal vez para Muertos estaré por aquellos rumbos.
Este fue un viaje muy loco y de pura burocracia, bueno también de alguna escapada. Besos muchos
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Qué nostalgia de México. Ahora mismo volvería. Un abrazo
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Es un país que te rechaza o te atrapa, otro abrazo para tí
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Que bien has descrito las sensaciones!! que buen artículo! Saludos!
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Gracias Viajantes, me alegra mucho que te haya gustado, pásala lindo, saludos
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Hola, Themis, una gran crónica de tu viaje, me he sonreído cuando he leído tu forma de despertar y darte cuenta que estabas ya en la capital, muy buena la forma de narrarlo. A seguir viajando y contándolo.
Un abrazo. 🙂
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Fue un despertar abrupto, pues generalmente no duermo, voy contemplando, me sentí transportada y fue un sacón de onda. Gracias Merche, seguiré con México pues dio para contar mucho. Abrazo grande
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