CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA CREACIÓN Y LAS BATALLAS CAMPALES

REFRESCANDO VIVENCIAS

Hace tanto que no escribo una crónica que ya se me habían olvidado y no es a falta de acontecimientos, pues si hay algo que guarda este mini espacio, es que por lo que sea aparecen nuevos o inesperados sucesos que hacen que todavía me sorprenda.

A veces la vida atrapa no por el no haberlo visto nunca o no haber escuchado sobre ello, o percibido de alguna forma que así fuera, pues a medida que transcurren los años por esta dimensión, o lo que sea en que estamos, una vez pasado los cincuenta años y más cuando ya se rebasan por arriba de veinte, dicen que es difícil que algo llame a la curiosidad, sin embargo, no es solo lo nuevo lo que nos hace asombrarnos, sino los detalles más sutiles de las modalidades de los eventos, los tiempos diferentes en que se aparecen, las presentaciones que adquieren y como se van amoldando muchas cosas a las posibilidades que se tengan.

De ahí pienso que nace parte de la evolución, claro que no digo que sea la adecuada, más allá que… qué es lo adecuado y de acuerdo al criterio de quién, pues otra de las cosas que tenemos es creernos que lo que piensa el humano y hacia dónde va es lo apropiado, más allá que tenemos muchos ejemplos de sus acciones que dejan mucho que desear.

Sin embargo, si hay algo que ahí sigue latente es el creer que él prepondera, es el centro del planeta, por él, todo es, con eso que se cree a imagen y semejanza de quién lo creo y  que le otorgó el poder de ejercer dominio sobre todo lo que había en la creación, su ego reboza de soberbia, más si nos concentramos en este criterio egocéntrico que tiene, en esa imitación al «geocentrismo», su antropocentrismo, su centrismo, su biocentrismo y quién sabe cuántos «centrismos» más, que forman parte de los que lo llevan a sentirse como rey del Universo, pues la Tierra, ya le queda pequeña, a parte se la está acabando, de ahí ese criterio que le da esa falsa idea de la libertad, hacer lo que quiera, reclamar puros derechos, y olvidan que también existen las obligaciones, las que han de ser siempre primero, como quién lo creó.

Pero que hago hablando de estas cosas y de este mundo occidentalizado, que se está comiendo con los «placeres» que promueve el alma de todos los que sobre él están parados, claro que como hierba mala se extiende y agarra al oriente y para todos los costados e……. iba a hablar del patio y miren en qué terminé, así son los divagues de la ancianidad.

Si hay tortolitas que me caen bien en este perímetro encantado, lleno de vida, de compañeros de camino, son Coquita, mi consentida, que ha logrado ganarse mi total aprobación, tal vez por ser la primera que llegó, tal vez porque me siguió desde donde iba a comprar las tortillas recién hechitas y a mano y que era el lugar en donde ella se estacionaba  desde la mañanita a la tarde en que la señora cerraba y esperaba pacientemente que se cayera algún pedacito de masa para poder tener asegurado su alimento.

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Yo la miraba, mientras también pacientemente esperaba mi turno para que me las echaran.

Un día llegó a refugiarse del gran calor que estaba haciendo en una enredadera que crecía en la casa y observaba mis movimientos y yo a ella, de ahí llamaba a su compañera la Ñandu muy tímida y asustadiza, que luego murió y la dejó viuda y como hacen ellas así quedan, son tan fieles que ya nunca más se vuelven a juntar con una de su especie.

Cuando la pandemia el local de tortillas cerró y ella comenzó a venir a la casa, pero no era de esto que iba a contarles, es que Coquita me hace que repita y cuente una y otra vez la misma historia, claro algo normal a mis años en donde con esas repeticiones se trata de superar alguna de las tantas crisis que se dice que se tienen como la de la identidad o tal vez también porque el presente no tiene tanto sabor como el pasado o bueno miles podrían ser las causas de por qué se hace eso, más allá de todo es comprender hasta cómo con un pequeño y delicado pajarito se puede lograr una relación tan intensa y significativa, que una, que nos muestre que la soledad no existe, sino que nosotros la creamos cuando pensamos que la vida está solo en esos semejantes a nosotros mismos y que los demás son «ciudadanos» de segunda en esta gran esfera que nos mantiene parados y que gira alrededor del gran astro.

Pero, de quién si quería hablarles es del otro que llegó después, al ratito cuando ya parecería que se empezaba a correr la voz que aquí en este patio se había inaugurado un comedor.

Ese fue el Mandamás y la Despeinada, los cuales se instalaron de tal forma, que hasta han cambiado su manera de relación con su prole, su forma de alimentar a los pichones, se los traían al patio cuando apenas aprendían a volar y ahí se aposentaban los tres juntos, a tomar sol, a comer, a estar uniditos, esperando que desde el suelo cayera el alimento deseado.

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Pero ahora, cuando nació el último en donde los tres andaban para todas partes, y ya el susodicho nuevo integrante había logrado su independencia y consiguió a su compañera, la sumaron al trío y ahora son un cuarteto los que andan juntos y felices, esperan que les de la comida y si no lo hago a su tiempo ahí entra él a la casa, como dueño y señor, de ahí su nombre Mandamás, también por creerse «cacique» con los que llegaban,  para hacerme reaccionar de que cumpla con mis deberes, alimentar a esa creación que me fue entregada y que ahora demanda que la proteja y trabaje para ella.

Me sorprende verlos, aunque los nuevos son aún un poco temerosos y tímidos y cuando están juntos y ven que los apunto con la cámara ellos se echan para atrás y de repente asoman sus cabecitas para ver si ya me fui. Están creando su clan, tal vez para no perder su sitial frente a todos los nuevos que están llegando.

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Eso sí, las peleas volvieron y cómo, son batallas campales, la música de las alas que golpean, los gritos de guerra, las corretizas y ese levantar el ala como señal de sumisión o de protección, no lo sé, ya que las nuevas generaciones tan bien alimentadas traen esa fuerza guardada que las hace no dejarse por un lado y por otro, tratar de derrocar a los más veteranos para que dejen su lugar.

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Yo las miro, tampoco la fuerza ya da para seguir dirigiendo el tránsito y dejo que se acomoden como mejor les convenga, que resuelvan sus problemas, que muchas veces es quedarse parados, mirándose muy directamente a los ojos, como midiéndose a ver quién es el primero en arremeter o en darse la vuelta.

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Mientras los otros segundones se aprovechan de las peleas de los líderes, ellos rapidito tratan de comer la mayor cantidad de granitos que puedan.

Más cuando el que ganó en la contienda e hizo que el otro se volara lo fue persiguiendo, tal vez para que no se le volviera a ocurrir medirse con él o ponerse frente con esa valentía inusitada, están igual que ese dicho que dice: «cuando el gato se va, los ratones están de fiesta».

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Otro que el «Arte de la Guerra», uno aprende con ellos, eso del «vencer sin luchar», solo con la mirada y otra cantidad de pasos que observándolos se van integrando, al igual que eso de engaña a tu enemigo, pues hay veces que los dejan que se acerquen como haciéndose el distraído y cuando el otro se cree seguro, ¡ZAS!, le asesta un golpe y lo descoloca .

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Eso sí, Coquita tiene sus espacios solita para comer con total tranquilidad y cuando la marabunta llega ella se va o se queda desde las alturas observando los acontecimientos, en su época fue una de las fieras, pues era el macho que preponderaba  para defender el territorio, hasta la llegada del Mandamás, donde tuvieron que tranzar con sus deseos de propiedad del suelo, por mis interacciones con ellos.

Ahora también a este otro peleonero se lo han curtido a aletazos lo que logró que se retire pues ya la fuerza no es la misma de los años mozos, eso sí, también consiguió su espacio de prestigio, llegar a pedir y que les sirva a él y a toda su familia, con todos sus agregados, solos, como si fuera invitado al salón VIP.

Me han quedado en el tintero una cantidad de acontecimientos, como la llegada tardía de las hormigas reinas, las chicatanas esas que aquí las hacen salsa.

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Los nuevos elementos que han nacido, como los melones, que van creciendo para arriba siguiendo a las enredaderas y sus frutos cuelgan.

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Otro es el maracuyá, que lanza flores por doquier, que también compite con él, además de con el chayotero y la verdadera enredadera, la de las florecitas en forma de mini estrellas.

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Ahí quedan para contarlo en otra vuelta, tal vez lejos de cuando los sucesos acontecieron, tomando de ejemplo el suceder de la época, donde todo llega cuando menos se espera o ya se ha olvidado.

¡Vaya vida que nos espera!, cargada de sorpresas, para que el asombro nos fascine, regresemos a encontrarlo y como el niño con los ojos recién estrenados vayamos descubriendo a esta nueva presentación del mundo en el que estamos.

CONTINUARÁ…

MÉXICO

Junio-Julio-Agosto 2023

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12 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA CREACIÓN Y LAS BATALLAS CAMPALES

  1. Queda bonito que el patio se acomode a los nuevos impetuosos. Porque como sucede en todo el mundo los bienes son limitados. Una convicción que llega cuando a la edad ya le van escaseando las fuerzas. Aunque la abundancia de ancianos debería hacer del mundo un lugar más sabio, me parece que sucede al contrario y de nuevo triunfa la sinrazón. Cuídate mucho. Un abrazo.

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    1. Ten en cuenta que no pueden ejercer cada día son más relegados, si no apaleados y por otro lado abundan todo aquellos que luchan por no soltar el poder y seguir acumulando. El anciano sabio no se expone ni busca protagonismo sino sencillamente ser. Abrazo, gracias

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      1. Jajajajajajajaa, me dio mucha risa, yo pensé que decía salud, y me dije Maty está todavía celebrando el Grito, abrazo grande, lo que fuera gracias por la risa que me ocasionó, y este segundo aún más,

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  2. Hola Themis, ¡vaya crónica! Tus palabras daban pie a otras, y de tan bien las enlazabas que tan pronto «filosofabas», como tan pronto «parajeabas», y no es la edad, ni la ancianidad, sino la capacidad de hilar frases, palabras, hechos y vivencias, y, como tú dices, así es la vida.
    Un abrazo..😊

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    1. Son como esos soliloquios en donde las palabras se entrelazan y surgen otras, y van para un lado y van para otro y una a otra descubren otras, que se van reproduciendo y de esa forma un acontecimiento puede nunca acabar, pues se asocia y se traen los recuerdos y los acuerdos y todo aquello que rondaba en ese momento y los pensamientos, y…y…y….
      Gracias «Alguien», un abrazo grande

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  3. Los acontecimientos de tu patio son la mar de interesantes, Themis. Describes o parece uma copia de lo que sucede junto a la a la acacia en la puerta de casa. Aquí la competencia a la tórtolas es el mirlo, los gorriones, la urraca… Pero los acontecimientos se parecen mucho. Por eso comprendo muy bien tu crónica. Resulta muy interesante ver cómo se pelean por unos granos de arroz o migas de pan. Pero es maravilloso observarlos. Te mando mi abrazo y ya nos seguirás contando.

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    1. Claro que seguiré narrando lo que sucede y los que van apareciendo, pues siempre algo nuevo surge o cambian los comportamientos, y son chistosos el verlos, sabes bien lo que es eso de estar cerca de los alados, de los gatos, de las plantas, de las flore, de esa hermosa vida que nos rodea y nos enriquece el espíritu y nos da sosiego. Abrazo grandote Julie, gracias por tus palabras

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