EL RALLY

LA SUBIDA AL CERRO

Me desperté antes que clareara, había decidido subir el cerro hasta la casa de Maguito, más allá de que el calor está siendo tan recio que pensar en salir lo hace a uno dudar, ha de ser temprano o luego cuando el Hermano Sol esté de bajada, aunque tampoco eso es garantía.

Ayer salí a dar la vuelta por el pueblo a esa hora, a ver si encontraba algo de brisa, de esa que sopla cuando se está un poquito en la altura, y con su fresca caricia regresa el alma al cuerpo, la verdad que regresó bañada y el soplo no apareció ni siquiera en lo elevado.

Así que como tenía que hablar con ella, no hay teléfono, ni ninguna otra forma de comunicación, solo a veces llamarla con el pensamiento y que la vida se encargue de encontrarnos en alguna parte del pueblo.

Allá salí, iba cruzando la plaza principal cuando siento el rugido de un motor que se acerca, cosa extraña el que sucediera y al llegar a la Iglesia ahí veo a una serie de personas vestidas como los pilotos de autos, anotándose y me doy cuenta que es la edición 16º del Rally Sierras del Sur, ese que pasa todos los años por estos pueblos y que había visto pasar por la carretera a alguno de los autos, sin embargo nunca salí cuando se congregaban en la plaza, ni idea tampoco que lo hicieran.

*

*

Me quedé unos momentos sintiendo el rugido que lanzaban, se encontraban en esos últimos instantes, resolviendo y ajustando algo en sus motores, el movimiento que rompía con la quietud que suele tener el pueblo, algo diferente acontecía, un grupo de curiosos merodeaban por los alrededores, con seguridad que «fans» de las carreras.

Seguí mi camino, no quería detenerme mucho tiempo, yo corría el rally a la montaña, perseguida por ese hermano áureo que en breve estaría soltando rayos quemantes sobre el entorno.

Con la lluvia que había habido, otro panorama se presentaba, se veía el paisaje como renovado, como si hubiera vuelto atrás en su ontogénesis y hubiera recordado sus instantes subtropicales, había reverdecido.

Mientras subía por ese camino de piedras y tierra que unos días antes había realizado para subir a la cruz a su festejo y todo estaba color ocre, me encontraba con que los rayos de sol se colaban entre la vegetación que había crecido y regalaban escenas de una belleza increíble.

*

*

Me detenía unos momentos a mirar e impregnar mis ojos en cada uno de los acontecimientos que surgían, uno detrás del otro.

Las flores estaban en su apogeo, reían al nuevo día, se mostraban resueltas, frescas, adornando la piedra recién bañada, esa enredadera con sus campanillas que caía con elegancia .

*

*

Cuando de repente me encuentro en un pasaje envuelta en la vegetación, subiendo esa cuesta en donde recordé haberme parado a beber un poco de agua para hidratarme y ahora lo hacía para admirar el cambio que había tenido, se había poblado y cerraba como un pequeño túnel verde y florido.

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*

No me alcanzaban los ojos para admirar el suceso, flores por todas partes, de los más hermosos colores, formas, resaltaban entre el verde de su follaje.

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Los cactus que mostraban su esplendor, habían engordado, estaban bañados, erguidos, luminosos, agradecidos a ese cielo que después de mucho tiempo estaba enviando la lluvia, ellos sabían que llegaría, ellos habían creado su resistencia para sumirse y acatar lo que la naturaleza tuviera reservado para ellos.

*

*

Las lagartijas corrían felices, se aparecían por un lado, salían por el otro, de los más variados tamaños, estaban como en una fiesta, festejando el renacer del desierto.

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*

¡Qué maravilla! reserva la vida, que sorpresas tiene guardadas, el calor agobia, nos  lleva a sentirnos desfallecer y sin desaparecer nos regala frente a nosotros este retoñar, esta celebración de la naturaleza, mostrándonos que no hay que dejarse abrumar por las inclemencias, por los obstáculos, sino estar siempre dispuestos a renacer y crear belleza.

Flores, flores, por todas partes, moradas y amarillas, juntas para resaltar aún más la magia que se presenta.

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*

O éstas que coronan la biznaga que se ha vuelto más esponjosa.

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*

Seguí mi camino, la sonrisa aparecía a cada paso, la sorpresa de los encuentros, esa cruz en ese lugar que estaban construyendo nuevecito, signo de festejo, relucía mientras se elevaba al cielo, hacía poco había pasado el 3 de mayo, la conmemoración a la Santa Cruz y en México, los albañiles acostumbran a conmemorar esta fecha y a poner una en las construcciones con el fin de pedirle para no sufrir accidentes o caídas durante su trabajo.

*

*

A lo lejos se veía la casa, el verde se expandía a su alrededor, la renovación estaba en curso, ahí se la veía, no era una visión apocalíptica la que se encontraba o tal vez, ¿era la apocalipsis de la sequía?, ella se había acabado aunque fuera por un corto tiempo, eso sí el desierto y sus habitantes siempre faltos de ese líquido vital, sabían cómo guardarlo, administrarlo y no derocharlo cuando la abundancia llegaba.

*

*

Al llegar me reciben los perros alertando que alguien subía, enseguida Maguito se asomó, estaba preparándose para ir a pacer a las chivas, que estaban inquietas ya querían salirse, como siempre curiosas detienen el conflicto que se traían los machos, para quedarse mirándome con mucha atención, con esa mirada tan dulce y misteriosa que tienen.

*

*

Hablamos unos momentos y me mostró lo hermoso que estaba su jardín, cómo las rosas habían florecido y ella su jardinera cuidadosa, estaba orgullosa de los regalos que por ello le llegaban.

*

*

Ahora la bajada, mi cuerpo se sentía vivo, buen ejercicio para iniciar el día, una muy buena caminata.

Mi sombra se me aparece, me sorprende, no la esperaba, marchaba a mi lado, sin embargo de ella les contaré en otra entrada.

Una pequeña gatita se me cruza en el camino, me maúlla, me habla, le sonrío, le contesto y sigo mi marcha.

*

*

Al llegar de nuevo a la plaza son pocos los rugidos que se sienten, está casi vacía, en el lugar de la salida se posesiona uno de los autos.

Se prepara, el encargado prepara la bandera verde que indica que es hora de la partida, la baja, da con ello la señal.

*

*

Un bramido con toda la fuerza lanza al piloto a las calles, pasa por delante de donde estaba, un niño sentado en un escaloncito, tranquilo y compenetrado con cara de fascinación está mirando la salida, tal vez imaginándose algún día a él subido en uno de esos autos, dispuesto a conquistar el desierto por su terracería, evitando los obstáculos y levantando polvareda.

Me alegra ver su felicidad, su admiración a ese instante y con esa sensación de un día esplendoroso, reinicio mi camino a guarecerme del calor que ya está ahí, a la vuelta de la esquina, a pesar de lo temprano.

*

*

Frente a mí se aparece el sotolín, resguardado en su sitio especial, adornando la entrada a lo que era el Museo,  como si fuera un personaje con todo los pelos parados, una presencia venida de otro mundo más primitivo, anunciando que la prehistoria aún sigue entre nosotros y parecía que se preparaba para una danza de percusiones arcaicas, como si fuera el hechicero de una tribu en una ceremonia unido a la fuerza que lo acompaña .

*

*

Me acerco, lo observo, digno ejemplar de estas tierras y aumenta aun más esa percepción que me embarga, la de una jornada muy mágica que se prepara….

MÉXICO

MAYO 2023

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8 comentarios en “EL RALLY

  1. Cada planta aguarda el momento adecuado para iniciar su propia carrera por la vida. Como esos arriesgados pilotos que aspiran a alcanzar ese primer lugar que sólo uno de ellos puede ocupar. Me ha gustado contemplar las rocas limpias tras la llovizna, parecen de cuarzo inmaculado. Un abrazo.

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  2. Un relato lleno de contrastes: el ruido de los autos con los ruidos de la naturaleza, la renovación del desierto, antes seco y ahora lleno de plantas y flores porque la naturaleza sabe aprovechar todo. Muy bonitas fotos Themis, un lindo paseo.

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    1. Gracias Ana, si así fue, el desierto tiene una parte mágica donde su cambio es muy drástico y se vuelve parecería a sus orígenes y por otro lado, lo aprovechan todos aquellos que necesitan dificultades en el camino con sus autos para poder llevar adelante su deporte preferido. Extrañas «coincidencias», abrazo grande, ten una hermosa semana

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  3. ¡Hola Themis!
    Curioso escrito el que nos has dedicado hoy, el ruido de los motores se mezclaba con la tranquilidad de las flores y el paisaje, me quedo con lo segundo, sin duda. Pero has sabido bien mezclar ambos sin que se quebrantaran mutuamente, al fin y al cabo a no todo el mundo le gusta lo mismo.
    Preciosas imágenes por cierto.
    Un abrazo. 🙂

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    1. Gracias Merche, aquí fue una gran sorpresa, los había visto pasar por la carretera en su regreso, lo que no sabía era que salían del pueblo. Estuvo chistoso encontrarlo pues fue una gran sorpresa.
      El desierto había rejuvenecido ese día y todo era motivo de festejo. Un abrazo bien grande

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  4. Un paseo espectacular, Themis. A pesar del sol, las flores. Los habitantes del camino, las lagartijas, y el encuentro con tu amiga y la belleza que sin duda, tiene el desierto. Además lo que no sé, si son unos intrusos esos ruidos de los autos del rally que rompen la paz del entorno y basan su música en la velocidad. Gracias por contarnos tus vivencias. Mi abrazo.

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    1. Hola Julie, el rally es algo que sale de la cotidianidad y que se vuelve una sorpresa, al igual que el rugir de los motores. En lo personal me sorprendieron pues no me lo esperaba, ni siquiera sabía que de aquí salían.
      Todo un espectáculo que contrasta mucho con lo que es el lugar. Gracias, abrazo bien grandote

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