LOS ENCUENTROS
El calor no daba tregua, las olas en un ritmo arrogante iban y venían, se podía ver como la piel iba perdiendo la elasticidad frente a la deshidratación que le ganaba, como si se fuera una uva pasa se iba consumiendo, más allá que todo el día se estaba bebe y bebe ese mágico líquido transparente que lo mantiene.
Preparando suero casero para conservar de esa manera a la evaporación a raya, sin embargo parecía que nada alcanzara.
Por otro lado, ni una gota de aire corría, salir afuera era para ver como el sol quemante jugaba a lanzar llamaradas, libre de hacerlo sin que hubiera nada que se le interpusiera.
A la tarde cuando ya había tomado el camino para irse para otros rumbos, perderse en el horizonte de montañas y la brisa ágil y refrescante había salido a despedirlo, me propuse caminar un poco para activar al ejercicio dormido.
Tenía que ir a la carretera, así que me encaminé hacia ella, terminando lo que tenía que hacer, decidí no tomar el camino de siempre para dar una vuelta, sino que la crucé y seguí el rumbo de la calle.
De repente me encontré con un gran portón abierto que mostraba un hermoso espacio, donde una serie de árboles ancianos que no conocía, iban marcando un camino.
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Esos árboles longevos que si se les preguntara podrían reseñarnos parte de la historia del pueblo, contarnos lo vivido, legados del pasado, guardan en ellos un gran atractivo estético que lo fueron y lo siguen creando día con día.
Van almacenando las inclemencias del clima, testigos de ello, dejando escrito en sus entrañas los sucesos más prominentes de su viaje por estas tierras.
Con el paso del tiempo se van retorciendo, serpenteados su tronco y sus ramas, veteranos, en su follaje viven familias enteras de aves e insectos.
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Legado del pasado y una reliquia de un paisaje antiguo.
Me paré a mirarlos desde la calle, sin embargo en un instante la curiosidad, esa que dicen que mató al gato me ganó, ¿que era ese lugar abierto, que invitaba a visitarse?.
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Poquito a poco y con sigilo me fui metiendo, caminé un poco, me fui acercando a otra puerta que muy adentro estaba abierta, sin embargo no me animé a seguir, me detuve a mirar la montaña que estaba atrás con esa cantera de piedra abierta.
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Me di media vuelta, ya se estaba haciendo tarde, pensando en regresar tal vez, otro día y me encuentre con alguien a quien preguntar si me permiten fotografiar y recorrer ese paraje.
Al salir seguí por el camino de tierra, donde mi sombra me acompañaba delante, la saludé recién se aparecía, últimamente me asombra cada vez que la veo como surge en un instante sin esperarla.
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Tomé una callecita y comencé a subir por ella, me encaminaba a la Iglesia del Calvario, para sentir un poco de brisa que me acariciara y me hiciera resurgir, en ese espacio en donde siempre el aire está presente haciéndose notar.
Una pared pintada con las diferentes vetas de los mármoles que abundan en esta región y en su ventanita algunas figurillas de ónix, trabajo de muchos artesanos de los alrededores, se me apareció delante.
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Caminando, caminando, me encontré con ese flamboyán con sus flores rojas, lanzando sus pétalos por todas partes, recién estaba floreando, mostrando que muy pronto las lluvias andarían por estos lares.
Ya van a inundar el paisaje, irán ganando terreno frente a las jacarandas, que ya están dejando sus últimas flores sobre las aceras, formando los póstumos diseños donde es un deleite encontrarse con ellos, con ese color fresco que emanan aunque su muerte esté presente.
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Lo que nunca falta, que cada día se está poniendo más de moda, el no saber en donde dejar la basura y colgarla de cualquier parte o meterla entre las plantas y ahí aparecen en los cactus, en los árboles, en las cercas, pienso lo hacen aquellos que ya han logrado conciencia de no tirarla en el suelo, pero no de llevarla y depositarla en lugares adecuados, una nueva decoración que se extiende. No hay que desconocer que por lo menos ya se dio un paso adelante, ahora hay que sensibilizar para que terminen en la acción adecuada.
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Estaba pasando por el área de las escuelas y cuál fue mi sorpresa cuando al llegar a su entrada, me encontré con un mural, recién pintado, el desierto con su cactus, sus biznagas, sus nopales y lo que no podía faltar un niño en él, leyendo.
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Homenaje por lo que dice la placa que lo acompaña al Sr. Román Cortés Carrillo, » Que tenía la visión de una vida digna reflejada en los niños mejorando su hogar…..»
Me estaba encontrando con muchas cosas desconocidas, que eran nuevas para mí, y me iba preguntando si habría algunas más que este año trajera consigo.
Comencé a subir la cuesta, cuando de repente, ahí la vi, estaba muy tranquila, no como en el último encuentro donde………. mejor lo sigo contando en la próxima vuelta.
CONTINUARÁ…
MÉXICO
ABRIL 2023
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Entre los resquicios que dejan unos pasos cotidianos, como si fuera el producto de un milagro inesperado, frente al sorprendido ojo fotográfico, asoman nuevos paisajes. Un abrazo.
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Se aparecen sin esperarlos, surjen en cualquier milímetro frente a los pasos, así es esto, la cámara abre el camino y nos esconde detrás de ella. Abrazo grande Carlos
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Los árboles que descubriste me han parecido maravillosos, tan grandes y llenos de vida.
Es bonito cuando los pétalos de las flores o las hojas otoñales alfombran el suelo.
El mural me encantó.
Un placer acompañarte en tus paseos. Espero la continuación.
Abrazo grande, Themis.
Y cuidado con ese calor que cada día es más fuerte.
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Es un lugarcito maravilloso, si que es privado y no encontré a nadie para preguntar si me daban permiso a recorrerlo, con esa montaña atrás, tal vez algún día lo logre.
Ahora las calles en algunos lugares tienen las flores rojas de los flamboyanes, que están vistiendo las calles.
Sí el calor está demasiado sofocante, hay que cuidarse, en las tardecitas cuando refresca un poco es bueno irse a la altura donde corre la brisa.
Gracias Eva, pronto sigue la continuación. abrazo bien grandote
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Pues sí, que me dejaste intrigada… ya espero el próximo capítulo a ver qué es lo que te sorprendió. Pero puedo imaginar ese lugar tan especial. Gracias, Themis. Mi abrazo fuerte y siempre mi admiración.
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Sí ya verás Julie, las cosas que aparecieron que ni idea tenía que ahí estaban y que en un poco tiempo de haber dejado de ir al lugar me sorprendieron. Gracias, abrazo bien grande
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Hola, con cada palabra tuya, yo paseaba también contigo, creo que ya te lo he dicho, pero la sencillez con la que cuentas las cosas produce magia en el relato… Y luego están las imágenes, ¡qué belleza! Esos árboles con sus troncos entrelazados inspiran mucho, ¿y si fueran dos amantes que murieron fundidos en un abrazo? Sería una bonita historia que contar, si te apetece, te dejo la idea para que hagas magia con ella. Y el mural con el niño leyendo, como debe ser, aquí también se han puesto de moda pintar las paredes de centros públicos, algunos con más acierto que otros. Espero con ganas ese continuará… Un abrazo. 🙂
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Me gustó mucho esa imagen tuya de los amantes fundidos en un abrazo, regresaré a estar de nuevo junto a los árboles, si es que cuento con la suerte que la puerta está abierta y que pueda detenerme junto a ellos para mirarlos bien y descubrir esa historia detrás. Gracias Merche, veremos que nace, si es que nace algo y ya lo verás reflejado en mis relatos.
Abrazo bien grandote
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¡Cuánto he paseado por ti últimamente! Y cuánto lo disfruto! Ya no sé ni cómo agradecerte, en verdad que esto me llena muchísimo. Tus fotos son maravillosas, ese mural me ha encantado, fascina e inspira.
Me había parecido ver esa foto de la sombra que asumo es tuya, a la hora de tomar esa fotografía, mas no sé si me estoy confundiendo.
También deseaba preguntarte si eres tú de quien leí algo sobre Horacio Quiroga y que dijo seguiría escribiendo sobre él, o también me estoy confundiendo.
Gracias por tantos regalos tan lindos Themis, un abrazo muy grande. 🌹🌹🌹
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Hola Maty, me alegra que me acompañes en mis paseos y en esos recorridos donde algo nuevo siempre aparece y le da ese detalle que asombra al momento.
Casi siempre la sombra anda conmigo, y cuando se vuelve notoria se vuelve parte de esos recorridos.
De Horacio Quiroga escribí como cinco entradas camino a su casa en la selva de Misiones. Te dejo un link en donde podrás encontrarlas a todas.
https://blogdethemis.blog/category/uruguay/
Y muchas gracias por ser parte de mis andadas, por estar a mi lado y por disfrutarlas. Abrazo bien grande
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