LAS JACARANDAS EN FLOR

EL ARRIBO DE LOS MORADOS

Detrás de los amarillos llegan los morados, eso si estos no son endémicos del desierto sino fueron traídos por un japonés a la Ciudad de México, pues hubo un presidente, por los principios de siglo XX que quería plantar cerezos, sin embargo no se iban a dar por el clima y él, Tatsugoro Matsumoto, que así se llamaba, los cambio por las jacarandas.

Era de esos jardineros que se compenetran con el arte de la jardinería, que no solo es recrear la belleza en la vista sino llevarla al espíritu, lograr darle paz, embelesarlo y que retoñe.

Tatsugoro, había vivido en América del Sur, en Perú y luego había llegado a México, él era paisajista, cuando lo consultaron por los cerezos y dio su opinión negativa, recordó la jacaranda, que se dice es oriundo de Brasil e iba a dar una sensación muy similar al «hanami» que era lo que se buscaba.

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CEREZOS EN FLOR, JAPÓN, FOTO TOMADA DE INTERNET

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Hanami significa “contemplar las flores”, cuando los cerezos que están plantados por todas partes en Japón, florecen, durante ese breve lapso de tiempo, los japoneses se vuelcan a perderse e impregnarse con esa belleza efímera que cubre a los árboles. Esperan ese instante en que sus hermosas y delicadas flores se abren, anunciando de esa manera que el fin del invierno y las jornadas sombrías llegan a su fin y dan paso al renacimiento, con ello la llegada del tiempo más cálido.

Cuando ello sucede, se vuelcan a las calles a estar bajo ellos y quedarse extasiados por ese espectáculo que la vida les regala.

A la Ciudad de México la llenó de ellos, en todos los lugares que pudo los dejó plantados, por eso marzo es reconocido y esperado para extasiarse con esa tonalidad que baja del firmamento para unir lo visible con lo invisible.

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CIUDAD DE MÉXICO, FOTO TOMADA DE INTERNET

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Así fue pasando el tiempo, poco a poco se extendieron y llegaron al desierto, no se encuentran en el monte, sino en esos jardines y esos lugares en donde los pobladores quisieron darle a lo yermo el detalle a color para gozo del alma.

Ellos se unen en su floración, a esa creencia donde el Calvario se hizo necesario para que el miedo y la muerte llenaran de culpas a los humanos para ver si de alguna forma los reformaban de sus costumbres, sus acciones y sus malos pensamientos, sin embargo cada día se extienden más, tal vez por los ejemplos que han recibido, eso de «haz lo que yo digo pero no lo que yo hago», más allá del sacrificio de Dios de mandar a su único hijo para redimir a los hombres.

Había salido a caminar, a dar la vuelta, a deleitarme un poco con la brisa que refresca, en estos días en el desierto donde la temperatura sube y sube y trae consigo esas ganas locas de no hacer nada, pues al calor se une la resequedad, la tierra que libre y volátil se yergue por todos lados. 

Cuando de repente frente a mí se aparece uno de ellos, que sacudido por el aire suelta todas esas flores celestes moradas que vuelan y juegan rondas en las calles y las veredas.

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¡Qué deleite!, viejas historias se asoman, salen, miran al alrededor y se plasman junto a lo que ven.

No solo aquí llegaron sino también en el sur del continente se desplegaron y llenaron de color un clima húmedo, tan diferente al que aquí se vive, mientras en las aceras se crean collages que danzan con la brisa y se transforman.

«El viento como un brujo

Vino por acá

Con su cola barrió el dibujo

Del jacarandá»

María Elena Walsh

El morado también viste a estas semanas que se avecinan y aquí más, pues el Cristo del Consuelo celebra su día, también en estas fechas y con ello se adornan las calles y la iglesia para su procesión y festejo y luego viene la Semana Santa.

A cada paso que daba una jacaranda aparecía, y los colibríes estaban bien alborotados jugando y otros como borrachitos libando el néctar que de sus flores sale y se deleitan, y absorben una vez y otra vez, y revolotean y con ese gran contento que contagian estos pequeños seres que son los mensajeros de los dioses .

El cielo anda dando vueltas en la tierra es indudable que así es, que colorea todo aquello que se deja, y así comienzan a aparecer flores de todos los matices y anuncian la renovación.

-¿Qué es primavera?.

– ¡¡¡¡¡ Siiiiiiiiii !!!!!!!

-Que ya llegó, que ya está aquí.

-Si estamos en invierno

-He ahí la magia del cascabeleo.

-Disfruta lo que tienes y deja los debería para otro día.

-Como el picaflor, goza ese encuentro, ese prodigio del renacimiento.

Hay días que son de encantamiento que a medida que se camina en ellos nos asombran, nos muestran que la sorpresa está a la vuelta de la esquina cuando el corazón está abierto, compenetrado en el instante que está viviendo.

Seguí mi camino sin rumbo fijo, cuando de repente escucho la música a lo lejos, esa voz lírica de este pueblo y fui andando hacia ella, las flores de papel crepé moradas y blancas, me fueron mostrando que muy cerca, muy cerca, estaba el Calvario, esa Iglesia que agasajaba a su Señor, a ese Señor del Consuelo.

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Ese que dijo, un día estas sabías palabras:

«Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.» Sin lugar a dudas, alcanza con lo que en el que estamos, trajo con él.

Subía el repecho, esa pendiente que hace que el corazón lata y lo somete a la gimnasia aeróbica necesaria para estar en forma, cuando frente a mí se apareció la procesión, cargando al crucificado, entre cantos y rezos.

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Me detuve un momento. Después de la lectura de las oraciones y el cántico en una de sus caídas,  siguió el cortejo su camino y yo fui rumbo a esa pequeña Iglesia en el montículo.

Él es el refugio para estar entre rocas, vegetación y silencio, escenario de  hermosas puestas de sol, con el pueblo abajo y rodeado de montañas y protegido por el infinito.

La Iglesia estaba abierta, el arco señalaba la entrada, ese pasaje de conexión con el espíritu y la inmensidad en este México.

Me detuve a mirar el trabajo que hacen los artesanos con los elementos que le regala el desierto.

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Lo crucé y allá me encaminé…..

CONTINUARÁ…..

MÉXICO

Marzo

CIUDAD DE MÉXICO: LAS JACARANDAS EN FLOR

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EN BUSCA DE LAS FLORES AMARILLAS

EN BUSCA DE LAS FLORES AMARILLAS (2)

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20 comentarios en “LAS JACARANDAS EN FLOR

    1. Sí así es Eva, toda la región se viste con él, luego publicaré más entradas donde los muestran. Los colibríes son hermosos, eso si bien pelioneros, enojones, no tan dulces como se cree. Histéricos, de un movimiento constante, conviví con una de ellas y su hijo que se le ocurrió hacer su nido en la entrada de la puerta de donde vivia. Un gran experiencia.
      El futuro vendrá más allá que nos preocupemos o no por él, mejor es ocuparse e irlo plantando en las acciones del hoy. Abrazo bien grandote y gracias

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  1. Una preciosidad, Themis. ¡Qué maravilla disfrutar de algo así. Sabes qeu una vez me preguntaron cuál era la palabra más bonita del español y dije que para mí era «jacaranda». No existen por aquí, no soportan este clima del norte, pero había leído un cuento de la escritora Elena Poniatowska en la que lo citaba y me gustó tanto la palabra que me puse a buscar todo sobre ese precioso árbol que transforma la atmósfera con su color y alfombra los campos con sus flores.
    Un abrazo.

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    1. Hola María Pilar, es una palabra que suena muy dulce a los oídos, de origen guaraní, que quiere decir como de agradable perfume.
      Su flor delicada y hermosa, es un deleite tenerlo florecido,
      Abrazo grande y gracias

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  2. ¡Qué bonito! Desconocía esa historia, así que ha sido para mí una entrada a la vez que nostálgica y dulce, didáctica. La jacaranda era la favorita de mi adorada mamá, cada año le tomaba una foto con ellas en este mes.
    Un abrazo, Themis 🐝

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    1. Hola Maty, en el mes de las jacarandas, en esa belleza que se instala en la Ciudad de México, y el deleite del color. Tu mamá tuvo que ser una persona muy especial, gracias por tus palabras, abrazo grande

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    1. Hola Julie, aquí es un color que se da mucho en las flores, también en las silvestres, eso sí ese morado celeste del jacarandá, es algo muy especial, necesita un clima que no llegue a fríos extremos, tal vez por eso no se den por aquellos rumbos. Abrazo grande, Gracias

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