DÍA DE MUERTOS SE ACERCA

«Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.»

Después de estos años de cuarentena por este virus que anduvo dando lata a toda la sociedad y al mundo entero, que hizo que nos tuviéramos que encerrar y que muchas celebraciones tradicionales aquí en México, como el gran Día de los Fieles Difuntos se tuvieran que festejar a puertas cerradas, este año se abrió al encuentro con todos aquellos que vienen del más allá, sin restricciones, y los difuntitos podrán llegar sin nada que los detenga y disfrutar con sus conocidos, amigos y familia que con el corazón abierto los esperan.

En el pueblo en donde vivo es como si la tradición estuviera encubierta, si bien se arregla el panteón, se le da el mantenimiento debido para la ocasión, se arreglan las tumbas, se le llevan flores en ese día, no existe una costumbre de armar ofrendas en él, ni de estar toda la noche velándolos.

Se pone el altarcito en las casas, sin embargo no hay una forma especial de hacerlas, se prenden velas, se le ponen flores, se hacen algunas comidas tradicionales más que nada como una costumbre que quedó de otra época, no se siente en el ambiente de que el día ha llegado a la usanza prehispánica, sino más bien a la forma europea, como si todo se tuviera que realizar como callado, en la intimidad.

«Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.«

Eso sí, el gran evento como se da en otras partes de México en donde todo el pueblo anda movilizado, la gente va y viene cargando las flores, las veladoras, concurren a los cementerios, comen en él, llevan música, hacen grandes «carnavales», se disfrazan, eso no se encuentra aquí.

*

*

En todo México son varios los días que se celebran, sobre todo poniéndoles veladoras pues el 27 de octubre se esperan que lleguen las mascotas, dicen que se aparecen a visitar la casa, por eso muchas personas les ponen en algún lugar  agua y un poco de alimento.

El 28 se reciben a los que murieron en accidentes de forma repentina o violenta, que fueron asesinados, también a las ánimas solas. A ellos se les coloca una veladora y una flor blanca.

El 29 es para los ahogados, o por descarga eléctrica por rayo, el 30 es para las almas olvidadas o que no tienen a nadie que las recuerde, pues eso es bien triste para los mexicanos, en los panteones cuando alguna tumba no tiene velas o alguien a su lado, siempre se le acercan los que están alrededor y les dejan una.

El 31 se recuerda a los niños que están en el limbo por no haber sido bautizados, aunque en la actualidad ese espacio celestial fue erradicado.

*

*

El 1 y el 2 de noviembre son los días más importantes, en el primero se espera a los angelitos, a los Muertos Chiquitos como cariñosamente se les llama que fueron los que murieron durante la infancia y al otro día se recuerda a los Muertos Grandes a todos los que dieron el paso y cruzaron el puente, los que están del otro lado que cuando se abre el portal pueden llegar y convivir con los vivos.

También el día 1 es cuando los niños salen a pedir su calaverita, que es una tradición sobre todo de la Ciudad de México y de sus cercanías.

«Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.»

Otras de las actividades que se une a estos días y que cada día se extiende más es: Halloween. Esa costumbre exportada por los vecinos del norte que ha ido paulatinamente tomando las calles y en cierta manera contaminando los festejos, ya que sus disfraces y sus máscaras, el plástico de sus calabacitas y de otros implementos va tomando los mercados mexicanos, y substituyendo a los elementos tradicionales que en cierta forma eran más naturales.

Sin embargo, en algunos lugares aún se mantienen las formas tradicionales, y en lugar de pedir, «dulce o truco» se pide la calaverita, lo que le da otro contexto a la muerte como acompañante de la vida y no para incrementar aún más el terror a ella.

Primero que nada se tiene que conseguir un chilacayote que es un tipo de calabaza, que se puede decir que es lisa a la que se le quita el relleno, se le da forma de cara y dentro se le coloca una vela y con ella los «ofrenderos» como se les llama a estos niños que lo hacen, salen a pedir su «calaverita».

*

*

Antes cuando la inseguridad no era parte de la convivencia ciudadana se veían más niños en las calles, pidiendo a los vecinos que les dieran algo de su ofrenda, pan, fruta, dulces, o lo que fuera, en la actualidad se mueven con adultos o van a lugares como negocios o conocidos que tienen preparado algo para darles.

El chilacayote también es usado en lo que se llaman las «lumbradas», tradición que se conserva aún en algunos lugares, en la cruz del difunto se coloca con su vela dentro para alumbrar su camino.

Muy diferentes son las costumbres y la forma de recibimiento y de festejo, dependiendo del lugar de México en donde uno se encuentre, son muy variadas, eso sí en la mayor parte es de reflexión por un lado y de fiesta por el otro.

«Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que, cuando morimos,
descansamos.»

***

Me subí al autobús rumbo a la ciudad, a Tehuacán, iba pensando en el festejo tímido del pueblo, donde en cierta forma extraño todo ese movimiento que hace que se sienta más cercana a la «Catrina», que comience a robarnos sonrisas, risas y por qué no, alegrías.

Todo estaba apagado, parecía que esos días serían de duelo o ¿de meternos dentro?, más que de fiesta.

*

*

Así iba mirando por la ventanilla, y de repente comencé a ver que el color amarillo naranja había ido pincelando algunas partes del desierto, ese tono característico de estos días, esa tonalidad con la que se les marca el camino a las ánimas, pues según las creencias nahuas es el único color que pueden ver los muertos en su regreso del más allá hacia estas tierras de los vivos, representado en el cempaxúchitl la flor de este tiempo.

El aparecía en cuanta flor se dejaba ver, en arbustos, en el suelo, en arbolitos era como si toda esa tierra yerma, adornada de las grandes antenas longevas de esos cactus columnares, a pesar de que la no lluvia se ha ensañado con ella y casi no la ha regado, hubiera resurgido de cualquier manera y así le estuviera señalando el pasaje a todos esos peregrinos que vendrían del más allá.

*

*

Para coronar el encuentro, había una sorpresa preparada, ahí de repente se apareció en la barranca, un pequeño espacio plantado de un amarillo anaranjado vibrante, eran flores de cempaxúchitl que alguien había sembrado para ofrendar a los suyos.

Mi corazón dio un vuelco, se abrió al encuentro, pues desde otro lado anunciaban, que de otra manera, el gran día se estaba aproximando, que lo esperara….

MÉXICO

CONTINUARÁ…

***

CITAS DE: «Coplas por la muerte de su padre»

 AUTOR:   Jorge Manrique

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Día de muertos en Tepozotlan

SE ACERCAN LAS ÁNIMAS

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Agradezco las fotos tomadas de internet

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16 comentarios en “DÍA DE MUERTOS SE ACERCA

  1. Muchas gracias Themis. Acá a ta tristeza de la muerte, primero le sucede el íntimo recuerdo y pasado el tiempo, el olvido.

    De Becquer:

    Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos
    taparon su cara con un blanco lienzo;
    y unos sollozando, otros en silencio,
    de la triste alcoba todos se salieron.
    La luz que en un vaso ardía en el suelo,
    al muro arrojaba la sombra del lecho;
    y entre aquella sombra veíase a intervalos
    dibujarse rígida la forma del cuerpo.
    Despertaba el día, y, a su albor primero,
    con sus mil ruidos despertaba el pueblo.
    Ante aquel contraste de vida y misterios
    de luz y tinieblas, yo pensé un momento:
    ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

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    1. Sí, conozco esa tristeza de la muerte y esa concepción de ella, México abre a otras posibilidades, a esta magnífica fiesta que es todo un reencuentro, muy mágico con aquellos que se nos adelantaron.
      La rima de Becquer, hermosa y deja muy bien plasmado ese sentimiento, bien dices el olvido es lo que queda después del tiempo…….gracias por traerla y un abrazo bien grande

      Le gusta a 1 persona

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