CONVIVENCIA
Algo ha pasado, es como si el universo del patio se hubiera transformando y me hubiera metido a través de un agujero de gusano, aparecí en otra dimensión dentro de un ambiente muy parecido al que vivo.
Fue como si a un mundo de caricatura paralelo, para llamarlo de alguna manera, me hubieran sumergido y si bien los elementos eran los mismos con los cuales convivo un día detrás de otro, sus comportamiento y la manera en que se movían fue lo que cambió.
Ya venía con mi roomy, la abejita, que se había instalado sin pedir autorización y sin pagar renta, ni colaborar en el mantenimiento del espacio, a cada rato daba vueltas haciéndome saber que ella aún seguía y que bueno yo estaba como esclava fiel para atenderla, no solo a ella, sino a todas las demás que día con día iban llegando llamadas por las aromáticas peras, que si bien en apariencia lucían que eran un desastre, en su corazón un deleite dulce al que nadie se podía resistir, yacía.
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Me tenían abre y cierre la ventana, pues, entraban por la puerta de atrás, sin embargo al irse lo hacían por la del frente, la que da a la calle y mientras que no eran atendidas revoloteaban zumbando y con ese arte que tienen de cambiar el sonido, de subirlo y bajarlo, de hacerlo de repente ¡tan monótono!, e incesante, que es muy difícil desconocerlo y menos aún soportarlo, como tortura china.
Ya llevábamos más de quince días en estas circunstancias y nada que quisieran abandonar la casa, por el contrario, mi roomy, había tomado por hábito que cuando obscurecía, después que todas sus amigas se habían ido, en el momento en que me había retirado al merecido descanso, ella llegaba, como saludo, empezaba a dar vueltas, a revolotear en la pantalla de la compu, impidiéndome dejar ver tranquila lo que estaba viendo, peor que gato, hasta que le hablaba.
Al principio era preguntarle qué era lo que quería, a veces de mal talante, a lo que el sonido se acrecentaba, para luego aprender a dulcificarme, reconociendo los hechos en lugar de combatirlos, con voz suave y maravillada con que el tierno «bichito» se me acercara, le decía:
-¡Oooohhhhh!, ya llegaste- dejaba de estar sobre la pantalla, de dar vueltas y se me posaba en mi hombro.
Una vez se me hizo casualidad, esas cosas que quién sabe por qué se daban, para luego, cuando los días pasaban y la conducta era la misma, abrir los ojos grandes y decirle a mi misma, que había regresado pues, llevaba tiempo que parecía que se había ido de vacaciones, pues no aparecía ni daba señales de existencia.
-¿Viste esto?, ¿es real o ya ando en el alucine?
-Cualquier cosa puede ser en este mundo cuántico y espera a ver lo que se viene- fue su respuesta, dejándome aún más con la boca abierta y desapareciendo tragada por una nebulosa.
Cuando me iba a dormir toda preocupada para no aplastarla, le avisaba y como si entendiera se paraba en la pared, arriba de mi cabeza y ahí se quedaba toda la noche, cuando amanecía volvía a sus actividades y se dirigía sin ninguna detención a meterse dentro de la pera y ahí pasarse la mayor parte del día.
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Una vuelta llegó una de sus amigas, algo raro, se paró en la pared en pleno día y zumbaba.
-¿Qué onda contigo?- le pregunté, y se quedó muy quieta. Seguí en lo mío sin prestar demasiada atención, pues la verdad que uno se puede enloquecer si empieza a llevarles el apunte, pues enseguida se vuelven demandantes.
-¡Bssssssssssss!, ¡Bsssssssssssssssss!
– Y ahora, ¿qué?, ¿qué sucede?
Seguía parada sin moverse del lugar, solo batía las alas, haciendo el sonido y como no veía qué le pasaba, me puse mis lentes y me acerqué y ahí vi, tenía una pelusa entre las patas.
-Eso quieres, ¿qué te la quite?
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¡Qué otra! me quedaba que hacerlo, pues no me iba a dejar en paz hasta que reaccionara, así que agarré un pequeño palito y con él le saqué sin lastimarla esa pelusilla que le incomodaba.
Enseguida se fue caminando hasta la ventana, pues estaba cerca, para pedir que la abriera y sin decir «gracias», se fue volando.
*

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Sin embargo, ahí no acaba ese mundo que se había superpuesto, una mariposa entró volando y revoloteaba también alrededor de mi cabeza, se paraba por unos instantes y luego seguía, se desaparecía en la habitación de al lado para regresar.
Claro, lo bueno de esta era que no hacía ningún sonido, solo al pasar, cada vez más cerca, me sacaba de donde estaba.
Me hizo acordar a «Cien Años de Soledad» de García Márquez, a ese personaje Mauricio Babilonia que tenía siempre sobre su cabeza una nube de mariposas amarillas, el que se había enamorado de Remedios Buendía, Meme, en ese amor rebelde.
*

*
-¡Oh no! y esto qué es ahora
Me paré y me fui a sentar a los escalones, pues no entendía todo ese movimiento y ya me cuestionaba si quería saberlo o mejor era seguir en la ignorancia pues de esa manera se desconoce lo que pasa y la atención se vuelca hacia otras cosas y no a todos esos pequeños seres que habitan los alrededores y que no tienen ningún problema en pedir colaboración para lo que necesiten y la verdad que son muchos. Por otro lado eso de habitar un mundo cuántico quién sabe si es lo aconsejable o seguir en el cartesiano donde todos estos no cuentan, no son otra cosa que seres inertes mecánicos.
Me senté en los escalones con una mariposa revoloteándome, cuando se acercó Coquita, que ahí andaba en la vuelta, sin embargo traía otra actitud, no parecía pedir comida, se subía y se bajaba del escalón en donde estaba sentada, la verdad que era la primera vez que hacía esas cosas.
*

*
-Y tú, ¿ahora qué?, ¿te vas a unir a todo este circo?.
Pasa por mi cabeza una golondrina gritando, un corro de pequeños gorrioncitos, de los nuevos, de los nacidos en esta temporada que andaban ahí en el flirteo, también se unen al alboroto y todos levantan vuelo.
Coquita se me para delante, me empieza a mirar fijo, como inquieta, suplicante, cómo queriéndome advertir algo, todos parecen comportarse de esa manera, hasta me hicieron salir de donde estaba para acercarme a toda esa «banda de orates».
*

*
Empiezo a prestar atención, a salirme de mi mundo y entrar en el de esa «trouppe» que parece que quieren comunicar algo y por no estar en su frecuencia no me doy cuenta de qué es lo que les inquieta.
Cuando de repente, percibo la presencia como de unos ojos, me observaban desde lejos, busco para ver de dónde venía esa sensación, pues a simple vista no se miraba a nadie que pudiera ser el causante de ella.
-¿Me estaré volviendo paranoica?- ni siquiera a mi misma le pude preguntar pues no había regresado de su viaje por la nebulosa.
Y ahí lo veo, detrás de la enredadera, en el techo vecino, encaramado, camuflado entre las hojas.
Con voz fuerte lo dejo al descubierto.
-¿Eres tú?
El mundo se detuvo en ese momento, todos los personajes que estaban en la escena dejaron sus movimientos, nos quedamos mirando fijamente, hasta que veo que regresan toda esa banda de nuevos comensales, y se paran en los fierros del otro lado de donde estaba el pobre y como si se estuvieran riendo a carcajadas del acontecimiento, lanzan a los aires una serie de sonidos estrepitosos, como los niños que se burlan, mientras se ríen, hacen muecas y dicen a coro:
-Lero, lero, te descubrieron, lero, lero…
Pero bueno, esos sucesos dejo para develarlos en la próxima entrega.
MÉXICO
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CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA ZUMBADORA
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA APARICIÓN
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL VUELO NUPCIAL
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LAS ARRIERAS
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL GORDITO
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LOS CARROS ALEGÓRICOS
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA TRIFULCA
CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA SALIDA DE LAS REINAS
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Ante la imposibilidad de cobrar un peaje por el tránsito y menos facturar por los servicios prestados, creo que la tarea continúe siendo de balde hasta el instante en que ellos puedan devolver el favor. Quedo con la duda de si el recién llegado hace faena de confirmación o viene como debutante en la plaza. Un abrazo.
Acá sólo llegan tres avispillas que se invitan a compartir el plato del gato.
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Digamos que se daba sus vueltas esporádicas, no era ningún desconocido, más allá que creo es la primera vez que aparece en una entrada.
Aquí cada día que pasa hay más agregados, entre los constantes, los visitantes, los que aparecen de vez en vez, los despistados que no saben como llegaron, son unos cuantos. Aqui ninguno paga nada por los servicios, eso sí son exigentes, como que me toman como recurso humano mandado por la vida.
Toda una paz tres avispillas que se sirven solas. Un abrazo grande y gracias
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¿Cómo has estado, Themis? Aquí presente, me cautivó como siempre máxime que los animales siempre albergan sorpresas de diversa índole.
¿Cuál será el desenlace de la historia? En apariencia (igual es un hecho), dispones de una habilidad para atraer a no pocos seres de otras especies. Eso es estrambótico.
Te deseo harto éxito, cuídate mucho y un amplexo.
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Hola Daniel, lindo saber de tí, me has hecho reír con eso de estrambótico, sin lugar a dudas hay días que es muy «loco» lo que ocurre con todos estos animalitos. Te mando un gran abrazo y gracias
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Misterios de la cuántica y esperando la continuación 😉
Me ha recordado, por el protagonismo de la abeja la serie «Man vs. Bee» aunque la historia es bien distinta 😂
Un abrazo, JM
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Así es José Manuel, no conozco esa serie, a ver si un día se me cruza por el camino, gracias, un abrazo.
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Me descubrí sonriendo al leerte. En verdad que son plácidos estos minutos. Y sé que no vivirás como si no existieran, no podrías salirte de su mundo por mucho que el zumbido te llegue a sacar de quicio. Es una delicia estar aquí, lo que no sabes es que me agregué a este tan singular grupo y llevé cafecito de olla para nosotras dos.
Te mando un gran abrazo, luego me dices cómo me quedó el café. 🙂😊
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El cafecito de olla me supo a gloria, eso de sentarse en los escalones, hacer una respiraciones profundas e impregnarse con el aroma que suelta, el cual va anticipando la delicia que se va a ser sentir cuando se lo pruebe, Gracias por este momento, todos aceptan tu llegada y están curiosos por saber más de tí o tal vez por poder en un futuro, no muy lejano tener otra «esclava fiel» para servirles. Bienvenida eres en esta trouppe de chiflados. Un abrazo grande
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Pues ya nos dejaste «picados» para ver quién es ese personaje del final. Muy buen relato, muy entretenido. Saludos Themis.
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El misterio que se develará en la próxima publicación, si un personaje bien chistoso que cada día se acerca más, ahora tener paciencia para saciar la curiosidad, gracias Ana, un abrazo grande
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