EL RETRATO EN EL CIELO

La tardecita estaba cálida,

de nuevo había comenzado esos momentos en donde la tibieza se extendía más allá de la puesta de sol, aunque la brisa todavía mostraba que el fresco se encontraba recorriendo el aire.

Me senté como todas las tardes un rato en los escalones, en la nada, esos instantes donde todo se suelta, el pensamiento se borra, y uno divaga sin ningún rumbo fijo o lo que es más ni siquiera se da cuenta que existe.

-No te pierdas, mira el cielo

Era mi misma, esa la que nunca habla, la que no contesta.

-¡Vaya sorpresa!

Era como si estos tiempos locos que andan sueltos, delirantes, cambiantes, también a ella la hubieran afectado y una nueva modalidad estuviera naciendo.

Le hice caso y levanté la mirada.

Una nube blanca de esas formada de pequeños copos, que según dicen los que saben sobre ellas, anuncian que puede traer el buen tiempo si no está húmedo, más allá que veníamos de congelarlos, de las lágrimas que había derramado en cielo en la noche, se ve que la tristeza o la alegría le había ganado y dio la sorpresa, sin embargo, lo que se llama humedad, de esa de la que puede traer lluvia, aquí se puede decir que no se conoce mucho, más allá que puede pasar cualquier cosa.

*

*

-¿Qué ves?

-What?

-¿Qué, que ves?

-Un ojo

En la parte de arriba, en un hueco azul se veía como la forma oval del ojo, hasta con la pupila dentro, como de alguien que estuviera de perfil.

-¿Estás paranoica?, ¡ver ojos!.

-En estos tiempos no sería difícil el estarlo, hasta se hace el estado natural.

-¡Mira!, ¡mira! con detenimiento, pues se va a aparecer una imagen que llevará el detalle que viste, de acuerdo al viento se va a dar vuelta y se te aparecerá junto a quién lo acompaña. Si lo sabes ver será muy hermoso, un encuentro en el cielo.

-¿Qué asomará?- pregunté, sin embargo, ya se había retirado, ni una palabra más se escuchó, había sido demasiado para un día, después de tantos años de no decir nada.

Ahí me quedé prendida de la indicación, con esa curiosidad que a uno lo embarga el saber que algo sobrevendrá y no sabe de qué se va a tratar.

Poco a poco la nube fue girando, parecía un rostro que se formaba.

Iba levantándose, se enderezaba.

Me quedé observando el movimiento, quería percibir algo que por allí estaba, entonces sin esperarlo se corrió el telón de nube etérea que la tapaba y ahí apareció con una magia hechizante.

*

*

Junto a ÉL, pequeña, pequeñitita : ELLA, como un ínfimo medio punto, que no por ser casi imperceptible no le daba el sentido arcano a esa confluencia.

*

*

Él seguía irguiéndose, como si la quisiera alcanzar, hasta que en un momento quedó frente a ELLA, contemplándola en su belleza.

*

*

Un largo rato pasó, como si la escena se  hubiera fijado en el cielo, ahí quedó detenido, el retrato de los dos, el ser barbudo junto a la lozana doncella del firmamento, hasta que al final se diluyó.

MÉXICO

***

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19 comentarios en “EL RETRATO EN EL CIELO

  1. Ahora casi nunca observo nubes o por estar siempre de prisa o por perder la capacidad de asombro, no lo sé, pero en mi infancia fue lo más fascinante que me pasaba , imaginaba las historias enteras observando las transformaciones en el cielo. Muchas gracias por recordarnos que tenemos que ver más a menudo al cielo. Un abrazo.

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    1. Hola Tatiana, el cielo es un refugio, para cuando se está alegre, para cuando se está triste, para agradecer, para soltar nuestras penas, pues no mirar siempre hacia abajo o a la altura de nuestro horizonte que nos limita en nuestra percepción. Vuélvelo a mirar y recobra esa capacidad de asombro. Un abrazo grande y gracias

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