¿Todo aquello que vemos o nos parece ver
no es más que un sueño dentro de otro sueño?
Edgar Poe
*
Escuchaba el tintineo de la lluvia al caer, esa música suave, inconfundible, rítmica, que lleva con ella al sosiego, a la armonía, al equilibrio, que nos va transportando a ese rinconcito dentro de nosotros mismos donde ser y estar se funden.
Estaba en ese instante entre el despertar y el estar dormido, en ese espacio en que por la confusión no se sabe en qué territorio nos encontramos, si es en ese inconsciente atemporal, donde enredamos los momentos y mezclamos sensaciones de una época en otra, ya que esa instancia aparte de ser caótica e incoherente, que no sigue ningún orden lógico y que lo que en él sucede durante el sueño va más allá de lo cierto y preciso, su contenido lo vacía de una forma simbólica, que no siempre logramos entender qué es lo que nos está queriendo decir.
Soñar es un momento muy misterioso.
O tal vez, no era otra cosa que una imagen hipnopómpica, esa alucinación que puede aparecer en ese estado entre la vigilia y el adormecimiento, donde no sabemos claramente si estamos aún dormidos o despiertos.
En eso estaba escuchando esa música tan suave y uniforme de esa percusión acompasada, sutil, mientras aparecían imágenes de grandes hojas bañadas por la lluvia que daba un dejo a la selva, una de ellas de un tamaño enorme servía de techo mientras pasaba ese chubasco tropical y se sentía la humedad que invadía al cuerpo.
¡Vaya locura!, me dije, si está todo reseco, no sabía si abrir los ojos o no para seguir un rato más con ese deleite, sin esperarlo, sin darme cuenta Morfeo me volvió a tomar en sus brazos y ese mundo desapareció.
Las gotas no se volvieron a escuchar.
Al rato me levanté y al abrir la puerta me encontré con la sorpresa de que había llovido, era cierto una parte de lo que creí alucinar y el llanto del cielo me había dejado de regalo un pequeño charco, en el cual poder sumergirme y bucear a ver con qué me encontraba.
La entrada era pequeña, había que irse acomodando para poder pasar por ella y desembocar en esa otra sala más espaciosa, la que se abría a un laberinto de pasajes.
*

*
Al irme acercando vi una pequeña ventana, rumbo a ella seguí mi fluir.
*

*
Fui metiéndome en ese espacio con la guía de la luz de ese hueco a lo lejos.
*




*
Recorriendo se apareció la entrada al Valle de la Montaña, desde ahí, se podía llegar a ese cielo que resplandecía y…..
CONTINUARÁ……
MÉXICO
***
ABRI LA PÁGINA DE FACE
¡ÉCHALE UN OJO!
Te invito a que te des una vuelta por el blog,
donde encontrarás otros posts que te pueden atraer.
GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Que hermosa coincidencia, eran las tres de la mañana, sonaban las notas de la lluvia golpeando algunos sueños sobre el tejado, con su clinc, clonc desordenado habitual. Una maravilla en medio de esta terrible sequía. Gracias por compartir estas imágenes. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a tí Carlos por leerlo y regalarme estas hermosísimas palabras, así fue una maravilla inesperada en el momento, un abrazo grande
Me gustaLe gusta a 1 persona
Precioso cómo defines esos momentos que todos hemos vivido, vivimos en contacto con la naturaleza. Y despertar y salir y contemplar esa belleza de fractales en los cristales, en el
pavimento, en los charcos, en la tierra… Muy bello, Themis, merece la pena leerte siempre.
porque nos aportas paz, nos invitas a la observación a la contemplación de la belleza a través
de nuestros cinco sentidos. Muchas gracias y mi abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Hola Julie, gracias por tus palabras tan lindas, me gusta que te guste leer lo que escribo, estas vivencias para destacar un poquito las pequeñas cosas, esos detalles que la vida nos regala y nos hace por un momento verla de otra manera. Un abrazo bien grandote
Me gustaLe gusta a 2 personas
Comentado en tu blog Themis, no sé por qué no se ven aquí los comentarios. Saludos.
Me gustaLe gusta a 2 personas
¿Quién sabe que es lo que sucede?, gracias por hacerlo y avisarme, otro abrazo
Me gustaLe gusta a 2 personas
Qué bonito y poético Themis, me encanta la rica belleza en los humildes charcos de agua, para muchas personas nada especiales, pero se requiere de un alma sensible para poder asomarme a esos mundos que no son para todos. Me encantó. Saludos.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Gracias Ana, es toda una aventura, lo que se puede encontrar en ellos por más pequeños que sean, aquí no hay mucha posibilidades que aparezcan pues no muy seguido llueve, sin embargo cuando sucede es un encanto y una invitación al juego. Un abrazo bien grande
Me gustaLe gusta a 2 personas