LA FELICIDAD PARA LOS AZTECAS

«Por fin lo comprende mi corazón:
escucho un canto,
contemplo una flor…
¡Ojalá no se marchiten!»

 «Aquí estás, mi hijita, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal, mi hechura humana, la nacida de mí. Tú eres mi sangre, mi color, en ti está mi imagen. Ahora recibe, escucha: vives, has nacido, te ha enviado a la tierra el Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el hacedor de la gente, el inventor de los hombres.

Ahora que ya miras por ti misma, date cuenta. Aquí en la tierra es de este modo: no hay alegría, no hay felicidad. Hay angustia, preocupación, cansancio. Por aquí surge, crece el sufrimiento y la preocupación.

Aquí en la tierra es lugar de mucho llanto, lugar donde se rinde el aliento, donde es bien conocida la amargura y el abatimiento. Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros.

Dicen que en verdad nos molesta el ardor del sol y del viento. Es este lugar donde casi perece uno de sed y de hambre. Así es aquí en la tierra.

Oye bien, hijita mía, niñita mía: no es lugar de bienestar en la tierra, no hay alegría, no hay felicidad. Se dice que la tierra es lugar de alegría penosa, de alegría que punza.

Así andan diciendo los viejos: “para que no siempre andemos gimiendo, para que no estemos siempre llenos de tristeza, el Señor Nuestro nos dio a los hombres la risa, el sueño, los alimentos, nuestra fuerza y nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra de gentes”.

Todo esto embriaga la vida en la tierra, de modo que no se ande siempre gimiendo. Pero, aun cuando así fuera, si saliera verdad que sólo se sufre, si así son las cosas en la tierra,

¿Acaso por esto se ha de estar siempre con miedo?

¿Hay que estar siempre temiendo?

¿Habrá que vivir llorando?»

 Este es un relato de un padre azteca a una hija a la cual introduce en la forma en que hay que entender la vida, como hay que llevarla adelante, sin creer que la felicidad es eterna, sin ni siquiera buscarla, porque ella no es lo que cuenta.

*

*

En el Códice Florentino que Fray Bernandino de Sahagún recogió gracias a informantes nahuas aparece este relato, un poco diferente a la concepción que tenemos los occidentales, en donde en vez de buscar una felicidad que sería total y absolutamente perenne, el objetivo era la construcción de y la alegría en ellos.

Por eso, antes de apostarle a una felicidad que, en el mejor de los casos, sería pasajera e incierta, el objetivo para los aztecas era llevar una vida digna de ser vivida.

Se puede tener las más buenas intenciones, sin embargo el ser humano tiende a la equivocación, en su vida se encuentra con las frustraciones y las caídas como si se estuviera muchas veces caminando en el lodo. Decían:

«Resbaladiza, escurridiza es la tierra».

Se puede tener todo lo material, se puede acceder a una buena vida, sin embargo, no se va a dejar de pasar por situaciones en donde la alegría va a estar mezclada con aflicciones, sufrimientos, inconvenientes que si los dejamos pueden opacar todos los otros momentos que también la acompañan, siempre hay belleza en lo que sucede por más doloroso que sea.

El famoso Códice, habla de cómo vive un hombre «venerado», que él es «defensor y sustentador», «como el árbol de ciprés, en el cual las personas se refugian». 

Tiene todo en su vida, sin embargo, ese mismo hombre también «llora y se aflige».

El rey entonces se pregunta:

«¿Hay alguien que no desee la felicidad?»

Para definir lo que es una vida que valga la pena ser vivida, los aztecas usaban la palabra «neltiliztli», que significa algo así como buscar el arraigo, el enraizarse, el adaptarse a estar en ella, la cual se podía alcanzar a través de cuatro niveles.

El del cuerpo que es prioritario a la mente y la razón, donde el ejercitarlo diariamente lo lleva a encontrarse equilibrado con todo lo demás, sano, fuerte. Tenían una rutina de ejercicios dicen que parecidos al yoga.

Para los mexica, el equilibrio era la parte fundamental que gobernaba su existencia. La entrega a los extremos ya fuera de una actividad o sentimiento simbolizaba la perdición, salir de ese camino del medio era desafortunado.

“Por una parte un abismo,

por la otra un barranco.

Si no vas por en medio,

caerás de un lado o del otro.

Sólo en el medio se vive,

sólo en el medio se anda”.

El segundo nivel implica enraizarse con la psiquis propia, un concepto que igual no abarcaba solo la mente, sino también a los sentimientos que era la forma de poder estar en paz con uno mismo, de otra manera se podía perder el destino.

Más allá que cuando eso sucedía había encargados de ayudar a volver a encontrarlo a través de tratamientos que se llevaban adelante por un conocedor de las artes del espíritu.

Tercero estaba la comunidad, algo de crucial importancia para los aztecas.

A diferencia de los filósofos griegos que planteaban una ética de las virtudes centrada en el individuo, esta civilización indígena ponía el centro en la sociedad.

*

*


Una vida digna de ser vivida no era posible sin familia, sin amigos y  sin vecinos, esos que se volverían el soporte en las ineludibles caídas en la tierra resbaladiza.

Puede ser que no vivamos alegres en la tierra,
pero con amigos tenemos gozo en la tierra.
Y todos de igual modo padecemos
y todos andamos con angustia unidos aquí…”.

Por último estaba el arraigo a «teotl», una deidad que no era otra cosa más que la naturaleza, la energía y que los españoles tradujeron como «dios» y que no es otra cosa que nuestra realidad, pues para ellos, todo parte de un principio equilibrado: Ometeotl, que significa «energía dual», que se compone por el aspecto femenino y masculino, dos energías contrarias que se complementan y le dan forma a la creación.

«El que a si mismo se inventa», el creador de todo, el padre y madre de todos los dioses, la primera manifestación divina que dio origen a todo, el principio, el único. Lo positivo y lo negativo está en todo lo que vemos, en todo lo que tenemos contacto y todo lo que está dentro de nosotros.

Entonces Ometeotl, el principio generador está en todas partes. Él nos mira y nos encuentra en cualquier parte que estemos.

El cielo representa su parte masculina, si observamos durante el día, con azul claro, y la parte femenina durante la noche, con un color azul oscuro, el cual tiene así dos salidas, sin embargo es Uno.

«Los maestros en las escuelas nahuas comprendían muy bien su labor, que incluía desde la simple enseñanza de los aspectos básicos de la vida en sociedad y de los oficios con los que habrían de trabajar más adelante los jóvenes, hasta la tarea de dotar de un rostro y un corazón a sus aprendices (un “in ixtli in yolotl”), quienes más tarde tendrían la tarea de engrandecer aún más al imperio en el que habían nacido.»

“Maestro de la verdad
no deja de amonestar.
Hace sabios los rostros ajenos,
hace a los otros una cara tomar.
Los hace desarrollarla.
Les abre los oídos, los ilumina.
Es maestro de guías,
les da su camino.
De él uno depende.
Pone un espejo delante de los otros,

los hace cuerdos y cuidadosos,
hace que en ellos aparezca una cara…
Gracias a él la gente humaniza su querer,

y recibe una estricta enseñanza.
Hace fuerte los corazones.
Conforta a la gente.
Ayuda, remedia, a todos atiende”.

Es así que este cuarto nivel se lograba con los tres anteriores, pero componiendo filosofía poética se lograba aún más rápido.

Para ellos no existía una relación «entre llevar una mejor vida por un lado y experimentar placer o felicidad por el otro»

Es decir, ..»tener una buena vida y ser feliz no estaban asociados»

En cada alumbramiento las parteras repetían una misma disertación que nada tenía que ver con la clase social a la cual se pertenecía, sino al pueblo en su totalidad, era la forma de ubicar al recién nacido en el lugar a donde había llegado para que no hubiera en él falsas expectativas.

“Esta casa donde has nacido no es sino un nido;

es una posada donde has llegado,

es tu salida a este mundo.

Aquí brotas, aquí floreces,

aquí te apartas de tu madre…

Con esta ofrenda se confirman

tu penitencia y tu voto,

y ahora resta que esperemos el merecimiento

y dignidad o provecho que nos vendrá

de tu vida y de tus obras.”

MÉXICO


LA FELICIDAD


(Fray Bernardino de Sahagún “Historia General de las cosas de Nueva España”).

Agradezco las fotos y la información tomadas de internet

***

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14 comentarios en “LA FELICIDAD PARA LOS AZTECAS

  1. Es un artículo muy hermoso e interesante Themis. Parece que los pueblos sabios han ido y venido por la faz de la tierra, hasta que olvidando su propia forma de ser ceden, a otro más bárbaro, el camino hacia el futuro. Un abrazo.

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  2. Me encantó Themis, todos los temas prehispánicos me apasionan. Soy admiradora de las culturas mesoamericanas. Los mexicas eran muy sabios, tenían una sociedad que funcionaba bien. Creo que su filosofía resulta mejor que la que prevalece hoy en día. Claro que tenían sus oscuridades (que las juzgamos así desde nuestra perspectiva moderna, desde nuestra moral actual, que nada tenía que ver con la de ellos). Fueron sobre todo, guerreros fieros, muy religiosos. Se les critica su expansionismo y su fervor a la hora de sacrificar gente. Esto último lo hacían en un contexto ritual y con un fin. Me gusta mucho lo de no perseguir la felicidad porque en realidad es una búsqueda irreal. La felicidad ni siquiera es continua, son momentos fugaces de plenitud. Estar bien con tu comunidad, con tu familia, con tus amigos, respetar tu cuerpo y mente contribuye a ello.
    Un abrazo me ha encantado tu entrada. Saludos.

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    1. Gracias Ana, estoy de acuerdo contigo en que tenían una gran sabiduría para su
      pueblo no tanto para el de los demás, hay veces que los vemos con mucho romanticismo a estas culturas, no se trata de criticar, sino en cierta forma de extraer lo positivo que tuvieron y también reconocer el legado muchas veces obscuro que dejaron para poder limpiarlo, tomar conciencia de él y no seguir reproduciéndolo, darnos cuenta de donde nace situaciones que se llevan hasta la actualidad. Me dio gusto tu comentario, un abrazo grandote y a mí también me atraen mucho estos temas y estas culturas.

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  3. Lindo tu afán por profundizar en las culturas. Y sí, antigua, pero permanecen su esencia y sus enseñanzas como también las partes que siempre sobresaldrán en cualquier tiempo: ansia de poder y dominio.
    Un abrazo, Themis. 🤗

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  4. Cuánta sabiduría en esas civilizaciones que ya no están, y cuanto más las conocemos, más pena da que ya no estén.
    Tengo dos sentimientos muy distintos, admiración por esa cultura tan sabia, y pena por nuestra cultura actual, ka cultura del tener.

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    1. Gracias Ruth, así es, tenían cosas muy acertadas, y evolucionadas que contradicen lo que de ellas se creía que eran, por otro también buscaban el poder y el preponderar frente a todos los demás a los cuales dominaban y explotaban.
      La actual es una cultura que se extinguirá a si misma en cualquier momento.
      Un abrazo grande y un hermoso año

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