LOS NUEVOS ACONTECERES
El día había amanecido gris, la lluvia no cesaba, varias futuras tormentas o huracanes andaban dando vueltas por los alrededores, en el Atlántico y en el Pacífico, si bien no siempre se hacen presentes parece que cada día les gusta más mostrar sus efectos secundarios en las regiones internas, no se va uno cuando llega el otro como si todos hubieran sido invitados a estar presentes en la misma pasarela.
Hay que irse acostumbrando a que ello suceda, pues por lo que se habla esto va en ascenso y no en descenso.
Ahí estaban algunas de las tortolitas en el muro esperando que les fuera a dar la comida, muy tranquilas, muy arrepolladas pues el frío se dejaba sentir no de esos terribles, pero que muestra que el otoño se avecina.
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En eso estaba viendo ese juego que se da en los pequeños charcos que la lluvia de la noche había dejado, esos pasajes a otros mundos y junto la realidad de este.
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Uno de ellos reflejaba una entrada, me quería asomar por ella, una gota que caía formaba círculos concéntricos, la emborronaba y daba una sensación extraña al acontecimiento, cuando unas patitas pasaron caminando y se hicieron parte de mi ensueño.
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Poquito a poco comenzó a dejarse ver el sol, se asomaba y cuando esto sucede en un ¡tris!, todo lo seca.
Así pasó el día, lluvia y sol, sol y lluvia, se rotaban y junto con ello hacían que uno estuviera agregándose ropa para luego quitársela, son los nuevos tiempos, son estos momentos en donde cada día hay que enfocarse más a lo que está sucediendo y no tanto a esos deberías y tendrías y supuestos que ya no existen.
Es lo que es, lo que se espera, las rutinas del pasado eso que uno creía conocer se desvanecen y con ello también se van los pensamientos anquilosados, las definiciones previas y por qué no, la información que tenemos guardada como correcta.
Aceptar aquello que es, una buena forma de combatir a la incertidumbre, los falsos sueños, estar con los ojos abiertos y serenos no respondiendo al pasado y a las creencias sino a lo que está siendo. Eso sí, mucho mejor es no esperar nada, y a veces sin que te des cuenta lo recibes todo.
En eso andaba con el tiempo y ahí me quedé viendo todos los cambios que había habido en el mini huerto, da muestras que a él le gusta lo que está pasando, sobre todo por la lluvia y luego la salida del sol.
El papayero sigue crece y crece horizontalmente y lanzando cada vez más hojas, se ha puesto hermoso, cargado de papayas y de flores que aromatizan el aire sobre todo en las mañanas, cosa que me encanta. Me paro cerca de él y hago una serie de respiraciones profundas para que ese soplo perfumado entre a mis pulmones, inunde mi día dándole un suave bienestar y un dulce despertar a la vida.
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La enredadera que desde que las hormigas arrieras la han dejado en paz y encontró su lugar, se desplegó, ahora comenzó a regalar cientos de pequeños botoncitos que la cubren, a la espera de la señal que les permita abrirse y también soltar su fragancia.
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Y la gran sorpresa fue el chayote, ese que luchó por la sobrevivencia, no se dejó amedrentar, buscó la forma de acomodarse a las circunstancias, daba la impresión que no iba a darse, que como dicen «no si hayaba», de repente, se cobijó debajo del papayero y comenzó a lanzar guías para un lado y para otro, a tomar la pared y ahora ya se ven los capullos de las flores que en poco tiempo va a revelar.
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Todo prospera, también las tortolitas y los gorriones.
Todos aquellos gorrioncitos que venían con sus padres a comer y hacían aquellos escándalos, ahora llegan y se paran a esperar que les ponga la comida y ahí sobre las varillas y el muro están casi todo el día, muy cómodos, en silencio, esperando su ración.
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Y para qué les cuento de las tortolitas cada vez que miro son más, se han incrementado con los nuevos nacimientos, el otro día me reía mucho con una de ellas, pues resulta que andan una serie de gatos por los techos, van y vienen se asoman a cada rato y tienen su lugar de paso por donde se posan ellas, cuando esto sucede todas levantan vuelo.
Resulta que estaba sentada en los escalones, les había puesto la comida, habían bajado casi todas, conté veintitrés, cuando de repente pasó un alado grite que grite por los aires, llamó a mi atención pues parecía un alarido desesperado, como haciendo sonar una alarma.
Como si algo iba a sobrevenir o estaba sucediendo al unísono todas levantaron el vuelo, salvo una de ellas, de las nuevecitas que recién está adquiriendo su autonomía, que todavía no entiende mucho de qué se trata y ella al igual que yo solo levantamos la cabeza para mirar a esa parvada salir volando.
Se me hizo muy graciosa, la forma en que se sentó y fue volteando hasta quedar con su pico hacia arriba, para luego moverla de costado como para ver si al escuchar algo entendía lo que pasaba, para regresar a la que estaba, seguir comiendo sin inmutarse, para su entendimiento todo estaba en calma, más allá que al instante se apareció uno de los gatos caminando silenciosamente por el muro, como si estuviera en franca cacería, creo que eso era lo que quería avisar el mensajero.
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Cambiando de tema, la que anda que para qué contarles es Despeinada, ¿se acuerdan de ella?, la pareja del Mandamás, trae su último look con otro de sus peinados excéntricos, sin embargo esto lo dejo para mostrárselos en la próxima vuelta cuando siga con los cuentos de este jardín encementado donde la vida se reproduce y trae la alegría con ella.
MÉXICO
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Muy bonito. Todo lo que revela una buena lluvia, unos ojos atentos, traer la cámara en la mano y estar dispuesta a sentir más que saber. Hermoso.
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Gracias Ana, el estar todo el día acompañados de ellos te van abriendo a conocerlos, más en estos momentos cuando es necesario quedarse dentro y ellos son parte de mi día a día.
Un abrazo grande
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Me pregunto. Cuánto tendrá que ver la palomina que vienen depositando los residentes alados con la prosperidad del huerto? Pronto espero conocer el nuevo look de la jefatura. Un abrazo.
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No mucho tienen que ver con la prosperidad, ten en cuenta que el espacio es de unos diez centímetros por unos treinta y prácticamente lo ocupa el papayero, ellas no entran. Eso sí los gorrioncillos han decorado sus hojas.
Ya verás ese nuevo look que la muestra ella siempre tan original. Gracias Carlos, un abrazo
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Me dejaste con «la espina». Voy a esperar ansiosamente la próxima entrega. Jajaja.
Saludos.
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Ni modo hay que aprender a esperar, jajjajajaja, un abrazo grande
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