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CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LAS CHISMOSAS

LOS NUEVOS SUCESOS

Eran esos días de calor que regalaban en la tarde un poco de fresco lo que invitaba a salir al patio a disftrutarlo, ahí estaba sentada en los escalones cuando de repente miré hacia donde estaban esas hojas colgantes que en cada Primavera forman los móviles, donde la Naturaleza junto con una hábil tejedora permiten que ellos luzcan como figuras inesperadas al mejor estilo Calder.

Me acerqué a observarlas pues unas nuevas figuras se habían formado, mientras una suave brisa las movía y les daba ese encanto tan peculiar a esa obra realizada en colectivo por varios integrantes, donde el viento es quien transporta los elementos, las plantas de los alrededores los proveen y esa arañita tímida que nunca aparece, es quien tiende esa red para cazar lo que el aire deposita en ella, se amalgaman y logran crear una escultura natural que absorbe la mirada.

Tomé mi cámara y me senté en el suelo a fotografiarla, era de las primera de la temporada y había que seguirle el hilo a las formas que iba a ir dejando plasmadas, ya que unas caen, otras se prenden, otras cambian de lugar y así va variando ese arte efímero.

En eso estaba totalmente abstraída, metida dentro de una de ellas que se me hacía como un surfista en la cresta de una ola, más allá que la posición no era la correcta, en eso me encontraba, cuando escucho ese aullidito tan característico del Mandamás, la tortolita.

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Ahí estaba junto con Despeinada su pareja a la cual ya no se le puede llamar más de esta forma pues ha cambiado mucho, creo que todo fue a partir de la última muda de plumas donde ya no se le paran más las que tiene en la cabeza o quién sabe qué nuevo look logró que la hace verse de otra manera.

Eso sí, las de la cabeza están muy bien peinadas sin embargo no hablemos de las de su cuerpo pues es como si esa característica se hubiera extendido por momentos, como si el gel no le aguantara mucho tiempo y en un instante ¡BLIM! se le estableciera en el resto de su plumaje.

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Los dos estaban dando vuelta atrás mío, cureoseando viendo qué era lo que llamaba a mi atención más que ellos, iban y venían, se acercaban cuando me daba vuelta se alejaban, hasta que me paré y volví a sentarme en los escalones.

Ahí los dos muy prestos se fueron a mirar alrededor de donde había estado fotografiando, quién sabe si podían diferenciar qué era lo que me había atraído, para luego acercarse a donde estaba, y dar vueltas mientras les hablaba, muy atentos me escuchaban, giraban su cabeza en una actitud que me promueve mucho la risa.

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Cada día mis palabras los detienen más, como que se están acostumbrando a sentirlas o a reconocerlas, eso si cuando digo:

-¿Qué pasa Mandamás?- sale volando, ya que era lo que le decía cuando peleaba.

Estos dos me hacen reír mucho por la forma en que se comportan y cada día van ganando más confianza, al igual que su hijo, el Pichón, al que traían al patio a darle de comer y a tomar sol los tres juntos.

Resulta que el Pichón, el que heredó el look despeinado de su madre y el aullidito de su padre, se ha vuelto todo un peleonero, bueno lo que se hereda no se roba pues realmente salió a su progenitor que con su llegada fue que comenzaron todas las batallas queriendo destronar a Coquita y correr a todos los demás.

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Pensar que a Pichón cuando ya le dieron la autonomía y llegaba a comer solo al patio, era de una ternura, de una suavidad, de una desprotección que impactaba, recuerdo que se venía a refugiar conmigo frente a las corridas que les daban los demás abusivos.

Sin embargo eso de que se aprende lo que se vive nada es más cierto, asimiló muy rápido al hacerse adulto el volverse un bravucón, es ahora él, el que corre a todos los demás y anda creando conflicto cuando todo está en paz.

Eso sí cuando le hablo hace lo mismo que su madre pone la cabeza de costado como si me quisiera escuchar mejor, pero ni se inmuta, como que se siente muy confiado conmigo.

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Es que la dinámica del patio está adquiriendo otro cariz, ya son muchos más, tanto gorrioncitos como tortolitas y permanecen casi todo el día en él, van y vienen pero después de la hora del calor abrupto como que todas se estacionan en los muros a esperar,

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a acicalarse, a hacerse arrumacos.

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El regreso de Coquita fue también todo deleite, aunque se mantenía distante, pero ya deambula casi todo el día. quién sabe que le pasaba, no se si su compañera la Ñandu murió pues no la he vuelto a ver y ella se queda casi todo el día.

Luego al tiempo, volvió a meterse en la casa, ahora entra a cada rato, lo que es más se volvió una extensión de su andar por todas partes.

Todo fue a partir que me sentía mal por la vacuna esa que me pusieron contra el ente pandémico que bueno mejor ni hablar sin embargo no descuidarse, me dejó tirada y un día veo asomar una cabecita: era Coquita que prácticamente se instaló ahí a mi lado, dando vueltas entrando y saliendo, fue en parte mi compañía, más allá que igual salía a darles de comer pero no pasaba tanto tiempo con ellas como antes.

Ahora ya lo hace a cada momento, y resulta que el otro día me encuentro con la paloma, aquella que muy al principio llegaba cuando había mucho pleito y nadie se ponía de acuerdo y dejó de venir, sin embargo ahora regresó y llega casi todos los días sobre todo en la tarde a la puesta del sol. También le ha dado por asomarse, no se atreve a entrar hace lo mismo que el Mandamás se queda fisgoneando desde la puerta.

*

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El que está como loquito y quien sabe que bicho le ha picado es Brinquitos, que ya dejó el «itos» y se volvió solo Brincos cada día está más contento en el patio y se ve que es bastante flojo, que busca la comodidad, como que es medio burgués el bichito, pues ahora anda indagando si puede hacer nido en algún lugar de él, como que quiere mudarse lo más cerca posible de la comida y el agua y también del ambiente que se está formando, la verdad que no hay lugar en donde hacerlo entonces no tuvo mejor ocurrencia que meterse dentro de la casa a buscar espacio y se acercaba a las esquinas, se paraba en las rejas como a mirar.

-Lo único que me faltaba ahora sería tenerte como room mate- le decía, mientras el volaba sin ningún miramiento por todas partes parándose en algunos lugares en donde creo que se le hacía probable hacer su nido- estás orate si crees que te voy a dejar, ya me veo en las mañanas yéndote a abrir las ventanas para que te salgas y a tus crías pegando de gritos para que les traigas comida.

Cada día se está poniendo más excéntrico todo esto, como que está dando un cambio, los gorriones son ahora los que están muy alborotados, me imagino por estar en cortejo y ya llega una banda cada vez más grande.

El otro día se sentía un griterío que subía de volumen, fuerte, casi estridente, claro hay que tener en cuenta que en el patio hay una gran resonancia y cualquier sonido se acrecienta, como que parece que fue construido para sala de conciertos y eso hace que sea peor, me asomé a ver qué era lo que pasaba y eran como diez gorrioncillos en el piso y otros en el techo y saltaban, parecía que estaban bailando como una danza colectiva mientras la acompañaban con los gritos que pregonaban.

Era como una especie de ceremonial que estuvieran haciendo, eso sí cuando se dieron cuenta que estaba cerca, levantaron el vuelo y solo los más asiduos a la casa se quedaron, Brincos y el Gordito que ya también dejó de ser un «ito» para volverse todo un señor, que aprovecharon para mostrarme que no había nada que comer y sin ningún empacho manejando la sana distancia acercarse para hacerse más notorios.

Muchas son las novedades que están surgiendo, entre ellas el minihuerto en donde la papaya ya dio sus primeras flores, la enredadera se está poniendo rechula, el frijolito ahí la lleva, el chayote también aunque lento muy lento, creo que por el calor y la falta de sombra y un pasto que ese sí está creciendo y ha agarrado mucha fuerza.

*

*

Otra de las primicias que con ella quién sabe lo que vaya a suceder es que volvieron las hormigas arrieras, parece que tienen el tiempo marcado de cuándo es que crece la enredadera sin embargo ahora están entretenidas con unas hojas de naranja que no las he quitado para que se distraigan y no quieran podarla, más allá que ya encontré a una cortando de sus hojas, eso sí enseguida le puse agua con cloro en el alrededor que es con lo que la otra vuelta que aparecieron las tuve a raya. Hay que ver el resultado, no vaya a ser que hagan lo mismo que en una de sus vueltas que en una noche acabaron con ella.

Pero todo esto se los dejo para contar en la próxima entrega de Crónicas desde el Patio.

MÉXICO

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CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LA APARICIÓN

CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL VUELO NUPCIAL

CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LAS ARRIERAS

CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL MINIHUERTO

CRÓNICAS DESDE EL PATIO: EL GORDITO

CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LOS CARROS ALEGÓRICOS

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8 comentarios en “CRÓNICAS DESDE EL PATIO: LAS CHISMOSAS

    1. Gracias Eva, si, el patio tiene mucha vida de tod.o tipo, es sorprendente como cada día sucede algo que te deja sorprendida, algún insecto extraño, una araña no conocida, y los pájaros con los cuales no había tenido relación como hasta ahora, son bien divertidos. Te mando un abrazo grandote

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  1. En el patio se desarrolla la novela del verano, en ese tuyo las interesantes aventuras de los amigos alados, en este a ratos el protagonista es el gato y un viejo ordenador que desacostumbrado al uso, olvida las contraseñas de otros años. Un abrazo.

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    1. Jajajajajaj, me divirtió mucho lo del ordenador, tal vez tenga Alzheimer.
      Si aquí están todos como loquitos, ya son muchos los que llegan, a parte ahora es tiempo de nacimientos y a parte del jolgorio que se traen es una de ir y venir, a cada rato. Gracias Carlos , un abrazo

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      1. Pues sí que estás bien distraída. Yo tengo como cinco o seis tórtolas que al amanecer me esperan en la barandilla del corredor, saben que les llevo migas de pan y lo que veo les puede gustar… cuando están en pleno banquete viene uno de los gatos y se
        suben a la acacia, esperan a que eche agua al gato para que se vaya, y vuelven a bajar
        y así me lo paso divertido con unos y otros. Me encantan las fotos de tus tórtolas, ya buscaré alguna foto de las que hay en los alrededores, son familias estables y me encantan. Es tan hermoso observar a estas aves… Gracias por mostrarnos estos quehaceres, Themis, me lo paso muy bien leyéndote. Un beso y feliz noche.

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      2. Gracias Julie, si son muy divertidas. También tú tienes tu banda de animalitos que llegan y ya tienen una linda relación contigo.
        Si muéstralas si tienes fotos para que las conozca, no se si son iguales a las que hay aquí,, pues hay varias diferentes.
        Eso del gato está bien chistoso, ahí tienes que estar el guardia.
        Gracias por la historia me hizo reír, un abrazo bien grandote y que tengas una hermosa tarde.

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