REMEMBRANZAS

Recuerdo que cuando era niña un día fuimos a la casa de una tía y tenía en su cocina en un gran ventanal una planta que salía de un tubérculo que estaba dentro de un frasco con agua sujetado por unos palitos y de él se elevaban a los aires una serie de guías que se enredaban en un hilo que había sido previamente colocado.

Era cuando en las cocinas de casi todas las casas en donde la dueña era amante de las plantas se encontraban los boniatos o camotes, puestos en agua y se dejaba que se fuera extendiendo a lo largo de las ventanas y daban un aire muy de campo a la misma, estaba muy de moda y muchas veces era un tema entre las aficionadas en dar consejos para que crecieran mucho más fuertes y hermosas.

-¿Que planta es esa?

-Es una papa del aire- contestó mi tía- me la trajo un japonés dicen que allá hay en todos los jardines y que sus frutos se comen, son parecidos a las papas.

-¿Lo comiste?

-No, cómo crees no vaya a ser que me envenene, solo es adorno. Cuando esté más grande la voy a poner en la tierra.

Esa fue la primera vez que tuve conocimiento que existía y que a su vez a pesar que otros la comían en mi tierra lo desconocido siempre se veía como probable veneno.

Pasó la moda de los tubérculos como plantas colgantes, y la papa del aire, o de pobre, del moro, cidra papa, calabaza china o chilena, güisquil, sayote, chayota, chuchu o xuxú,  tantos son las formas de llamarlos de acuerdo a donde estén plantados o se vendan que se la conoce como la planta de los mil nombres, desapareció de mi entorno.

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En México recibe el nombre de chayote que viene de chayotli que en náhuatl significa calabaza espinosa.

Dicen que se la considera que es original de este país ya que los aztecas y los mayas lograron domesticarla y cultivarla cuando crecía salvaje por todo el sur y el norte de Centroamérica.

Cuando recién llegué al país recuerdo que me invitaron a comer en la casa de un amigo donde eran expertos en preparar recetas prehispánicas pues venían desde toda la vida pasando de generación en generación para que no se olvidaran y después de una comida deliciosa que me hizo hacer incursión en ese arte alimenticio el postre fue la papa del aire.

Venía servido en la mitad de la cáscara del fruto rellena con una crema adornada con uvas pasas, la quedé mirando pues no daba crédito que de nuevo se presentara frente a mis ojos, salvo que era blanca y mi recuerdo la guardaba como en un verde claro.

-¡Papa del aire!- dije con sorpresa- ¿no son verdes?- pregunté

-Hay de diferentes tipos, verdes, blancos, espinosos, aquí se le llama chayote y es la base de este postre que se llama Chancleta – me contestaron mientras sonreían por mi reacción.

Todos se volcaron a comerlo sin ningún miramientos, mientras en mi cabeza aparecía mi tía con su cara desconfiada.

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Lo probé y no puedo decir la delicia que se me hizo, fue todo un descubrimiento, un nuevo sabor para un paladar inexperto limitado solo a lo que se conocía pues lo otro podía ser veneno.

Más allá que mi afición por el chayote vino mucho tiempo después, cuando vivía en comunidades donde plantarlas era la forma de garantizar un alimento que nace por cantidades grandes que es una fuente de minerales y vitaminas que uno puede comer hasta hartarse ya que prácticamente es agua y se puede decir que no necesita mucho cuidado para dar una abundante cosecha y en un lugar donde no hay demasiado para elegir en comidas ya que se hallan lejos de centros poblados, algo diferente hace la más sabrosa diferencia.

En su temporada cuando se llega a una casa en donde se cosecharon, los suelen hervir enteros en cubetas, sobre todo el chayote espinoso que es el más corriente en México, y lo sirven acompañado de un delicioso café.

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Aporta una gran cantidad de fibra lo que lo hace excelente para controlar el colesterol, sus altas dosis de potasio ayuda  para regular la presión sanguínea y contra las enfermedades urinarias, artritis reumatoide, artrosis o gota.

Contiene carotenos y vitamina C, B2, hierro para el control de la anemia.

Se puede preparar de muchas formas, ya sean horneados o hervidos, es utilizado en guisos, caldos, ensaladas y todo tipo de preparaciones.

También la punta de la planta son comestibles, ya que durante su crecimiento se las poda muchas veces para que agarre fuerza y los frutos sean más abundantes y con ellas se comen sofritadas con cebolla, ajo, cilantro o epazote  o en sopas que se pueden acompañar de elotes y el fruto cortado en cubitos.

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Su raíz que es como un tubérculo parecido a la papa también se puede cocinar y hacer preparados con ella, como hervirla, cortarla en trozos, capearla, freírla y ya sea que se pongan en una salsa de jitomate o se coman acompañadas de frijolitos negros y arroz.

Por otra parte en México el término chayote o chayotero se utiliza para designar un embute que es un soborno que alguna oficina de gobierno da a un periodista para que comunique de acuerdo a la conveniencia que se busque, o callar información incómoda o sacar de la jugada a un candidato con serias posibilidades electorales y de todas las formas que puedan imaginar.

Cuenta la historia que durante la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, el término embute dio lugar a chayote, pues mientras éste estaba pronunciando un discurso sobre un sistema de riego en el Estado de Tlaxcala entre los reporteros se decía:

-¿Ves aquel chayote?. Están echándole agua. Ve allá

Ocultos por la planta trepadora y con abundantes hojas un funcionario de la Presidencia  entregaba el soborno y desde ese momento en las oficinas de prensa el acto se conoció por ese nombre.

La entrega del chayote se convirtió en un secreto a voces, con reporteros que cada vez más se acogían a llevarse ese nutriente fruto para su bolsillo.

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