atardecer con nubes

CAMINO AL CIELO

“Cuando te das cuenta de lo perfecto que es todo, inclinarás la cabeza hacia atrás y reirás al cielo”.

Buda

-Salgo o no salgo, salgo o no salgo

-¡Sal!

Está bien, frente a tanta autoridad no me queda de otra que acatar a esas voces interiores que cuando la duda y la incertidumbre acechan y por otro lado las cansan, brotan de muy adentro dando la orden perfecta para que la vacilación se disipe y emprendamos aquello que ha emergido en nuestra mente y es por algo que ha llegado, sobre todo cuando surge espontáneamente.

Me apronté, ya era casi la hora del atardecer, más allá que con esto que obcurece más tarde uno se desconcierta hasta que se vuelva a acostumbrar al nuevo tiempo.

-Mira a lo alto, hoy no serán sombras, hoy serán luces lo que vamos a encontrar

Un cielo límpido estaba ahí adelante, ¡tan hermoso! mostrando su gran inmensidad, que el alma renació al verlo y no dudó en entregarse a él para que fuera el guía de este andar, así lo clamé, alzando las manos hacía las alturas.

Seguí mi camino por una calle vacía donde la luz ambarina daba sus toques de belleza, los pájaros por todas partes andaban y sus trinos se escuchaban con una alegría pues todo había renacido, volvía el tiempo de salir del adentro y regresar a esa vida que aguardaba.

Un pajarito de los rojos, cruzó mi mirada, se paró sobre un muro, donde empezó a cantar, cuando me acerqué, volvió a alzar el vuelo y fue directo al árbol que está en el medio de la calle, ese que un ser humano pensó en no tumbarlo sino en resguardarlo y ahí quedó como símbolo de aquellos que creen en la vida, en preservarla y no solo en realizar sus caprichos de seres poderosos sin respeto a nada.

Allí se detuvo, quedamos un rato contemplándonos hasta que volvió a los aires y yo detrás de él, se paró a una muy buena distancia como si me estuviera esperando, era mi guía, quien me indicaba la huella a alcanzar.

Subimos la cuesta, él abría el sendero que estaba delante, hasta llegar a la cima donde voló tan rápido que se desapareció frente a mis ojos que con la mirada no pudo encontrarlo, cuando ahí me detuve a contemplar las luces de un pasaje que mostraba el encanto de los pétalos amarillos regados alrededor del árbol con su tronco verde luminoso el cual desafiaba a todos los estereotipos inculcados desde el maternal, que para ser pintado el café es el color adecuado, no importa en donde esté plantado.

En eso estaba, riéndome de esas enseñanzas tan importantes que nos someten por largos años, muchas de ellas de un destruir la sabiduría límpida con la cual llegamos a estas tierras y de la nada se aparece otro alado, se para en la alambrada y empieza a cantar, con lo cual hace que mi atención vaya hacia él, nos miramos y en eso alza el vuelo y se para en otro árbol.

Lo sigo, para que me muestre el camino por donde las luces se presentan y ahí un cielo muy claro, con unas nubes de algodones teñidas en una parte con el color del atardecer, sin embargo lo alto estaba deslumbrante con sus blancos contrastantes.

Me quedé absorta, mirando a la altura hacia donde la contemplación tiene que ser guiada siempre, sin importar el momento por el cual se esté transitando, triste o alegre, bueno o malo, a donde está la inmensidad, el infinito, donde el miedo se desvanece, donde no queda otra que aceptar la pequeñez de nosotros mismos, y esa cúpula que nos cubre y nos ampara que nos inyecta fe, nos eleva frente a la insensatez  que hemos vuelto a la tierra.

Vuelve a retomar el vuelo y yo detrás.

Lenguas de humo van emergiendo desde el suelo en una danza en espiral que va cubriendo el aire, que desdibuja los contornos de las plantas, que llena la atmósfera de una capa de niebla áspera.

Comienza a volverse un manto que la absorbe, de amarillo pinta como si fueran aquellas fotos antiguas donde el ocre ensalza los años y como en la rima de Becquer, en aquella en donde errante buscaba la gloria  y seguía el camino que la voz le mostraba y donde la halló pero se volvió humo.

«Hállela al fin, pero en aquel instante
el humo se trocó.
Mas el humo, formando denso velo,
se empezó a remontar
y, penetrando en la azulada esfera,
al cielo fue a parar»

Se sienten sus trinos que me traen de nuevo a ese viaje que llevaba donde eran las luces que los enviados del cielo me mostraban, allá de nuevo me fui tras él, que se le veía como apurado, se paraba y volvía a remontar el vuelo sin espera, no había detenimiento, me fui alejando bajando rápido muy rápido como si el tiempo apremiara.

-¿Qué es lo que me vas a revelar para que te urja tanto?

Cuando en un instante viró en el aire, hizo un semicírculo al cual fui siguiendo con la visión expectante y la sorpresa mayúscula apareció frente a mí, en donde los rayos del sol desdoblados mostraban una imagen celestial que ascendía el tiempo, donde la luz jugaba una bella y extraña situación, las sombras desaparecían y la luminosidad rodeaba  manifestando con nitidez todo lo que allí estaba.

Poco a poco se empezó a desvanecer, iba paulatinamente esfumándose cuando una bandada de golondrinas traídas por la primavera emergió en el cielo y algo me indicó que fuera tras ellas.

Aun con esa imagen en la retina, con la boca semiabierta que no daba crédito de ese regalo que me fue ofrecido, agradeciéndolo llegué a mi platea, otras luces, otros colores, otro espectáculo estaba comenzando junto a esa bandada que danzaban sobre mi cabeza movidas por una corriente de aire que las ascendía hacía la cúspide.

***

“Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora”

Buda

***

MÉXICO

CONTINUARÁ……..

CAMINO AL CAMPANARIO

EN BUSCA DE LAS SOMBRAS AMARILLAS

CAMINO AL CAMPANARIO (2)

***

Te invito a visitar mi página de face

blog de themis

Y TAMBIÉN  EL BLOG

puedes encontrar otras entradas que te interesen.

Link Pagina Principal 1

GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

FIRMA baja res

4 comentarios en “CAMINO AL CIELO

  1. Qué precioso recorrido, es verdad que algunas de las fotos parecen antiguas.
    Con todo el tiempo que ha pasado desde el colegio y si pinto un árbol le pongo al tronco el color marrón o café, como tú dices. En realidad suelen ser más bien grises o verdes, como el tuyo.
    Aquí todavía no han llegado las golondrinas o los vencejos, pero pronto lo harán.

    Abrazo, Themis.

    Le gusta a 1 persona

    1. Gracias Eva, fue un hermoso momento.
      Sí, esos condicionamientos que nos han enseñado desde la más tierna infancia y que los reproducimos y se los trasmitimos a los pequeños, como si fueran la verdad y los hacemos dudar de ellos mismos.
      Aquí ya andan revoloteando el cielo, pasan muy contentas recibiendo la Primavera que está en su estreno. Un abrazo grande

      Me gusta

Replica a themis t. Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.