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ENCUENTRO INESPERADO: LA COMPAÑERA DE CUARTO

Estaba sentada escribiendo

muy tranquilamente, nada se sentía en los alrededores, era como si la paz se hubiera hecho y diera un descanso a los avatares de la vida, solo permitía estar en ese centro invariable en donde otra realidad se hace cargo de lo que sucede.

De repente un animalito empezó a dar vueltas alrededor de mi cabeza, con un vuelo muy silencioso, sereno, parecía una pequeña avispa. Se paró en la pared frente a mis ojos y ahí se quedó un momento, como queriendo llamar mi atención.

 

 

Ya la conocía, la había visto varias veces entrar a la casa, meterse en un agujerito en la herrería de la ventana, también que cuando abría la puerta para salir al patio ella aprovechaba y entraba o salía de acuerdo a su necesidad.

En un momento volvió a volar, se acercó a la puerta que estaba cerrada, me quedé viéndola, regresó a donde yo estaba y así comenzó a ir y venir.

-¿Qué me estás diciendo?- le pregunté y ahí pensé que quería que le abriera la puerta. Lo hice y se fue.

La dejé abierta, al rato regresó y se fue a otra de las ventanas.

-Te cambiaste de ventana- le dije mientras desaparecía en un huequito.

Ahí me di cuenta que estaba cerrada, ella entra y sale a su voluntad cuando está abierta.

La abrí, para que siguiera con sus hábitos.

Se me hizo bien chistosa pues hemos estado un buen tiempo conviviendo en la casa, sin embargo no me había fijado en ella.

Ahora después de ese episodio, cuando no tiene forma de entrar y se encuentra fuera,  se acerca a la ventana, mientras revolotea alrededor de ella, no sé de qué forma desde ahí llama a mi atención, logra de esa manera que su esclava vaya y le abra.

Es muy extraño el mundo de los insectos a veces me parece que se comunican con una especie de «telepatía» cuando uno por curiosito se adentra en las ondas que lanzan.

Ahí seguimos, ya la tenía como compañía, iba y venía.

Un día estaba yo como siempre sentada leyendo y llegó ella, giró alrededor de mi cabeza como solía hacer para que le abriera la puerta sin embargo esta vez estaba abierta.

-¿Qué pasa ahora?- pregunté. Sin decir nada se fue, me quedé pensando que qué era lo que le pasaría, tratando de interpretar su conducta.

No había transcurrido ni unos segundos, cuando la veo entrar cargando algo casi más grande que ella.

Se para en la ventana, me levanto, agarro la cámara, me acerco, le tomo unas fotos, su carga era un gusano al cual mete dentro del agujerito y desaparece en él.

-Mira tú lo que querías- le digo- que te fotografiara con tu gran adquisición, ahora vas a poner los huevos, tal vez me estabas pidiendo que te documentara para ver si apareces en el Discovery Channel y quedas retratada para la posteridad o sencillamente tratas de mostrarme tus costumbres.

 

 

Me sacó una gran sonrisa lo acontecido que valió por todas las veces que hice de su servidora.

Al rato vuelve a salir, va y viene como cargando tierra, imagino que para tapar el hueco.

Ahí recordé a otra que conocí, esa trabajó un túnel en la tierra, metió al gusano, lo tapó con pequeñas piedrecillas que con mucho esfuerzo empujaba, para que sus crías cuando nacieran tuvieran que comer.

Tal vez un día se las presentaré cuando me sumerja en los archivos de otra época, donde habitaba la selva.

Aún sigue dando vueltas por la casa, parece que se siente cómoda en ella.  Ahora tiene otra ventana, la verdad que no molesta para nada, pues ya mantengo abierto para que vaya y venga a su conveniencia, aunque de vez en vez se da una vuelta por donde estoy, pienso que como saludando y reconociéndonos.

 

MÉXICO

 

ENCUENTRO INESPERADO

 

 

 

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8 comentarios en “ENCUENTRO INESPERADO: LA COMPAÑERA DE CUARTO

    1. ¡Qué bueno Eva!, es que el encierro ya me está volviendo más loca de lo que de por sí era, y estos animalitos también tienen algo en ellos que es extraño, pues cada día se me aparecen nuevos por todos lados, es una cuestión de enfoque creo, o quién sabe. Eso sí son tiernos, un abrazo grandototeeeee

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  1. Muchas veces los humanos subestimamos a los demás animales llamándoles bichos o «hermanos menores», como si éstos crecieran de inteligencia.
    Sin embargo tu relato es una prueba de que no es así, inteligencia le sobró a la hora de comunicarse con vos.
    Gracias por compartir tus experiencias con otros animales. Yo lo agradezco mucho ya que mi vida urbana no me regala tan a menudo ese tipo de visitas.

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    1. Gracias Ruth, sin lugar a dudas que los subestimamos pues no podemos entenderlos y creemos que porque no hablan como nosotros no se comunican, más allá que en lo personal pienso que hay otras formas más desarrolladas y no tan primitivas como las que nosotros usamos y por creer lo contrario seguimos en la ignorancia.
      Hay muchas cosas que en lo personal me sorprenden, sobre todo en el mundo de los insectos-
      Te mando un abrazo grande

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  2. La naturaleza nos presenta ejemplos excelentes de madres abnegadas. La avispa alfarera y la negra cartonera como esa amiga tuya son junto a la mantis religiosa de los insectos más inteligentes. Un abrazo.
    A veces les cuesta encontrar agua y agradecen disponer de unas gotas cerca.

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