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HISTORIA DE ANIMALITOS: EL MAULLADOR

 

EL ALMA EN PENA

A cada tanto lo escucho maullar como en una lamentación, lánguida, quejumbrosa, sufrida, donde su voz parece una desdicha que no encuentra eco en nada ni en nadie del alrededor.

Solo es un sonido que se puede escuchar a cualquier hora del día, aunque suele hacerlo más en la mañana temprano y en las tardecitas, como si merodeara por los techos de las casas vecinas, deambulando, en busca de quién sabe qué o a quién, tal vez a alguien que lo acepte o a un amor perdido.

Cuando lo oigo salgo a ver si por esas casualidades me lo encuentro y lo conozco a ese ser que está detrás de los bigotes que imaginaba que tenía, pues indiscutiblemente era un gato quien los ocasionaba, tal vez uno fantasma que había quedado prendido a este lugar, pues desde que el retiro comenzó anda por ahí, sin embargo como forma visible no se aparece.

 

Un día, en un amanecer, donde los pajarillos comenzaron a cantar de una forma muy sincronizada, que hacía que uno abriera los ojos y el oído se aguzaba para sentirlos y el Hermano Sol desplegaba los primeros rayos de un amarillo intenso que pronosticaba cómo iba a estar el día de caluroso, donde la luz se expandía y abría paso a que la obscuridad se retirara, no muy lejos esa voz entre desventura y ensueño se dejó oír.

Me daba mucha flojera levantarme en una hora tan temprana, sin embargo ya estaba despierta, di algunas vueltas, remolinee un ratito y me levanté a ver si por esas casualidades podía encontrarme con él.

Más allá ya no se percibía, el silencio había invadido y todo había regresado a la calma.

Fui derecho a prepararme ese delicioso café que es la cereza del pastel del despertar que hace del levantarme cada mañana una maravilla, un milagro para agradecer.

Puse el agua a calentar y mientras me acerqué al mini huerto para ver el crecimiento sorprendente con que cada día los jitomates me reciben, ya son más de treinta los que esperan madurar y todos los días salen flores nuevas y ni que decir del cactus que ya largó otra hoja, el frijol que va para arriba y las lentejas que ya regalaron los primeros frutos, el kalanchoe, ese desapareció, hay que esperar a ver si vuelve a aparecer.

Las luces que el Sol desplegaba estaban hermosas, unidas al silencio que solo interrumpían el canto de los pájaros.

De repente sentí una presencia, levanté la cabeza y frente a mí  lo vi, pasmada me quedé, pues no esperaba encontrármelo, sentado en uno de los muros, allá en lo alto acicalándose, mientras dejaba que el Astro Rey lo bañara con sus rayos.

 

 

Ni se inmuto, como si no me hubiera visto, el seguía con su baño matinal, muy metido en su rutina de autocuidados, muy compenetrado en cada uno de los movimientos que realizaba. La higiene personal era prioritaria.

Entre a la casa por la cámara, pues si se dejaba era hora de fotografiarlo.

Seguía acicalándose, limpie y limpie su pata, con una compenetración digna de imitación.

 

 

Empecé a tomarle fotos, seguía igual como si nada, yo no existía, me quedaba la duda si no me había visto o se hacía el desentendido.

Se lo veía muy en paz, con una personalidad media de la calle, como aquel que sabe caminar muy bien los techos, disfrutar de las dádivas que la vida manda y con cara de no muy amigos, algo desconfiado.

Como estaba un poco alejada de donde se encontraba, decidí dar un paso adelante, ahí fue cuando detuvo su higiene personal y se quedó mirándome fijamente, como descubriéndome y midiendo que era lo que iba a hacer, como también él sorprendido de que alguien se metiera en su territorio donde él era quién dominaba.

 

 

-¿Tú eres el que maúlla, con tanta insistencia?. ¿Qué es lo que te pasa?-pregunté

Solo me miro y sin darme mucha importancia siguió con su tarea de dejar su pelo brillante.

 

 

Seguí tomándole fotos y el posando como si nada, hasta que di otro paso adelante y de nuevo se quedó mirándome, como que se le sentía que ya no le gustaba mucho que me acercara.

Se quedó unos momentos frente a mí, por un rato nos quedamos los dos viéndonos sin bajar la mirada.

Me extrañaban esos ojos con los qué me veía, ojos amarillos que parecían que estuvieran vacíos, no se le notaba el iris, ojos espectrales, más allá que por su actitud corporal estaba tranquilo, no se le sentía que estuviera alterado o a la defensiva, más bien había sido importunado.

 

 

Luego se paró y desapareció por el techo de la casa de al lado.

Así fue como lo conocí a este vecino que como ánima penando deambula por los alrededores, buscando tal vez quien lo secunde en sus aventuras por el vecindario  o lo acompañe a tomar el sol de la mañana.

 

MÉXICO

 

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8 comentarios en “HISTORIA DE ANIMALITOS: EL MAULLADOR

  1. Ese gato vino a hacerse la limpieza porque después de vigilar durante días, intuye que eres persona de tranquilidad contrastada. Regresó el invierno y las plantas continúan a resguardo en el pequeño invernadero. Un abrazo.

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    1. Gracias Eva, extraño este animalito.
      El huerto se ha puesto precioso, ya comencé a cosechar los primeros tomates, y lentejas, las cuales sirven para semilla, pues son poquitas las que salieron.
      A mí también me encanta cuando veo las plantas crecer.
      Un abrazo grande

      Le gusta a 1 persona

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