Esperando a la modelo
El cielo estaba de un azul intenso, lo miraba desde la ventana que da al patio. Salí a tomar un poco de fresco y a ver si ya Ella se había asomado pues era la hora en que salía de atrás de la montaña y empezaba a surcar el firmamento.
Tenía que aguardarla desde la casa, con eso del confinamiento o el retiro como me gusta llamarle, pues lo sumerge a uno dentro de otra posibilidad y no lo encierra en una obligación provocada por una pandemia. Se abre la mente a dejar que se viaje hacia el interior, hacia ese espacio en donde se es el observador de lo que acontece, donde el espíritu espera.
Estaba buscándola y de repente ahí la vi, muy tenue aun, el hermano Sol y la claridad del fondo no permitía que Ella deslumbrara.
Estaba en su cuarto creciente ya faltaba poco para que se volviera la Superluna más grande del 2020 la Luna Rosa como le llaman pues dicen que brota sobre un paisaje de flores de ese color, ¿quién sabe?, más allá me gusta el nombre.
Esperé un poco para que a medida que el Astro Rey se ocultara ella elevara su luz.
Me senté en una de las vueltas que tiene el patio, donde se la veía a lo lejos, mientras miraba todas las varillas que sobresalían y se retorcían en el techo.
Esas creaciones humanas que estropean la visión de algo que podría ser estético, sin embargo las azoteas se transforman en una cantidad de fierros retorcidos, cables que se cruzan, castillos para elevar columnas para seguir construyendo en un futuro, tinacos, antenas y todo lo que se pueda uno imaginar.
Mi desafío actual tratar de darle algún sentido a eso que rompe la mirada y la atasca, más aun que cada día se limita la posibilidad de darle otro ángulo a la fotografía, ya confinado uno se da cuenta que las variaciones se encuentran en el fondo, la figura siempre es la misma, aunque hay que descubrirle posturas que a simple vista no se han visualizado o los cambios de luces.
En eso estaba, viendo de qué forma irla retratando a esa modelo que elegí que todos los meses la espero, tengo cita con ella, ya sea en la platea de piedras, la que está al lado de la Iglesia en un montículo que libera la visión y deja que se pierda, donde sopla el aire que refresca al cuerpo, a la mente y renueva.
A pesar que el pueblo en general está vacío, uno puede caminar por sus calles sin encontrarse a nadie, ni siquiera un auto que las circule, no he salido, más vale quedarse dentro, el cuidado no está siendo del todo entendido, como en cierta forma estamos frente a un intruso invisible que hace que se piense que no existe, que no está, hay veces que lamentablemente hay que esperar a los muertos para que se tome consciencia y así mismo, está ese pensamiento que tanto daño hace: «a mí no me va a pasar».
Me llama mucho la atención como hay un gran desconocimiento, hace un tiempo ya cuando recién empezaban las medidas de su sana distancia, de tener cuidado al toser y estornudar, lavarse las manos, usar el gel, quedarse en casa, bueno todas esas que uno piensa que ya se conocen, observaba un movimiento en la calle mientras estaba en la ciudad, paró un auto, donde venían tres personas en él, todas mayores, el conductor venía bebiendo un jugo de litro, de la casa salió un niño, al cual lo invitó, para luego pasarlo a los pasajeros de atrás donde todos tomaron del mismo.
En eso sale una mujer con tapabocas y poniéndose gel, sube al asiento de atrás y le pasan la bebida, se baja el tapabocas y se toma un gran trago.
Si bien esto ocurrió cuando recién se anunciaba la cuarentena, fue algo que me sorprendió mucho, ese cuidar un aspecto y no tener en cuenta los otros.
-Esto sí que va a estar serio, no hay entendimiento
El sol ya se preparaba para irse, el cielo irradiaba en ese azul eléctrico y ahí Ella, bella, bellísima, se mostraba entre esos hierros dándoles otra apariencia.
Me quedé un muy buen rato, tratando de buscar la mejor forma de retratarla.
Aquí les dejo algunos de los encuentros en este juego que nos hemos propuesto pues ya van varios meses que aquí, en este patio, nos ha tocado vivir su aparición, pues mi retiro empezó mucho antes de ser decretado, por diferentes circunstancias la Vida me había orillado a ello, más allá que me dio antes de encerrarme totalmente unas semanas de chance de moverme.
Así tomándole fotos, fue la despedida hasta el otro día cuando ya sería Luna Llena, la llamada Rosa y a la cual esperaría para ver su color ámbar con la cual me habían dicho que se teñiría.
MÉXICO
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Las fotos están lindas. El texto es malo: parece redactado al aventón, revuelto y aporta poco. Hay mucho que podrías quitar del texto, dejarlo en dos o tres párrafos y dejar las fotos. De hecho, curiosamente –no sé si te diste cuenta– lo más bello de las fotos son precisamente «esas creaciones humanas que estropean la visión de algo que podría ser estético». Sin esas creaciones humanas, tus fotos hubieran sido comunes, corrientes y vulgares. No lo son. Saludos.
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Gracias por tu comentario, por esa impresión que te causó y lo de las fotos fueron hechas como dice en el escrito, que tal vez no quedó claro pues le faltaron palabras para el entendimiento, para lograr esa estética
frente a los hechos de cómo se ve en la realidad. Un abrazo
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Por lo menos la luna sigue disfrutando de libertad. Es verdad lo que dices, no todos han tomado conciencia de la gravedad y realidad que vivimos. Hay personas que los fines de semana se saltan el confinamiento, unos lo consiguen, otros no. Es como si a ellos les diera igual contagiarse, no se dan cuenta que así ponen en riesgo también al resto. Como siempre el ego por encima de la solidaridad. Le deseo buen fin de semana a pesar del encierro
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Si, por ahora pues en cualquier momento la atan. La poca consciencia es el mal del momento y de solo estar girando alrededor de sí mismo y de las necesidades personales, la solidaridad si afecta los intereses se acaba en el instante.
Por otra parte también se ve lo contrario, muchos seres humanizándose y viendo por otros, esperemos a ver que pasa luego de esto.
También te deseo una hermosa semana
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Parece que Ella escapó de la prisión reventando barrotes, no hay quién la detenga en su largo caminar. Con los hombres sucede lo contrario, que nos mandan parar y unos se detienen, otros siguen corriendo al encuentro con la enfermedad, esperando, como los toreros, hurtarle la cara a la muerte por medio de un requiebro en el último momento. Luego llegará el miedo y detrás el pánico.
Cuídate mucho y sigue los consejos sanitarios. mascarilla, guantes, lejía para limpiar, guardar las distancias y permanecer en la casa el mayor tiempo posible.
Un abrazo.
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Sí así es, justo el otro día los miraba y se me hicieron los barrotes de la cárcel, tienes razón ella salió corriendo.
Al principio no se dan cuenta, bien dices luego viene el terror a apoderarse del encierro y bueno saca muchas veces lo peor de cada quien
Sigo las reglas y no salgo ni a la puerta, ya llevo más de un mes encerrada, me metí sola, por las dudas, por aquí pocos se cuidan. Un abrazo
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Claro Themis el contagio siempre llega a través de contacto con infectados, Se puede salir a comprar, pero siempre manteniendo distancia, con guantes y mascarilla y dejando luego los zapatos fuera de la casa, Es una enfermedad muy mala, aún ignoramos cuales son los daños permanentes que pueda causar y sobre todo ataca con especial virulencia a los que tenemos más edad.
Desde el 18 de Febrero apenas salgo de casa. Un abrazo.
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Por eso yo no estoy saliendo, tampoco tengo la necesidad salvo sería para dar una vuelta, pero mejor me quedo dentro. Ya perdí la cuenta del tiempo que tengo de no salir, pero prefiero cuidarme pues como dices somos grupo de riesgo. Un abrazo grande
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Bonita siempre la luna 🙂
Algunos siguen sin enterarse o sin quererse enterar. Aquí también se ven comportamientos irresponsables. No tanto como beber de la misma botella pero casi.
Un abrazo y a llevarlo lo mejor posible.
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Así es Eva, aquí quién sabe que es lo que pasa, pues no hay una información que se crea eso es otro problema. Hay una parte de la población que sigue como si nada, no entienden es algo que me estoy dando cuenta.
Otro abrazo grande para tí
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