El acosador
Carlitos llegó una noche, sin ser esperado, así como así, resulta que igual que Hienita, era un gato de la calle, abandonado, andaba por los mismos rumbos, por una de las escuelas del lugar y similarmente solo se dejaba tocar por una persona y adivinen ¿quién era?, el mismo que lo hizo llegar a la casa.
-Pobrecito, estaba solito y se me subió.
Parece que los gatos tienen un sentido muy peculiar para saber cómo conmover a cierto tipo de personas y con seguridad que olfatean la buena onda del elegido hacia los felinos, con cinco en la casa, ¡claro! que se va regando un sin fin de perfumes tentadores; pues más allá los gatos conocen los humores y los tratos a través del aroma y bueno son especialistas en dejarlos impregnados en toda la ropa y hasta creo que en la piel de los que los rodean. Pienso que aquellos que convivimos con ellos, llevamos su olor aunque nos bañemos, lavemos nuestra ropa, nos pongamos perfumes, hagamos lo que hagamos, oleremos a la esencia que los gatos saben leer.
Pues luego de residir con tantos gatos me ha sorprendido todos los que se me han acercado en diferentes lados, como que dicen: «esta es de las nuestras, voy a ir a maullarle para ver cómo reacciona y si la puedo agarrar por el lado del corazón».
Son conquistadores aunque no lo crean. Ellos van extendiendo sus dominios dentro del mundo humano y buscan la buena vida, que los atiendan cuando se les pega la gana, que los consientan. No quiero decir con esto que son «oportunistas» dentro del mundo animal pues me va a caer medio mundo encima, ya que estamos viviendo otra época dorada donde se ha regresado a idolatrarlos como los egipcios, por otra parte la soledad se hace eco de esta época de la vida y los felinos son una salida, indudablemente absorben las cargas negativas, son buena compañía y son más independientes.
Carlitos llegó con la intención de posesionarse del lugar como «líder» absoluto ya que pienso que entre los aromas que emitía quien lo recogió, leyó que no había una autoridad gatuna dentro de los de la casa. Más allá que no es un gato aguerrido, sino es «maloso», quiere todo para él, no puede ver a un congénere en un lugar o habiendo encontrado su espacio, pues el arremete y de alguna forma lo tiene que quitar, lógicamente, peleándolo.
Lo mismo sucede con la comida, hay platos suficientes para todos, sin embargo él quiere comer en el que está otro gato, va y lo quita, para luego ver a otro comiendo en otro e ir y sacarlo, hasta que se queda solo y mira para todos lados como esperando la reacción de los demás. Lo extraño es que los otros no reaccionan, solo se apartan, lo miran desde lejos como si fuera un apestado.

Hay veces que no sé si lo hace por envidioso o porque está pequeño y busca la aceptación de la hermandad gatuna, más allá que sus métodos dejan mucho que desear, consigue el efecto contrario, eso sí con él llegaron las broncas de gatos y los maullidos de enojo, que antes no se daban, por lo menos de esa forma.
La llegada de Carlitos, al cual le pusieron ese nombre pues dijeron que tenía cara de llamarse así, provocó el gran caos con la Pepis, ya que fue su dueño quien lo trajo, como conté en su historia tuvo una crisis de depresión y hasta el día de hoy son contras acérrimos, tanto que yo nunca la había visto tan indignada como cada vez que lo ve a él, se encrespa, no lo soporta, no tolera que ande cerca. Hay temporadas que cómo que quiere largar la toalla y que haga lo que quiera, total se pasa más afuera que adentro, pero hay algo que con el tiempo brinca y lo vuelve a alucinar.
Lo bueno que tiene Carlitos es que pasa la mayor parte del tiempo recorriendo el vecindario, visitando a sus amigos, si pues es algo amiguero con los animalitos del alrededor, en la esquina hay dos gallinas rescatadas de la olla y él va y le gusta contemplarlas, se sube al muro y desde ahí las mira. No ha dado señales de quererlas cazar. Tal vez pueda ser que como la fábula de la zorra la de: «Las uvas están verdes», por las dudas la vecina está avisada de que vigile y las gallinas muy bien cuidadas.

Cerca de la casa hay una gatita igualita a él, parecen hermanos y se los ve corretear por los alrededores y juntos jugar, bueno eso es lo que parece, no vaya a ser que en realidad la gatita huya como en la caricatura de Pepe le Pew, eso estaría para averiguarse.
Igual que va a visitar un perro que está a unas casas de distancia y ahí se puede ver a Carlitos echado junto a él, pues el perro es de esos que le encanta corretear autos y ladrarle a la gente, por fastidiar nada más, por puro entretenimiento. Ya todo el mundo lo conoce es el centinela de la cuadra y con gritarle el nombre, ya cambia su actitud.
Carlitos va y se acuesta en el césped a su lado, esperando a veces por horas que pase alguien o suceda algo que rompa con la monotonía del lugar.
Anda por todas partes, me ha tocado que a veces cuando voy caminando por la calle, me lo encuentro y me empieza a seguir como si fuera un perro, con la cola muy paradita y a mi lado.
Es como si no tuviera límites, ni conociera el peligro, le gusta la bronca y sobre todo fastidiar a los otros gatos.
Un día llegó a mi cuarto y ahí estaba él muy acomodado en mi cama en el lugar en donde se acuesta Hienita, la única de todos los gatos que permito que esté en mi espacio.

Me miraba con sus grandes ojos verdes, con cara de «haber que vas a hacer ahora», fui a sacarlo y se aferraba, no quería que lo moviera.
En eso llega Hienita y al verlo en su lugar como que se saca de onda y se acerca a la ventana para huir, pues el siempre que la ve la tiene que fastidiar.
Fue todo un conflicto, no quedó de otra que agarrarlo, desprenderle las uñitas de la colcha y llevarlo para el otro lado de la casa.
Pero ahí no quedó la cosa, desde ese día comenzó a impedirle el pasaje para mi cuarto, se ponía delante de la puerta y no le permitía acercarse.
Hiena empezó a espantarse y a no querer pasar, por más que la llamaba, no se atrevía, me miraba y no se movía. Bueno, no quedó otra que dejar las cosas claras entre los dos, Carlitos podía ir y venir pasando por mi recámara, sin embargo no se podía estacionar ahí y menos arriba de la cama. Digamos que los conflictos siguieron, pues parece de lento aprendizaje o que le encanta ver a los otros enojados o a la defensiva.
Otro que hay veces que no sabe en donde meterse para que no lo persiga y lo acose, es el Güerito, el pobre, las trae todas con él, quien sabe que karma carga, desde que llegó lo atormentó, calculo que por ser macho, es el que peor se la lleva dentro de todo, pues ni defenderse sabe.
En realidad como fue muy poco el tiempo que estuve con él, no llegué a conocerlo bien, ni a tener una cercanía como con los otros, además como que no acepta estar con todos, sin hacer algún acto para correrlos y volverse el centro de atención.

Quién sabe que va a pasar con Carlitos, las esperanzas de que cambie no son muchas , no hay apuesta favorable para él, sin embargo, existen los milagros y hay que ver si con el tiempo no se manifiesta uno ellos y por arte de magia se transforma y por fin se integre a la comunidad gatuna sin buscar la supremacía, sino la convivencia en paz.
Y ésta es la última historia de los gatos con los que conviví por un largo tiempo, salvo con él que fue muy poquito, por aquí se va cerrando por el momento las: HISTORIAS DE GATOS,
Las Toscas
Uruguay
2017
HISTORIA DE GATOS: NACIDAS EN EL DESIERTO Primera entrega
HISTORIA DE GATOS: PEPIS Segunda entrega
HISTORIA DE GATOS: SASA Tercera entrega
HISTORIA DE GATOS: HIENITA Cuarta entrega
HISTORIA DE GATOS: MALORY Quinta entrega
HISTORIA DE GATOS: EL GÜERITO Sexta entrega


A Carlitos, el último en llegar pero … quiere marcar la cancha y dominar y sí son asi algunos super mansos, otros peleadores y él …. el dominante.
Bravo Themis a seguir con historias gatuna,
Abrazo
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Gracias Marisol, si así son, a ver que animalito va a ser el próximo para contar su historia. Un abrazo
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Linda y muy entretenida historia la de la vida gatuna, Carlitos, gracias por compartirla La nonna vaga
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Pese a su carácter dominante y peleón, me ha gustado Carlitos. En la primera foto tiene cara de malo, en la última está muy guapo.
Lo que ya no me gustaría es ser gato y tener que convivir con él.
Qué pena que se acaben las historias de gatos, en esta además también hay gallinas y un perro.
Bueno, ya nos hablaras de otras cosas también interesantes.
Besos, Themis
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Sí, había que saber tomarle el ángulo de la foto, para que saliera con cara de menos pelionero.
Me han pedido que siga con historias de animalitos, entonces estoy viendo de publicar de otros con los cuales he tenido el placer de compartir mi espacio.
Un abrazo grande
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Sería genial. Tienes mucha sensibilidad para entenderlos y captarlos
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Excelente conclusión para la presentación de esta familia felina. Creo que a Carlitos una forma de bajarle los humos sería llevarle al veterinario y que…. Jajaja. Un abrazo.
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Gracias Carlos, ya pasó por el veterinario, esa medida ya se tomó sobre todo para no seguir fomentando el nacimiento de más animalitos, sin embargo los resultados no cambiaron. Un abrazo
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Algunos de los que hemos tenido en casa han cambiado el carácter tras esa intervención y el ambiente mejoro bastante. Si bien aquí suelen ser las damas las que, tarde o temprano, expulsan a los machos. Se ve que las españolas son más aguerridas. Jajaja.
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Mira que me hiciste reír, aquí ya se hartaron de ser aguerridas sin ningún resultado, y se volcaron ahora a la indiferencia y a apartarse de él, le dan vuelta la cara. Un abrazo
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