EL RÍO DE LA PLATA
Las Toscas es un balneario de la Costa de Oro de Uruguay muy tranquilo y en paz, como me lo definió alguien una vez:
«Es un geriátrico por donde podés andar suelto»,
ya que habitan muchos jubilados que a su retiro decidieron mudarse de la ciudad.
En ella vivió por los año 70 Alfredo Zitarrosa, un gran músico popular uruguayo e Idea Vilariño una poetiza que durante los años de la dictadura se fue a vivir al lugar, cuando prácticamente sobraban los dedos de la mano para contar las familias que vivían durante todo el año.
En esa época las casas eran para el veraneo, por eso la mayor parte del tiempo estaban deshabitadas.
A pesar que con el paso de los años se ha ido urbanizando y eso le ha hecho perder lo agreste y el «ser humano» ha ido modelando a la Naturaleza a su forma, dándole su toque cuadriculado, más allá de lo que sea, sigue siendo un lugar donde el silencio impera y es difícil que los que habitan, lo profanen.
Las Toscas está bañada por el Río de la Plata, el que parece mar, sin embargo su agua es dulce, por eso uno de los tantos nombres que recibió fue el de «Mar Dulce», dado por un navegante que llegó y que al probarla se sorprendió que no supiera salada pues estaba creído que estaba en un mar.
El Río de la Plata es el más ancho del mundo, su otra orilla se encuentra en el territorio argentino.
El Océano Atlántico comienza aproximadamente a unos 90 kilómetros de aquí.
Sus aguas suelen cambiar de color, de un marrón obscuro que puede mostrar la cresta de las olas pintadas de ocre, lo que lo hace verse como un mar de chocolate, pasar al verde, según sus aguas se junten con las del océano y soplen quien sabe que vientos y quien sabe que corrientes lo tienen que alimentar.

y el azul cuando el cielo se refleja en él.

El plateado es otra tonalidad con la que se suele maquillar, sobre todo después de la puesta del sol, los días que está sereno, casi callado, donde parece que una fuerza superior se hubiera apoderado de él y lo estuviera convirtiendo en un lago.

Esto suele suceder luego que el Sol dorado tiñó sus aguas por unos instantes.

Por eso es muy normal entre los asiduos a la playa el preguntar: ¿de qué color está el agua? y de esa forma se sabe si es dulce o se volvió salobre, información relevante para los pescadores, por ejemplo.

Sus colores cambian, igual que su forma de ser, de manso y suave, donde pareciera que está dormido, a olas agigantadas, enfurecidas, bramando como en un grito de guerra.
Diciembre es el mes que trae a los visitantes que hasta Semana Santa estarán yendo y viniendo, enero es el mes cúspide donde todo se desborda pues parece que todos quieren llegar en la misma fecha.
Las calles del balneario se llenan de autos y grupos de personas que se desplazan, el ritmo cambia y pierde por unos meses esa placidez que lo caracteriza, ya que los recién llegados traen la frecuencia de ciudad instalada, la cual no pueden dejar en sus casas.
Por otro lado verlos disfrutar de esa «libertad» que en una parte les da el estar alejados un rato del ritmo vertiginoso, del control, de la «maquinaria», del reloj, rodeados de Naturaleza, sin estar encerrados entre cuatro paredes, tomar mate con la música del mar de fondo, en una llamada al relax, ver a las familias compartir juntos es algo digno de resaltar y de preservar, ya que cada día esos espacios de sana convivencia familiar y con amigos, se van perdiendo, sin darnos cuenta el «monstruo táctil» nos va absorbiendo y nos come la cabeza.

Eso sí sería bueno, para aquellos que vienen de fuera TOMAR CONCIENCIA del sentir del lugar adonde llegan, respetarlo, tratar de preservarlo, aquí o en cualquier parte y no hacer fuerza para que el espacio cambie por ellos, pues en un rato nada más lo habrán contagiado con los factores «comodidad», «bienestar», «necesidad», que tanto mal le han hecho a la humanidad.
TE INVITO A QUE VISITES EL BLOG
puedes encontrar otras entradas que te pueden interesar.
GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Mi lugar en el mundo !!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Qué buen lugar!
Me gustaMe gusta
Gracias Themis, por las imágenes creía que era agua marina pero ye leí que no siempre es así. Me gustan las playa solitarias. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es Carlos es un río a los que los uruguayos llaman mar. De la soledad de sus playas puedes gozar todo el año, antes que lleguen los turistas. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy interesante. Gracias por acercarnos a ese lugar tan especial (y lejano) Un saludo desde España
Me gustaLe gusta a 1 persona
Otro gran saludo para tí. Un abrazo
Me gustaMe gusta
Bellísimo lugar, se siente la paz! Gracias Themis!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Belita, la paz y el silencio es una parte de él, salvo en el verano. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 2 personas
Me gustaría ir pero me pilla muy lejos. Me conformaré con tu relato y tus imágenes.
Saludos, Themis
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí Eva, está lejos, sin embargo si un día puedes visitar Uruguay, ¡hazlo!, es un país muy pequeño y muy bonito, su mar que en una parte es río es el disfrute cada verano de miles de personas de toda la región que llegan a él. Un abrazo grande
Me gustaLe gusta a 2 personas