APRENDIENDO A CONVIVIR
En el Ranchito en México, teníamos una nueva inquilina, que la habíamos descubierto viviendo adentro del petate que usamos para trabajar con los niños. En las noches cantaba, dándole melodía a la casa, pidiendo que el agua viniera, pues las lluvias estaban demoradas. Cuando el riachuelo nació, ella desapareció. La habíamos bautizado como Paco el Chato.
Transcurrieron las semanas, sin que Paco el Chato diera señales de vida, casi nos habíamos olvidado de ella, ya que los aconteceres en el bosque son muy frecuentes y otra situación llama a la curiosidad, hasta pensamos que había abandonado la casa.
Más allá que de repente alguien lo recordaba y preguntaba si no se había dejado ver.
También ya estamos acostumbrados a que los bichitos, van y vienen, por temporadas, salvo las arañas que hay que mantenerlas a raya.
Y de nuevo el elemento sorpresa apareció, sin esperarlo un día me la encuentro descansando sobre una cobija y en cuanto me percibió de un brinco se esfumó. Para regresar otro día al mismo lugar, se ve que le gustó, pero esta vez ni se inmutó. Ahí se quedó, por un largo rato, luego se fue y no volvió.
Hasta hoy que al abrir el petate, ahí estaba muy tranquila reposando.
Nos miraba con sus grandes ojos, se la veía más repuesta, nos observaba de la misma manera que nosotros lo hacíamos con ella y no nos quedo otra, que decirle que se fuera, pues no se quería mover, pero teníamos miedo de aplastarla y el petate teníamos que usarlo. Cuando la bajamos no le gustó mucho, pero no se resistió, se fue a dar la vuelta. Creo que entendió que el petate es compartido.
Eso sí, se dejó fotografiar de diferentes ángulos, sin protestar, posando para que todos la conocieran.
-¡Paco el Chato!, regresó.
-Ya vive de nuevo aquí.
El simple hecho de verla entre nosotros, nos puso muy feliz. Es nuestra vecina, un ser con el que compartimos el mundo y tenemos que aprender a convivir.
La vimos alejarse y luego nos pusimos a armar rompecabezas y jugar memoria.
Ahora de vez en vez, la encontramos en el petate o la vemos dando brincos por ahí, sin ni siquiera molestarse en alejarse cuando nos ve.
-Hola Paco, ¿cómo estás?- le preguntamos.
Nos mira fijo y sigue su camino.
Tal vez diciéndose:
-Otra vez, ahí están esa bola de locos, con los que tengo que compartir este mundo y me sacan de mi reposo.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ HASTA LA VISTA !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Espero hayas disfrutado esta historia…!
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
Me encanta que con una vivencia construyes una historia para un post.
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Gracias, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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¡Volvió Paco el Chato! Creo que la mantita le gusta
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Así es, le encanta esa manta, ya creo que se instaló en la casa. Un abrazo
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