Como copos de algodón deambulan por los Cielos.
Van tapando las montañas en su andar etéreo.
Pequeñas islas emergen en las cumbres.

A medida que el sol dirige su andar hacia el ocaso, van mudando su vestimenta, las cuales matizan de colores radiantes, hasta el desvanecimiento.

De esa forma se va entrando a un mundo de un sentir irreal, como si fuera pintado por un gran Creador donde la belleza emerge, dando vuelo a la luz, al color, al ritmo, al movimiento, donde en una sinfonía de destellos todos se complementan.
El asombro frente a los ojos se presenta, el éxtasis de la contemplación se hace eco, me sumerjo y floto en ese océano.
Sierra Mazateca, Oaxaca, México
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Gracias, por rebloguear, te mando un abrazo grande
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Hermoso, la naturaleza forma parte de nuestra esencia.
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Hola Mar, somos naturaleza también, necesitamos aprender a ser parte y no sus dueños. Un abrazo
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Qué belleza!! Estoy convencida de que jamás seremos capaces de plasmar los colores tan armoniosamente como lo hace la madre Naturaleza. Unas fotografías impresionantes!!
Un abrazo
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Así es María, la Naturaleza como creadora y en este caso pintora es inigualable. Feliz día
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