«Al fin que para morir nacimos». Dicho popular
A raíz de la presentación del libro de Julie Sopetrán y Mary J. Andrade, CALACAS: MUERTE DE RISA, donde publica una serie de «calveritas literarias» de su creación, que son un poema de carácter popular que forma parte de la tradición mexicana en el Día de Muertos, donde plantean de una forma fantaseosa una situación en donde algún amigo o personaje público se encuentra con La Pelona y ésta se lo lleva para el otro mundo.
En esa presentación que habló sobre los motivos que la llevó a la publicación ya del segundo libro sobre el tema y fueron los niños quienes la volcaron a hacerlo, aquellos a los cuales no se les permite el conocerla, que se les oculta, no así como los niños mexicanos que crecen jugando y compartiendo todos los momentos con ella, de ahí recordé mi primera anécdota con esta tradición en una escuela en la que trabajaba y que hace ya un tiempo publiqué en este blog, donde un shock cultural hizo que me cimbrara toda por dentro y descubriera de una forma intempestiva que………
AQUÍ LOS DEJO CON EL CUENTO
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Ya se acerca el día en que se les festeja y el pueblo se viste de fiesta para agasajarlos. Es una de las fechas más esperadas y para mí la que más me gusta de México.
Ya son dos días los que me despierto en el Ranchito con la música de los huehuentones, con su ritmo característico que hace que uno comience a mover las patitas y a mecer el cuerpo acompañando la cadencia, en otra entrega les contaré sobre ellos, pues tendrán una cobertura especial.
Caminas por las calles del pueblo y esa misma música se despliega desde las casas, por todos los locales que venden discos su sonido emerge……..Muertos se acerca. La comunidad prepara el ambiente para recibirlos.
Día de Muertos en México es una de las tradiciones más arraigadas, viene de la época prehispánica y se mantiene más allá de los tiempos.
La calaca obtiene un lugar primordial, todo se adorna con ella, se la representa en escenas cotidianas, en pasteles, en papel picado, se la viste de mil maneras, los niños juegan con calaveritas de luces o de papel maché, se regalan calaquitas de azúcar o de chocolate con el nombre del destinatario en su frente, las panaderías se visten de fiesta, pues venden el pan especial para esas fechas.
Se hacen los altares con sus ofrendas donde no puede faltar el agua por si el alma viene con sed después del largo camino, ni la sal que sirve para la purificación, velas, veladoras, cirios, para alumbrar la llegada y que no se pierdan, el copal (incienso) que limpia el ambiente de los malos espíritus, flores sobre todo el cempasúchitl de un color naranja intenso característica de este día, el pan de muertos, el aguardiente para recordar momentos felices y la comida que tiene como objetivo deleitar a los muertitos que nos visitan.

Opcional es ponerle las fotos de los difuntitos, las calaveritas de azúcar, cigarrillos y eso sí, si hay niños que se ofrendan los juguetes no pueden faltar, igual que los dulces, para que se diviertan cuando lleguen.

En casi todas las casas, escuelas, oficinas, museos, la ofrenda es algo que caracteriza estos momentos y la mayor parte disfrutan con ellas, así como intercambian las calaveritas literarias.
Recuerdo cuando llegué a México, me tocó la primera celebración a los tres meses más o menos de estar en el país.
Trabajaba en una escuela. Muchos días antes de la fecha todos los niños y maestros estaban alborotados realizando la ofrenda, ya que iba a haber un concurso en donde el salón que mejor la realizara iba a ganar un paseo.
El mismo día del dictamen me entero que había sido elegida como jurado.
Todas las ventanas de los salones habían sido tapizadas con cartulinas negras que no permitían la entrada de la luz ni ver desde afuera qué había dentro.
Fuimos recorriendo con los otros miembros del jurado cada uno de ellos.
Para mí, todo era nuevo, las ofrendas que representaban a diferentes regiones, alumbradas por luces de velas, donde la comida estaba expuesta junto a las flores, las calaveritas de azúcar y todo lo que lleva. Algunas tenían los pétalos de las flores regadas por el piso para marcarle el camino al ánima que la iba a visitar. Unas hechas sobre petates en el suelo, otras sobre mesas, con diferentes niveles, adornadas con hojas de palmas, la variedad llamaba la atención.
Al entrar al salón de 5to. año, lo primero que percibí fue que rompía con las decoraciones realizadas en los anteriores y muy grande fue mi sorpresa cuando me encuentro frente a una tumba muy bien elaborada y en ella leo mi nombre, mi fecha de nacimiento y ese día señalado como el de mi muerte, con un epitafio que decía algo así como que la Huesuda me había encontrado mientras cantaba, bailaba y pintaba, ya que yo daba clases de música y pintura y con ella me había llevado.
Quedé clavada en el piso, no salía de la impresión, más allá observaba todo pues era muy místico, hermoso, más algo adentro mío clamaba por huir, acostumbrada a que en mi país de origen, la muerte era algo muy triste, lúgubre, serio, donde parecía que ese día no podía hacerse nada que alegrara al espíritu, pues uno cometía «pecado», a los niños se los aleja y aquí por el contrario jugaban con ella. Me encontraba con un concepto diferente que rompía todos mis esquemas.
Los niños reían, estaban felices, representando una comida en el panteón alumbrados por las luces de las velas, todos me miraban esperando mi reacción, la cual fue de inmutabilidad.
Al salir los otros maestros me comentan:
-¿Cómo te quieren?.
-Verme muerta- contesto
Una de ellas frente a mi ignorancia y sorpresa, me empieza a explicar que era un honor que me hubieran elegido, ya que era un homenaje que me estaban haciendo.
Después de terminado el recorrido y de haber deliberado, me habían invitado a compartir en el salón de quinto la comida y allá fui.
Comí junto a mi tumba, escuchando música de mariachis que entre todos coreábamos y otras que intercambiaban para darle algarabía al encuentro.
Ese mundo era tan irreal para mí, esa concepción, el gozo, la felicidad, el festejar, el cantar, el reír, el ambiente entre velas que nos volvía a todos como espíritus que deambulábamos libres, contentos, con una gran sonrisa por estar juntos compartiendo ese momento tan especial.
Ese día yo festejé con mi muerte, pues la representación de mi tumba estaba ahí, en un acto simbólico donde me invitaba a morir para renacer a este nuevo mundo que se me abría.
Ya se me había pasado la sorpresa inicial, que hizo que un terremoto demoliera los viejos conceptos, frente a un giro tan abrupto del sistema de creencia, algo dentro mío hizo click y desde ese día el reino de la muerte cambió para mí.

La Democrática me recibió de una forma esplendorosa y me dijo:
» No pierdas tiempo, vive, que yo aquí estoy y te llevaré
cuando menos te lo esperes».
***
DESDE EL CIELO SE PREPARA LA FIESTA: LA LLEGADA DE LAS ÁNIMAS
PERSONAJE DE MÉXICO: LA CALACA
FIESTA DE MUERTOS: LOS HUEHUENTONES
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!


Estoy de acuerdo contigo, Themis, es una de las fiestas más bonitas de México, la he vivido tanto… en distintos lugares y en todos me he sentido sorprendida, admirada de cómo se conservan las antiguas costumbres y cómo se participa, se comparte unos con otros, todo, en la ofrenda, las flores, la comida, los cirios… la gente, la música, la compañía… el sentido de una fiesta ancestral. Gracias por compartir mi experiencia. Estoy trabajando en un tercer libro con el mismo tema… Me gustaría hacerte llegar los dos primeros.
Bueno, amiga, gracias por las fotos, tus experiencias tan bien contadas, todo. Una entrada muy hermosa
que he disfrutado. Mi abrazo fuerte.
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Gracias Julie, me da mucha alegría saber que te gustó, la seleccioné pensando en ´ti, de las varias que tengo escritas de diferentes lugares.
Te mando un abrazo bien grandote
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Entiendo que encontrarse de repente en medio del propio velorio, cause un tremendo impacto. Esta es una festividad muy original y una clave de la cultura mexicana. Un abrazo.
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Sí, así fue, las creencias que uno carga que son con las cuales interpretamos lo que vivimos, nos hacen en muchos momentos no entender lo que está sucediendo y equivocarnos en la percepción. Eso sí, luego cuando el pasado desaparece y se funde a ese nuevo encuentro, ahí viene: la liberación y con ella el disfrute del instante. Un gran abrazo y gracias
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¡O sea que eres de México! Me ha gustado mucho. Sentí mi México latir en mí una vez más. ¿Sabes? Ayer leí uno de una chica de España, si no la conociese me hubiese parecido que era mexicana también.
La presentación y tus imágenes lo hacen más atractivo. Felicidades!
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Gracias Maty, vivo en México nací en Uruguay, soy urumex, me alegra que te haya gustado, es que la muerte es colorida, hasta el negro adquiere color.
Qué bueno que haya latido en tí, pues eso alegra el corazón. Te mando un abrazo grande
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Hola Themis, gran relato mostrando todo sobre la tradición de muertos en México. Tengo una duda, ¿no eres mexicana? Saludos.
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Hola Ana, gracias. Son uruguaya mexicana, como yo digo urumex, llevo más de 45 años viviendo en diferentes regiones de México. Un abrazo
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Genial Themis!, nunca he estado en Uruguay, visité Argentina y Chile pero Uruguay no. Espero algún día poderle conocer. Mientras tanto tengo dos amigas uruguayas con las que platico en un chat y a través de las cuales conozco un poquito del país. Y bueno ahora contigo también, como cuando escribiste sobre la Biblioteca. Saludos.
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Tienes que conocerlo a Uruguay es un país muy especial, bastante natural en lo que cabe, todo es pequeño como él, sin embargo guarda una esencia muy profunda. Gracias Ana, un abrazo grande y buen inicio de semana
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