Era sábado en la tarde, el sol aún estaba alto
en el cielo, el calor se hacía sentir, partimos juntos tres generaciones, el nieto, la madre y la abuela, rumbo a una nueva experiencia, ser partícipes en la 5ta. edición del Concurso Internacional de Arte Callejero en Tiza, que se desarrollaba en la ciudad balneario de Atlántida, en el departamento de Canelones, Uruguay,
Tania había presentado una obra y fue aceptada, así que tenía que abocarse sábado en la tarde y domingo todo el día a terminarla. El espacio era de tres metros por tres metros. Joshua iba a apoyarla ayudándola en los primeros momentos a imprimar la calle y preparar las tizas para luego diluirlas….. yo en mi papel de documentar cómo se iba realizando el mural y el evento.
Al llegar nos encontramos con la calle ya dividida en cuadros, donde un rótulo marcaba el lugar asignado a cada participante, se recogió el material que iba a ser utilizado: tizas y tierras de colores.
Buscamos el lugar que correspondía, luego de acomodar el espacio, el primer trazo nació, dando rumbo a lo que iba ser el dibujo del mural.

Joshua se fue con su martillo a picar las tizas de colores y volverlas polvo, para luego ayudar a imprimar los lugares para ello designados. Mientras yo, tomaba fotos de cómo iban acercándose los diferentes artistas y comenzaban con sus preparativos.
Luego de imprimar, de esperar a que secara, los colores surgieron………..

El desconocimiento de la técnica, por ser la primera vez que se realizaba sobre el pavimento, significaba todo un desafío en donde lo que se pretendía no pudo ser concretado, si no que fue necesario encontrar soluciones nuevas como todo acto creador amerita frente al conflicto que se desata. Lo mismo sucedió con el tiempo que se llevaría en realizarlo, no saber a ciencia cierta si habría de ser suficiente o no, hacía que el momento se volviera intenso. Había que esperar que los colores secaran ya que la intensidad de los mismos se ve opacada cuando están mojados, todo un acto de paciencia.
La jornada duró hasta altas horas de la noche, donde Tania trató de avanzar lo más posible para tener la tranquilidad de ver su obra terminada.

A medida que se perdía en medio del mundo de colores que estaba construyendo, sus pies, sus manos, su cara se fueron tiñendo, naciendo la risa a causa de ello.
A la mañana siguiente, bien temprano para aprovechar la sombra ya que el lugar no tenía techo para guarecerse y el sol quemante de los veranos uruguayos no son fáciles de sobrellevar, partimos rumbo a Atlántida.

La calle estaba desértica, solo un visitante con un niño cargando miraba los murales y otro participante que se preparaba para retomar la labor.

El mural estaba bien avanzado, ya se habían solucionado los problemas técnicos, la confianza de concluirlo en hora ya se había restablecido y solo quedaba el terminar de pintar algunas áreas, marcar los últimos detalles, para decir el: «Ya está», que todo artista expresa frente a la obra que ya siente culminada.
GALERÍA DE FOTOS DEL DESARROLLO DEL MURAL
IMPRESIONES DE TANIA EN LA REALIZACIÓN DEL MURAL
«Lo mejor es haber encontrado una nueva técnica para ir desarrollando, desconocida totalmente. Explorarla, experimentarla, sacando todas las posibilidades que tiene para irla perfeccionando.
Lo más increíble fue la interacción con la gente que hace preguntas y se involucra con la obra: de dónde nació, si hiciste o no un dibujo previo, cómo te sientes haciéndola.
Mucha gente preguntaba sobre lo efímero de la obra, cómo me sentía con eso, la verdad es que no me lo plantee, no fue significativo en ningún momento. Hubo un gran apoyo por parte de ellos, el cual motivó para seguir adelante.

Los organizadores recorriendo y viendo que se necesitaba a pesar de las largas jornadas, tratando de agasajar a los artistas, teniendo un lugar para el agua caliente para el mate, café, té, agua. Pasando con chocolates, para acompañar el momento.
El clima amable entre todos los que participamos, ayudándonos unos a otros, con el agua, los colores, llegando a ver la obra del otro, sacándose fotos, compartiendo cada uno de los momentos de una forma fraterna, donde lo importante era convivir, gozar cada instante, donde la competencia parecía que no existía, que no se trataba de un concurso donde iba a haber un ganador, nadie veía al otro como un rival.
La gran difusión que se le dio al evento, donde cientos de personas concurrieron de diferentes lugares, comentaban las obras para ver a quien le daban su voto y de esa manera apoyar al CAIF y al Banco de sillas, que era para quienes se asignaría el dinero recaudado.
Pintar para apoyar buenas causas, que tu arte sirva para hacer una labor para otros menos favorecidos, realmente es algo muy hermoso.»


Qué bonito quedó. Que azules más espectaculares. Enhorabuena!.
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Gracias, un abrazo
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Inspirador.Qué ganas de reproducir un evento sí, en mi colonia Esandón,en la Cd.de México.
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Pues, ¡adelante!, ¡anímate! y ¡promúevelo!. Gracias por tu comentario.
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Que buen trabajo y que bonito sitio web. Te felicito querida Tania.
Besos y abrazos! Es tu hijo ese muchachón que sale contigo?
Si llego a ir a BS AS pronto, me lanzo a visitarte.
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Hermoso proceso Themis y muy creativo el documental.
Felicitaciones a las dos…bueno a los tres incluido Ioshua.
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Gracias por tu comentario, fue un bellísimo momento, lo disfrutamos mucho.
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Precioso
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¡Qué bueno que te haya gustado!. Gracias
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