MITOS SOBRE LA SAL
Dicen por ahí que el mito es el lenguaje del alma, son esos relatos que se van pasando de generación en generación y que nos narran sucesos extraordinarios con dioses o seres prodigiosos y que nos van abriendo a alguna enseñanza espiritual que nos servirá en nuestra vida o unirá a una comunidad en sus creencias.
Hoy les traigo uno de ellos, el de la sal, ese elemento que tenemos tan cerca nuestro, que usamos constantemente y que sin embargo no nos hemos detenido en la historia que encarna detrás.
«… la mar entra por la tierra, por sus venas y caños, y anda por debajo de la tierra y de los montes; y por donde halla camino para salir fuera, allí mana, o por las raíces de los montes o por los llanos de la tierra, y después de muchos arroyos se juntan y juntos hacen los grandes ríos…de manera que los ríos grandes salen de la mar por secretas venas debajo de la tierra y saliendo se hacen fuentes y ríos…»
Fray Bernardino de Sahagún
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Ella habitaba ahí en ese espacio exacto donde la bóveda celeste se confunde con el azul del mar, ahí, meritito ahí se encontraba su refugio a donde había sido desterrada por sus hermanos los tlaloques.
Cuenta la leyenda que Huixtocíhuatl, originaria de Huixtotlan, hija de Tlaloc y hermana mayor de los Tlaloques, dioses de la lluvia, casada con Tezcatlipoca, el Espejo Humeante, Señor del Cielo y de la Tierra, se la reconocía y era reverenciada como una Diosa menor del agua, así como también de la fertilidad ya que ayudaba a la gente común a multiplicarse y también a tener una mejor forma de vivir.
Un día peleó con sus hermanos, unos dicen que porque se burlaba de ellos, otros que por sus transgresiones, pues había extraído la sal de su cuerpo, de sus fluidos como la sangre, los que salían de sus axilas, el llanto y otros y eso lo vieron los dioses como un pecado, el cual era contrario a las aguas limpias y puras que ellos operaban, por otro lado representaba a la estación seca, donde la lluvia no aparecía, contraria a ello, por lo cual la persiguieron y la desterraron hasta la costa donde se encontraban las grandes aguas.
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En aquellos tiempos se creía que la sal al igual que los metales, las piedras y las arcillas, eran las excrecencias de los dioses, las cuales habían quedado metidas en la tierra y en el agua, y que los humanos si las querían de ahí tenían que sacarlas.
Ese destierro llevó a que ella concentrara la sal en el océano, pero que no solo allí se hallara, sino que esa agua salada que viaja por esos canales internos que tiene la tierra, surja en manantiales y lagunas que llevan en sí este elemento, hasta el centro del territorio donde el mar no se ve y se encuentra a mucha distancia. Hasta la actualidad muchos de los habitantes de territorio adentro creen en esa conexión entre ellos, mar y tierra unidos.
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Desde ese lugar donde ella había sido confinada enseñó a los mexicas y también lo aprendieron los olmecas, el proceso de cómo sacarla, amontonaba tierra salada y la limpiaba con agua dulce, para que quedara sin ninguna impureza y luego la evaporaba en tinajas con el calor del sol. Sacaba de este proceso dos tipos de sal la gruesa y la fina.
Luego venía el aprendizaje de cómo empaquetarla de ahí tomó costales de cuatrocientos cántaros de sal cada uno y le daba forma redonda o estirada y así se elaboraban los panes de ese preciado mineral.
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También les enseñó como curar abscesos, con orines, hierbas y sal, como pulir metales, el uso de ella con los minerales, hasta cómo lograr que se volviera un preservativo para los alimentos, el curtir pieles y muchos otros usos.
Todos estos pueblos la celebraban con una fiesta que duraba diez días, en el séptimo mes del calendario mexica, que era llamada «Pequeña Fiesta de los Señores».
Toda la noche antes del inicio de la fiesta las mujeres ancianas y jóvenes velaban bailando y cantando alrededor de la que había sido elegida para ser sacrificada al Dios Tlaloc y que lucía los vestidos iguales a los de la diosa.
«El bello ajuar, constaba de una mitra de papel con plumas de quetzal, un huipil decorado con olas de agua con chalchihuites bordados -piedra semi preciosa verde- y un enredo o falda. Su cara pintada de color amarillo, con orejeras de oro puro y sandalias con pequeñas campanas de plata. Con sus manos sostenía un escudo decorado con una flor acuática, elaborada con hojas de la hierba llamada atlacuezona, del cual colgaban plumas de papagayo rematadas en flecos recamados con flores hechas de plumas de águila. En el tobillo lucía cascabeles de oro y caracolitos blancos de reluciente plata.»
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Danzaban tomándose de las manos por medio de cordeles de flores y los señores que tomaban parte del baile empuñaban cempaxúchitl.
El día de la fiesta a primera hora se llevaban a los cautivos que habían sido elegidos al templo de Tlaloc y se los sacrificaba y después se hacía lo mismo con la mujer, imagen de la diosa a la cual se le extraía el corazón y se le ofrendaba al dios de la lluvia.
La diosa Huixtocihuatl es la deidad del agua salada nacida cuando era la época del Sol de Tierra, nos da cuenta que la sal es de naturaleza femenina como hablan los mitos, se relaciona con el océano, los peces y con el pecado y las transgresiones al igual que caliente, lo que ayuda a protegerse de los rayos y las tormentas que generan sus hermanos los tlaloques, por lo cual no es conveniente comer sal en las cercanías del agua donde moran los ayudantes de Tlaloc.
MÉXICO
FEBRERO 2024
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BLAS CASTELLÓN HUERTA -Doctor en antropología por la UNAM. Investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH. Ha realizado investigaciones sobre la sal, irrigación y urbanismo en el sur de Puebla. Dirige el Proyecto Teteles de Santo Nombre, Tlacotepec, Puebla.
BERNARDINO DE SAHAGÚN- Fue un misionero franciscano, autor de varias obras en náhuatl y en castellano, sobre usos y costumbres de la cultura del México antes de la llegada de los españoles.
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Qué fascinante y profundo es el mito que traes sobre la sal, Themis. Una historia tan rica en simbolismo, que nos conecta con la naturaleza, las creencias ancestrales y el ciclo de la vida. Me ha gustado cómo logras transmitir la complejidad y belleza de este relato lleno de enseñanzas, misterios y tradiciones. ¡Una verdadera joya!
Un abrazo 🌷
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Gracias Ivonne, son muy bellas y profundas las leyendas más cuando las estás viviendo se puede decir en el lugar en donde se gestaron y puedes aún ver los vestigios de donde salieron, de los motivos por los cuales se crearon y lo que no se puede olvidar la enseñanza detrás de ellas. Son el lenguaje del alma, Abrazo grande
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