«Señora lluvia, ¿a dónde vas?
el arcoiris viene detrás.»
La había invitado a que viniera conmigo al desierto en México en donde vivo, pues hacía mucho tiempo que no se aparecía, y los pobres «viejitos», esos cactus largos, largos, que parece que llegan al Cielo y son las antenas que lo conectan a la Tierra, los grandes guardianes, que como gendarmes custodian el inicio de la vida, cuando el gran océano se retiró y fue dejando a la tierra aflorar y se fueron transformando hasta llegar a lo que son, testigos del tiempo.
Sin embargo, ella, a la que veía caer a través de la ventana cuando estaba en la Ciudad de México, tras mi invitación, se desapareció, sin decir nada o dar una señal de aceptación.
Me quedé sin saber qué. Lo que tenga que ser será, más en esta vida que todo se estaba volviendo surrealista, llena de sorpresas y de misterios y de situaciones que más valía no contarlas pues todos dirían que la demencia senil me está alcanzando y ya deliro.
Era un cuento de aventuras, de encantos, de encuentros, de miles de sentimientos, recuerdos, un relato que hechizaba el solo hecho de estar dentro de él, costaba el dejarlo, era el viaje en el que me había sumergido o ¿era acaso, mi proyección?.
Ya de regreso estaba en la casa en el desierto, era el segundo día de mi llegada, el calor ardía, solo permitía estar tirado, estaba con los ojos cerrados, respirando profundo, para apaciguar los efectos que provocan estos tiempos, cuando de repente, como si fuera un sueño, las luces empezaron a cambiar, del amarillo intenso, a la luz blanca que empezaba a perder intensidad, ¡BLIM!, algo sucedía, algo extraño se estaba gestando, sin lugar a dudas el «surrealismo» estaba acá, lo avisaba con cambios de luces, solo había que aguardar.
¡PLAC!…¡PLAC!…¡PLAC, PLAC!..¡PLIIIIIM!….PLACPLACPLACPLAC…¡PLIM!… ¡PLIM!… ¡PLIM! ¡PLIM!..la melodía de las grandes y pequeñas gotas me cautivó y me hizo saltar de donde estaba, mientras todo se pintaba de gris, de gris amarillo.
Me asomé para encontrarme que la «Señora Lluvia», estaba aquí y con gotitas me dibujaba una figura para que la desentrañara y la iba pintando de negros y grises, cuando se apareció el ámbar, los colores estaban llegando y yo alborozaba le hablaba y le decía que le agradecía que hubiera venido y me sorprendiera de esa manera, cuando menos la esperaba.
*

*
Ahí me quedé con ella, mientras formaba un pequeño charco, buen rato me estuve mojando mientras fotografiaba el reflejo que brotaba en la poza que crecía en el patio.
Hasta que al fin, luego de saludarla pues ya estaba de retirada y mientras se iba le decía: «¡Gracias!, ¡Gracias!, por venir, por visitarnos», pues sin lugar a dudas, era un milagro.
*

*
Siguió su camino y yo el mío. Entré.
En un instante de nuevo la luz cambió, volando me salí y ahí lo encontré, a ese que siempre «viene detrás».
Con mucha timidez se asomaba, con colores muy tenues en un cielo bruñido como el barro que hacen aquí, los rayos del sol que reflejando a las gotas que habían quedado colgadas, el arcoiris había nacido, bajo la magia del gran Creador, ese que había entrado a su atelier y con mucha picardía, como diciendo: «Ya no te lo esperabas, he aquí la sorpresa» y tal vez hasta se reía, de esta pobre ingenua que de repente la fe aparecía y de repente se escondía.
*

*
Me había dado un gran regalo, para extasiarse mirándolo y ahí me quedé un muy buen rato, viendo ese acontecimiento que hacía tanto tiempo no se aparecía por estos lares y que era tan necesario: la lluvia por un lado y ese arco colorido, la señal del pacto acordado, que ya no volvería a destruir la Tierra como lo hizo con el Diluvio, que nos muestra su Gracia por más que nosotros nos empeñamos en ignorarla .
En un instante, florecieron dos, ¡qué belleza!. ¡qué encanto!, dos puentes surgían y con ellos traían la gran alegría, ratificaban lo acordado.
Él seguía ahí, sacando de su chistera para dejar al mundo que lo veía boquiabierto, aquello que desafía a toda la lógica y crea una ilusión de su enigmática existencia, ese arcano de todos los tiempos.
*

*
Esa galera que guardaba en su útero lo más insospechado, lo que se pensaba que no podía suceder o tantas cosas imposibles de imaginar, que dentro de ella se encontraran.
Como esa sorpresa que tenía guardada para darle el cierre a este espectáculo celestial.
Otro curva de siete matices muy tenue, escrupulosa brotó, se unía al primogénito que había surgido y de esa manera los dos quedaron fusionados, primera vez en mi vida que los veía de esa manera, asombraba.
*

*
Muy ligero fue su asomarse para luego irse los tres juntos absorbiéndo y las luces apagándose, había llegado el final de la función, con ello el sentimiento de vacío que provoca la conclusión de algo que nos tiene prendidos.
Solo mostraba lo efímero de todo en este plano, sin embargo había plasmado en el firmamento el símbolo de la esperanza que aún guarda el Creador con la displicente humanidad.
MÉXICO
MAYO 2024
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INVITACIÓN A LA «SEÑORA LLUVIA»
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

Un regalo más de tu parte, Themis. Más magia. Más hermosa que la lluvia (si se puede) es tu manera de relatar tus cosas interiores. ¿Qué se sintió llegar a casa después de toda la maravilla vivida en la ciudad? Estás plena. Qué bendición! Muchos, pero que muchos abrazos 😊🫂
Ah… Me fascinaron los dos últimos párrafos. Tú, Themis, VIVES EN POESÍA. Recuerdo que escribí por ahí un post que titulé «Vivir en poesía»… Algo así. Me lo recordaste.
☕☕☕ salud!!! 🫂
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De la locura al remanso Maty, a descansar un rato y caminar por esas calles vacías, con los pájaros correteando, un auto de vez en cuando y si otro tipo de magia surrealista, a veces bien real, No me había planteado eso que dices «de vivir en poesía», buena forma de decirlo, es que la vida lo es, la gran poeta para todos los gustos. Un abrazo inmenso, gracias.
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Hola Themis, bendita lluvia. Aquí desde anoche no deja de llover y es que el agua es tan necesaria sobre todo en los meses de calor. Precioso texto descriptivo cuyas sensaciones envuelven el bellísimo arcoiris. Como siempre un placer leerte. Un fuerte abrazo
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Gracias Nuria, si muy necesaria, aquí va para dos semanas de llover todos los días, y parece que aún va a seguir, se está volviendo húmedo el lugar, cosa muy extraña de sentir. Eso sí, muy bendecidos pues las reservas de agua han aumentado cuando ya casi se habían terminado. Abrazo
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Hola, Themis, ¡qué belleza! Dos arco iris juntos, preciosos. Me alegra también que la lluvia te visitara en el desierto, espero que calmara la sed de los grandullones cactus.
Un abrazo. 🙂
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Hola Merche, una muy bella imagen y un tercero pegado que mi cámara no pudo captar salvo la luz que proyectaba, sin embargo a simple vista muy tenue pero se esbozaba. Hermoso momento. Gracias, abrazo grande
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Hola Themis, la verdad es que ya era justo y necesario que se asomara porque ya estábamos cansados de tanta sequedad y calor. Claro que ahora viene con furia desmedida, espero que no haga muchos destrozos. Muy linda entrada y fotos, siempre es un gusto leerte. Saludos.
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Gracias Ana, de acuerdo la sequia estaba muy dura, ahora es la lluvia, asi están las cosas y hay que irse adaptando a ellas, pues llegaron para quedarse. Te mando un gran abrazo
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